Meditación

Alas y raíces
en el centro
cuando me encuentro
dentro y fuera de mí.





Soledad

No hay ensoñación. No hay amado ni amador. Hay, por momentos, creer que la realidad será otra si. Cuando en verdad, nada por fuera de nosotros puede completarnos. El amor comienza en la fuente, allí donde la pureza es madre. El amor se expande sin buscar horizontes. Tan sólo es. El verdadero amor tan sólo es. No se trata dos. Se trata de uno, siendo en sí mismo, el mundo. Amar al pájaro, la flor, la piedra. Amar al hermano humano. Liberarse de los condicionamientos con los que hemos crecido y nos siguen dislocando. Ser en pareja no es una destinación, ocurre o no. Perls decía: si ocurre, será grandioso / si eso no ocurre, nada puede hacerse. Mujeres y hombres en fiebre, en carrera por un romance. Mujeres y hombres en ceguera, sosteniendo vínculos por miedo. A la libertad. A saberse solitarios cuando el esplendor y también, cuando las luces se apagan. Coraje. Trascender los pensamientos parásito que intentan conquistas. El sufrimiento protagonista, en vez de bufón. El dolor es posible, la herida puede ser real. La soledad puede ser caníbal. Ahí el desafío, la clave que abrirá astros benéficos y maléficos, adentro. Alquimia necesaria para caminar de grado en grado, de un polo hasta el otro. El dolor puede parir entusiasmo. El dolor pueda hacernos comprender experiencias cíclicas. Nos hace crear. Nos hace introspeccionar. Nos tienta al silencio. Y es en el silencio donde ocurre la transformación.