Meditación

Alas y raíces
en el centro
cuando me encuentro
dentro y fuera de mí.





El Papa

"Los Magos representan a los hombres y a las mujeres en busca de Dios en las religiones y filosofías del mundo entero, una búsqueda que no acaba nunca."
Papa Francisco


Más. Un paso más. Necesario. Vital. Frente a mí, el Papa. Entro en silencio en el templo, sus dos columnas me recuerdan la Ley a la derecha y la Libertad a la izquierda. Ley contenida en la Biblia, Libertad de elegir mi camino, la causa que siembro a cada paso. Regalo de crear mi destino, un mago imitando al creador. No estoy sola en la catedral, un joven está siendo aconsejado por el Papa. Ansiosa espero mi turno, tengo tanto por decir. Tanto por ser perdonado. Él parece haber intuido mi pensamiento pues me mira con los ojos bien abiertos. Ese hombre tiene fuego ariano en la mirada. Un fuego flamante, aguerrido. Necesario para el imperio de lo espiritual, parece decir. Para la apertura y la entrega que demanda el sacerdocio. La enseñanza exotérica. La comprensión y la empatía. Lleva la corona pontifical. Es la autoridad humilde que cuidará su rebaño. El pastor cuya inteligencia y bondad encontrarán a la oveja perdida. No lleva guantes. Los actos del Papa son en comunión con el orden que la compasión requiere. Lleva la cruz. Con su otra mano hace la bendición. Venimos por su ética, que le permite el criterio y la capacidad de juicio. Es su saber, su profundo conocimiento de la verdad y la belleza, la verdad y la amargura, la verdad y esperanza: lo que venimos a buscar. Cerca del Papa me siento reunida en mi fe. En mi manera de acercarme a Dios y a mis hermanos. Como el sol, integrándose a un enigma latente en la plenitud y el dolor de cada ser. Siento la reconciliación y ternura del joven. Es mi turno ahora. Asumo: tengo tanto por aprender.