(¿Quién es la más hermosa?)
“En 2023, el tamaño de mercado del sector de medicina y cirugía estética a nivel mundial superó los 80.000 millones de dólares estadounidenses y se prevé que dicha cifra siga aumentando de cara a los próximos años. Entre las operaciones de cirugía estética más demandadas a nivel mundial figuran las mamoplastias de aumento y las liposucciones. Por su parte, en el caso de la medicina estética, destacan las inyecciones de bótox y ácido hialurónico”, comunica la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS).
La belleza es subjetiva pero también responde a una construcción colectiva. Es decir, el afuera determina el o los modelos que hacen a la belleza. Cada periodo histórico tiene sus propios parámetros. Y sus propias exigencias. Siempre cambiantes. O eso parece. Hoy, ser flaca y de aspecto juvenil es la apuesta. Antes, se llevaba al cirujano la fotografía de una celebridad; ahora se lleva el celular con el filtro que proclama una piel impoluta, rasgos suaves; figura totalmente forzada e irreal. Las redes sociales promueven y el descontento personal crece en algunos, algunas. Además de la obediencia en otros y otras.
Con el avance de políticas de Género, lo femenino y lo masculino se transforman, creando estilos novedosos y necesarios para la aceptación de todos y todas. Estilos saludables. Se trata de crear belleza a partir de lo real, celebrando singularidades. Belleza inclusiva.
A pesar de ello, la belleza sigue relacionándose con la juventud y la delgadez. Los medios y las redes sociales bien se apuntan en señalarnos qué es bello y qué no. Sin piedad, muchas veces, promoviendo modelos que resultan frustrantes para cualquiera. Vendiéndonos cosmética y cirugías que responden a una única manera de ser bello, de ser bella. El cine y la televisión proclaman mujeres y hombres camino a la perfección estética.
Mientras, cabe destacar que la mujer madura no tiene cara ni voz, se niega y se le niega su feminidad, algo que no ocurre con los hombres maduros, que siguen siendo considerados atractivos.
Somos juzgados por nuestra apariencia. Arrojados a la miseria si no encarnamos el ideal que predomina en la actualidad. Aceptarse como se es se convierte en una odisea. Duro e incansable trabajo introspectivo. Pues el autoestima sufre con la comparación. Y así despuntan las enfermedades como la bulimia y la anorexia; en la misma medida que sube el número de cirujanos plásticos y tratamientos estéticos.
Se nos vende un modelo único. Se nos impone no envejecer. Ser delgadas y con curvas convenientes. Encarnamos el ideal o sufrimos por no ser parte de él. Desafío. Y valentía para asumirnos en nuestras particularidades. Para rechazar mandatos. Para seguir adelante. Para celebrarse siendo una misma, uno mismo. Porque la mayor belleza es la actitud.
Referencias
es.statista.com
perfil.com
lavanguardia.com
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