Meditación

Alas y raíces
en el centro
cuando me encuentro
dentro y fuera de mí.





Júpiter

El planeta llamado Benéfico Mayor. Astro de expansión, regente de Sagitario. Lo que toca Júpiter se agranda. Relacionado con la religión, la filosofía, también con la curación, la Ley, la moral, la ética, lo próspero. Según algunos astrólogos representa el arquetipo del maestro, que transmitirá sus conocimientos, a sus discípulos, evitando que así se pierdan. Júpiter es el planeta con mayor tamaño de nuestro sistema solar. Tiene anillos. Es gaseoso. Acompañado por alrededor de sesenta satélites, siendo Europa la luna más famosa, pues está congelada y hay quienes suponen que debajo de su superficie podría haber agua y vida. En el Tarot de Marsella, la carta 4, El Emperador, está asociada a este planeta, Zeus, para los griegos, dios mayor, del cielo y de la tierra, portador del rayo. Quizá se lo asocia al Emperador por la estabilidad, la bondad, el tallarse a sí mismo hasta lograr el poder hacia afuera y hacia adentro, el misterio de su número, el 4, que nos recuerda las cuatro letras sagradas del nombre de Dios: que no pueden pronunciarse. Se cuenta que la estrella que siguieron los Reyes Magos, astrólogos, fue el fulgor de Júpiter. Es una bella metáfora que escuché: "buscamos a Dios mientras Dios nos busca a nosotros".


Marte

Ares para los griegos, detestado por todos los dioses del Olimpo, menos por Afrodita, atraída intensamente por el dios de la guerra. En el caso de los romanos, pueblo guerrero, Marte, en sus comienzos, tenía un aspecto diferente pues era relacionado con la valentía, la victoria y la abundancia de la Madre Tierra, luego fue concretamente divinidad de la guerra. En el caso de Grecia, no era respetado debido a su carácter débil, capaz de huir frente a instancias decisivas. Es el planeta que se observa con mayor facilidad: una estrella roja arrojada al inconmensurable firmamento. Marte es habitado por intensas tempestades. Deimos y Fobos, satélites que lo acompañan. En el Tarot de Marsella se lo asocia con la carta 11, La Fuerza, una mujer que con refinamiento abre las fauces de un león, quizá el principio de la Alquimia, transmutar nuestros pecados y vicios, el plomo, en virtudes y salud, el oro. Astrológicamente, regente de Aries, su color rojo, representa el avance, la energía de conquista hacia afuera, la ambición, el deseo, las ganas de llegar al objetivo, también la valentía y el impulso sexual. Necesitamos a Marte, aunque tenga mala fama, necesitamos la meta y la voluntad, el poder. A veces guerrear, en justa ley, por lo que anhelamos. Paracelso, cirujano, astrólogo, inventor, amante de las plantas, decía: “Nada es veneno, todo es veneno, la diferencia está en la dosis”. Siglos después, David Bowie se preguntaba: “¿Hay vida en Marte?"







Tierra

Madre Tierra
en tu piel me muevo
soy contenida en tu cuerpo
también flor. 

El pequeño punto azul, le llamaba Carl Sagan. Los sumerios, cuna de la civilización, pueblo entre los ríos Eufrates y Tigris, contempladores del cielo, crearon un calendario de 360 días, los egipcios, hijos del Nilo: de 365 días. Aunque el tiempo, para nosotros humanitos, es relativo, a veces depende de la alegría, a veces del precipicio. El único satélite de la Tierra es la gentil Luna. Punto azul, hogar de humanos, animales, plantas, rocas. Hogar de vicios y virtudes. De oscuridad y belleza. Sus aguas pueden ser líquidas, gaseosas, congeladas. La vida comenzó en el agua, me recuerda a una frase teosófica, no es textual: somos la gota de rocío buscando volver a las aguas resplandecientes. Agua, que en el palo marsellés son las Copas: representantes de las emociones. En Astrología, existen las Cartas Geocéntricas y Heliocéntricas. Me gusta pensar que en el planeta que habitamos sus venas son de océano, su piel de montaña, selva o desierto, su centro fuego. Danzarina, gira sobre su eje, en 24hs aproximadamente. Planeta rocoso. Que por un azar, palabra que deriva del árabe y significa en principio, flor, por un azar desconocido, es viajante a la distancia justa del Sol, en el espacio preciso de un brazo espiral de la vía láctea. Milagro que muchas veces no recordamos. Como el milagro de un árbol, un ser humano, una hormiga, un yaguareté. 








Venus

Cuando el poder del amor sea más fuerte que el amor al poder, el mundo estará en paz: decía Jimi Hendrix. Venus, Afrodita, para los griegos, diosa del amor y la belleza, nacida de la sangre y la espuma que los testículos de Urano configuraron en el mar, según algunas versiones. Es una hermosa  historia, más allá de la castración y el horror. Como si el mito nos pudiera enseñar: la destrucción precede a la creación, en el oscuro fango se esconde el Loto. Venus es el planeta que sigue a Mercurio, se parece a la Tierra por su composición y tamaño, pero Venus arde, quizá para enseñarnos que la Tierra podría tener el mismo destino, si el efecto invernadero se acrecienta, alertaba Carl Sagan. Arde como Afrodita en búsqueda de su amante predilecto: Ares (Marte). Solitaria, cuya órbita es casi redonda, como si quisiera conservar la armonía que la caracteriza. En el Tarot Marsellés, rige la carta 3, La Emperatriz, primer personaje con un cetro de poder, el estallido de gracia, generosidad, creatividad, sensualidad, maternidad, generación. En Astrología, Venus es la manera de nuestro amor, cómo buscamos sanar las asperezas, qué nos atrae, y cómo atraemos, el impulso estético, también la buena suerte, por eso se le llama Benéfico Menor, entre otros significados. Recuerdo la pintura de Sandro Botticelli: Venere e Marte, Venus despierta observa al rendido Marte, mientas sus armas son robadas por los sátiros. El mundo no se mueve por dinero, el mundo se mueve por amor.  




Mercurio

El pequeño Mercurio, más próximo al Sol. Pequeño e inteligente quizá Hermes, quién sabe, quién niega, Hermes: el dios griego mensajero de los dioses, correspondido a las pruebas más difíciles que los dioses delegaban en él. Intensa su elíptica. Como si supiera que el fuego purifica pero también destruye, alerta. Solitario, se muestra en el amanecer y en el crepúsculo. Mercurio rige, en el Tarot de Marsella: las cartas 1, El Mago, y la carta 17, La Estrella. En el caso de la primera nos trae el potencial, el inicio, el talento, la búsqueda espiritual; en el caso de la segunda, nos trae la belleza, la gracia, la conexión con la naturaleza y la apertura a las verdades cósmicas. Quizá su cercanía al Sol nos habla de esto. Quizá su recorrido nos da cuenta del mensaje del astro rey. El Sol nunca estará solo, tampoco su virtud. En Astrología se considera planeta personal, representa la comunicación, la manera en que los sentidos reciben el afuera, los traslados cortos, la manera en que pensamos, la mente concreta. También puede dar cuenta de los hermanos. Hermes fue el inventor de la lira, jovial, divertido, versátil, amistoso. Mercurio, a una distancia suficiente para que las llamas no lo hieran. Rocoso. Y al igual que la Luna es habitado por impactos de meteoritos. El planeta posee la cuenca de Caloris, la hondura mayor, resultado del impacto de este fenómeno. Pero eso no bastó para que el planeta pierda su estructura, su rapidez y por qué no, su belleza. 



Luna



Galáctica, sideral, brillante
hermana trovadora
que renaces cada tanto
y lentamente mueres
emocional
rápida
caminás por los signos
y un perro y un lobo te invocan
un cangrejo saldrá del agua en mi camino
iluminado por tu piel
vos, que salís atada por la noche
y sembrás la locura en las mujeres
y los hombres
intuición
vos
ancestral
grande en tu gesto de mostrarte a todos.


El único satélite de la Tierra. A 384 400km. de lejanía. Su gravedad es tan fuerte que provoca la fluctuación de las mareas. Su movimiento de traslación es de 28 días aproximadamente. Por eso siempre ostentó su forma femenina, misteriosa. La Gran Madre. Receptiva a la luz del sol, que conserva y refleja. Selene, para los griegos, también Hécate, la diosa hechicera, lunar, representante de todo el saber femenino: doncella, madre, anciana. La Luna rota en sí misma y es veloz para atravesar cada signo del cordón zodiacal. Su movimiento respecto del Sol provoca sus fases. Siendo la Luna llena la más profunda para soñadores y trovadores, románticos y magos, sensibles e intuitivos. Su diámetro es de 3476 km. Habitada por surcos y cráteres. En el Tarot Marsellés es el principio receptivo, la poesía, la magia, los líquidos, el mundo inconsciente, los sueños, los viajes a través del mar, la fertilidad, entre otros significados. En Astrología representa a las mujeres relevantes de la vida, el hogar, la patria, la manera en la que nos sentimos seguros, la parte oscura de la mente, las emociones, el mundo anímico, las respuestas instintivas. Los cristianos la consideran la Virgen María. Quizá porque la nutricia Luna da hechizo al milagro.



Sol

Chispa divina
de mi pecho buscador
realizador
aún en sombras
virtuoso calor que anima mis piernas. 

Sol, bondadosa estrella, cuya luz y calor glorifican lo que crece, lo que persiste, junto con la sabia Luna. Nacido hace 4650 millones de años aproximadamente. Nuestra amada Tierra viaja en su órbita a una distancia de 150 millones de km. de la luminaria. Lo sensato se realiza en compañía del Sol. Como nos enseñan los cuatro evangelios del Nuevo Testamento. Salvo Nicodemo, que acudió en la noche a Emanuel, salvo la encarcelación de Jesús, también por la noche. Se lo considera una estrella enana. En el Tarot Marsellés es victoria, honor, fraternidad, principio activo, entre otros significados. En Astrología es el planeta más importante, algunos especulan que hacemos un recorrido hasta llegar al Sol. Es la integración de uno mismo, aquello que nos hace peculiar, algunos lo piensan como la parte iluminada de la mente, aquello que deseamos lograr a futuro. La manera del fulgor. También el arquetipo de padre y de emperador. Vitalidad y carisma. Bondad y claridad. Los obeliscos egipcios eran construidos para recibir la energía del Sol. Todos los pueblos antiguos lo adoraron. Y aún hoy, es celebrado por quienes sienten que el Sol es el virtuoso calor que anima nuestras piernas. 




Aries

Rige la cabeza, o al menos eso intentará. El liderazgo. Al igual que Marte, su planeta regente, en su carrera por honor, por abundancia, según los romanos, también por Venus. El amor es lo único que vencerá a la guerra. Su imagen es el carnero, el macho no castrado de la oveja. Sus cuernos arremeten con fuerza, al igual que un Aries defiende su causa. Rojo, su color. Yo soy, sus palabras clave. Cardinal, su cualidad. Le atrae iniciar, pero le cuesta perdurar. El rencor le es desconocido, perdona y olvida. Leal hacia los que ama. Es impaciente, testarudo. Y profundamente franco. Aries no podrá evitar que la totalidad de su cuerpo se estremezca frente a quienes detesta. No disimulará. La libertad es su tesoro más preciado, al igual que la aventura. Su entusiasmo y energía son contagiosos. Su sentido innato de justicia es poco conocido: un ariano, impulsivamente, se lanzará entre las llamas por salvar tanto un ser querido como a un desconocido.





Piscis

Romántico. Intensamente sensible. Intuitivo. Permeable al ambiente que lo rodea. Su imagen: los dos peces. Un pez hacia un lado, el otro hacia el lado contrario. Quizá nos están enseñando que Piscis es un signo doble, en él la lucha vital: el vicio o la virtud, como la carta VI, El Enamorado, del Tarot de Marsella. Signo con la mejor fama, para los que desconocen que es el signo con la peor sombra del zodíaco. Pero no hablaré de su monstruosidad, hablaré de su virtud, como lo he hecho con los signos anteriores. Los peces sienten elevada empatía por el mundo, la humanidad, la naturaleza. Es difícil saber qué le pasa verdaderamente a un pisciano, es como el agua, cuya superficie calma puede esconder remolinos y tensiones. Como si en la superficie, Poseidón y debajo, Thipón. Aún así, se destacan por su gentileza, su solidaridad, su amor que pareciera ilimitado. Al igual que su compasión. Al igual que sus sueños. 



Acuario

El aguador que derrama sus aguas, sobre todo, sobre todos. Me recuerda la carta 17 del Tarot Marsellés, La Estrella, una mujer desnuda cuyas vasijas vierten el fluido vital en la tierra y en el agua. De alguna manera, el aguador hace lo mismo. Purifica. Signo de aire, cualidad fija. Habitado por intensos sentimientos humanitarios. Regido por Urano. Sabe que conocer el orden es el primer paso para destruirlo, o mejor dicho, para crear algo nuevo, diferente. Fraternal, amistoso. A veces desapegado. A veces su mirada hacia el pasado, pero es más poderosa su mirada hacia el futuro. Es inventivo. Su tendencia es más bien científica. Independiente. Extravagante. Original. Revolucionario. Como el rayo que Urano descarga para alumbrar lo invisible. La libertad es preciada por Acuario, la posibilidad de avanzar con sus ideales, la certeza de que todos somos iguales, uno con el mundo y su realidad, capaz de ser cambiada por una Tierra luminosa y justa.





Capricornio

La cabra saliendo de las aguas, airosa de la tempestad. En algunos casos su imagen arquetipica conserva una cola de pez. Regido por Saturno. Cualidad cardinal. Signo de tierra. Emprende con cautela. Me recuerda a la cabra Amaltea, que amamantó al pequeño Zeus. Se dice que rige las rodillas, entre otros órganos. Capricornio se impondrá una meta y a fuerza de trabajo, perseverancia y tiempo: la alcanzará. Eficiente para todo lo que implique administración. Su constancia es quizá la virtud más característica. Sus metas, sus proyectos, tendrán la sabiduría de quien camina tenazmente por ello. Quizá se pierda conservando mandatos o se apegue a lo material. Pero en su aspecto más elevado será quizá la practicidad, una de las cualidades más sobresaliente que lo llevará hasta su objetivo. Sabrá de límites, estructura y, en pocos casos, de liderazgo. Como ya lo enuncié, la cabra saldrá airosa de la tempestad, tal vez para enseñarnos que la paciencia es necesaria, útil y nutricia para afrontar el abismo. 




Sagitario

El último signo de Fuego. Cualidad mutable. El centauro. Mitad hombre, mitad animal. Legado de la mitología griega. La inteligencia de la humanidad y la potencia de los animales. Su flecha apunta al cielo, al igual que un mago, cuya varita apunta a la divinidad. Busca lo elevado. De gran optimismo, avance, impulso. Regido por Júpiter, el Benéfico Mayor. Puede fugarse en la diversión. Sabe de viajes, físicos y mentales. Quizá buscará rituales y ceremonias. Desplegará generosidad. Conocerá el estudio, tal vez la religión, la filosofía, aquello que lo acerque a Dios. Las caderas y los muslos, algunos de los órganos que rige. Necesita velocidad, necesita dinamismo. La libertad es el combustible para elegir su senda. Everything is gonna be alright, podrían ser sus palabras clave aunque se reconoce el “Yo veo”. Veo aquello que está arriba, sin perder mis raíces, ni mi fuego que se adhiere a la verdad que profeso. A la evolución que persigo. Podría decir el centauro. 




Escorpio

Observa en silencio, examina y luego, da su veredicto sagaz. Es intenso. La pasión es parte de su estructura, igual que el magnetismo. De profunda intuición. Pero también de enrosque cuando no comprende lo que ocurre fuera de él. Su imagen arquetipica es el escorpión, quizá por la resistencia, quizá porque sabe dónde clavar el aguijón. De mala fama, al igual que Aries. Es incomprendido. Su regente antiguo es Marte, su regente moderno es Plutón. Escorpio es la energía de la transformación, se parece a la alquimia, la dura y extensa tarea de convertir el plomo en oro. Emocional. En parte acuático, en parte volador. Su curiosidad es el timón que guía sus pasos. Los órganos sexuales y el recto, algunos de los órganos que rige. Yo transformo, sus palabras clave. También otra de sus imágenes es el águila, cuando logra dominar aquello que lo encarcela, que lo limita, que lo estaquea a la tierra infértil, se eleva, con la vista que recibe la totalidad y su milagro.






Libra

La balanza que pesa y sopesa. Como la balanza de la Justicia, carta 8 del Tarot de Marsella, en dicha carta, la mujer sentada en un trono, también lleva una espada, con ella restablece el equilibrio. Hijo de Venus, signo de artistas y buscadores de la belleza. Cualidad cardinal, inicia. Libra observa un extremo y el otro, encuentra la síntesis. Es el primer elemento creado por los hombres. Libra también buscará la armonía, seguirá su ideal. Es gentil y bondadoso. Azul y verde sus colores. Yo equilibro, sus palabras clave. Aprende lentamente, quizá sin decirlo, pero aprende la profundidad. Al ser aire, su territorio también será la apuesta que se gesta en la inteligencia y el conocimiento. Dudo que arremeta con violencia frente a la herida. Quizá compone, quizá crea, quizá ama aún en el dolor. La cortesía, comunicación, y diplomacia son territorio de este signo. Al igual que la búsqueda de equidad, de paz, los modos suaves. Incluso el estilo de moda es armonioso y bello. Rige los riñones, que al igual que Libra, saben conservar aquello que nutre y desechar aquello que intoxica o no es útil.  




Leo

Fuego. Fijeza. El león. El emperador. Que conectado a las verdades cósmicas, ruge para instaurar la justicia y el orden en sus dominios. Regido por el Sol, cuyo metal es el oro. Yo quiero, sus palabras clave. Asusta su cercanía, avasalla con su seguridad. Puede ser habitado por la opulencia y el brillo dorado. Excesivo. Puede pretender mucho. De intenso orgullo y liderazgo. Pero de profunda generosidad y lealtad hacia los que ama. Sabe sobre la venganza. Es implacable. Su carisma y vitalidad son las llamas que se amarran a su deseo. Me recuerda a los reyes asirios, la ferocidad que arremete, devora, conquista. Pero detrás de la aparente bestialidad, un corazón tan grande como los territorios que ha ganado, a fuerza de inteligencia, estrategia y coraje. Si es herido, no lo olvidará. Si atacan a su clan, tampoco. Las garras y los colmillos listos en el avance. La sangre despierta. El corazón, órgano que rige Leo, listo a defender lo que conserva, lo que protege, lo que ama.  


Cáncer

El cangrejo, su imagen arquetípica, quizá saliendo del estanque como en la carta del Tarot Marsellés, La Luna. Tan sólido por fuera, tan blando por dentro. Como ciertos huesos, cuya dureza preserva lo más delicado, la médula ósea. Regido por la gran Madre, la Luna, quizá por eso la nostalgia, la fidelidad al clan, la mirada hacia al pasado, la sensibilidad, el apego a la tradición y la patria. También la intuición, dimensión de los signos de agua. Quizá se calle, quizá se envista de una armadura, quizá llore en soledad y lejanía. Susceptible, soñador, romántico. Pero tiene tenazas, sabe protegerse, y emprende y protege desde su mundo anímico. Dudo que ataque. La agresividad no es dominio de Cáncer, así lo veo. Tal vez su estómago hable. Duela. Pero la Luna es bondadosa, el agua constantemente se transforma y la vivencia de sus sentimientos puede hacerlo llegar a esa raíz donde nadie puede entrar, virgen, pura, al igual que su color, el blanco.


Géminis

El signo de los gemelos. Los primeros humanos de la rueda de animales, eso significa zoodíaco, que viene del griego. Dos seres. Quizá por la versatilidad. Quizá por las dos caras. Regido por Mercurio, Hermes para los griegos, el dios de la comunicación, el movimiento, mensajero de los dioses, inventor de la lira, escurridizo, inteligente, protector de ladrones y comerciantes. Géminis es aire. Aire es pensamiento. Implica la potencia de viajar al pasado, al presente, al futuro. Signo de intelectuales, de aquellos que gustan de conectar conceptos, hechos, personas, lugares. Disperso. Cualidad mutable, es decir sabe transformarse, adaptarse. Intensamente ágil en sus pensamientos y revelaciones. Rápido respecto de su cuerpo. Un tanto desapegado. Mental más que emocional, o al menos así lo demuestra. Quizá esconde el as. Nunca se sabe. Géminis es Yo pienso. Amarillo, su color. Y vital, para cualquier pensador, capaz de materializar sus saberes: los gemelos son las manos. 



Tauro

Isis llevaba a veces el disco solar entre cuernos de toro, que denotaban su grandeza y poder. La Gran Maga. La Gran Diosa egipcia. Madre. Fertilidad y naturaleza. El toro, compañero de la vaca, penetración, potencia, vida que se alarga. El toro es Tauro, en su imagen arquetípica. Yo tengo, sus palabras clave. La semilla fue plantada por Aries, ahora empieza a relacionarse con su ambiente. La bondadosa tierra, la lluvia con la que el cielo bendice, el viento que llega a todas partes. Tauro crece. Tauro es cauteloso y práctico. Avanza a pasos lentos, pero es capaz de arremeter cuando el afuera es rojo. Sin embargo, sin ser molestado, es hijo de Venus, confiable, leal, amoroso. Su color es el verde. Sabe contemplar la belleza. Sabe disfrutar de la vida que se abre en su fulgor y riqueza. Tiene la fijeza necesaria para conservar lo que la Madre Tierra otorga y promete. Es paciente. Es persistente. La voz es dominio de Tauro.



Los 22 arcanos del Tarot Marsellés

Una vez me dijeron: el Tarot es un viaje de ida. Yo agregaría también que es otra dimensión. Una donde la gracia y la sabiduría configuran otro tiempo y espacio. La peregrinación por los 22 arcanos mayores del Tarot de Marsella requiere valentía y prudencia. No es fácil descubrir que detrás de cada personaje, cada fuerza, se esconde un tesoro oculto capaz de revelarse si uno se mantiene alerta. Receptivo, como nos enseña la antigua Luna. 

Comenzamos con la carta 0, energía sin principio ni fin, la locura del amor que desconoce límites, El Loco, la libertad y la inocencia, la mirada clara de que sigue su estrella, la lógica de quien es uno con la totalidad y emprende y avanza. Arte. Fuego Sagrado, como me gusta llamarle. 

La carta 1, la fuente, el inicio de un joven Mago que dispone de sus pensamientos, sus acciones, sus emociones, sus deseos, el buscador espiritual capaz de construir su propio destino, en los márgenes que Dios dispone. 

El 2 como polaridad, principio receptivo, la Sacerdotisa que custodia el misterio, ella nos enseñará que la introspección es necesaria para acercarse al templo. 

El 3 es resultado, La Emperatriz en su estallido de belleza, naturaleza y bondad, la sensualidad, el primer personaje que lleva un cetro. Generación. 

Pero aquel brote creativo ha de ser custodiado y guiado por El Emperador, número 4, el cuadrado, la estabilidad, el dominio de la materia. Y la riqueza.

Más allá el dominio de la espiritualidad que nos trae El Papa, 5, la bendición, la enseñanza práctica y oral, la ética, el criterio. 

En El Enamorado, 6, la elección: voluntad y poder al servicio del bien o al servicio del egoismo: virtud o vicio. 

En El Carro encontramos al joven mago, ya triunfador, seguro de sí mismo, mostrándose al mundo, 7. 

La carta 8 es la Justicia, que nos mira a los ojos pues sabe las causas que hemos sembrado, y sus efectos. 

Llega el Hermitaño, 9, guiado por la luz de su alma, protegido por su capa, las dudas materiales aún presentes en un sabio. Él no encandila, camina humilde, con pasos lentos.

La Rueda de la Fortuna, carta 10, la enseñanza de que sólo permanecen el cambio y el amor, también la rueda del Karma, cuya esfinge mantiene el equilibrio de las fuerzas benéficas y maléficas en el corazón y en el afuera de cada hombre. 

La Fuerza, 11, el principio de la Alquimia, la hechicera que abre con refinamiento las fauces de un león, la bestialidad ha de transformarse en oro. 

El Colgado, cuyo número, el 12, nos trae un ciclo, de meses, de signos, de las tribus de Israel, de discípulos de Jesús, también se le llama El Apostolado, nos trae el sacrificio por amor, es un fruto maduro de cabeza a la tierra, que abandonó toda pretensión mundana, está asimilando, está encontrándose con Dios. 

Más tarde, la gran transformación, el arcano sin nombre, número 13, el esqueleto color carne que nos invita a soltar viejos mandatos, deberías, conceptos, situaciones, vínculos; implica dolor, pero es un dolor que será fértil. 

Después del desgarramiento: el ángel de La Templanza, con las alas bien abiertas, las dos jarras: el fluido vital, también el caudal del pensamiento, hay que templar, hay que purificar con la ayuda de la protección del emisario de la divinidad, 14, que nos otorga la sanación. 

Ver en los ojos de nuestros pecados, El Diablo, carta 15, hermafrodita, salvaje, quien también todo lo ve, traicionero pero leal a la perla que se esconde en la profundidad, puede haber genialidad, misticismo, sexualidad. 

La Torre, 16, que intentó llegar al cielo, alcanzada por el rayo de fuego, la energía se libera, la base sigue siendo un círculo donde las sombras no son capaces de entrar. 

La Estrella, la esperanza, carta 17, la joven mujer cuya desnudez es iluminada por los astros, embelleciendo las aguas y su vida, en comunión con la naturaleza, como un chamana. 

La gran Madre, 18, La Luna, poesía, magia blanca, intuición, videncia, el principio receptivo en su intensidad. Lobo y perro que aúllan, el cangrejo saliendo del estanque. 

Después de la noche, 19, la luz y su calor, la bondad del Sol, todo florece y se ilumina, se clarifican las ideas y quizá las emociones, hay triunfo, hay honor, hay fortuna, gracias Padre Sol por tu caricia. 

Carta 20, El Juicio, somos convocados a la resurrección, vida nueva que no desmerece el pasado, lo integra, el niño despertando de su tumba, es llamado por el ángel, mientras sus padres nos recuerdan que cada ser humano es cuerpo, alma y espíritu. Es el milagro, la unión de la familia, que agradece, que cree, que escucha. 

Y la consumación, la recompensa del extenso viaje, carta 21, El Mundo, la danza final, la mujer dentro de la elíptica de laureles, rodeada por un ángel, un águila, un buey, un león; alegría y verdad, el Universo que se expresa en los cuatro elementos, fuego, tierra, aire y agua, y la mujer, quizá hermafrodita, con su varita naranja, el color de la espiritualidad; hemos llegado, hemos vencido, el alma triunfó sobre lo vulgar, el viaje ha terminado o ha empezado, depende del coraje y la búsqueda.