Meditación

Alas y raíces
en el centro
cuando me encuentro
dentro y fuera de mí.





Aries, el Carnero

Lo primero que se estudia en Astrología son los signos. Zoodíaco significa en griego: rueda de animales. La eclíptica, el camino aparente del sol visto desde la Tierra, está dividida en 12 sectores de 30° cada uno: los signos. El zoodíaco es una matriz simbólica donde los planetas toman el color, el cómo, del signo donde caen.

Desde el 21 de marzo hasta el 20 de abril el Sol está en el signo de Aries. La Astrología occidental nace en el hemisferio norte, por lo tanto, es el inicio de la primavera. La semilla es en la oscuridad. Contenida por la tierra cansada de invierno, expectante por la belleza del calor y su promesa. La semilla está hundida en la memoria de lo que ha sido y en la potencia de lo que podrá ser. No sabe dónde se dirige pero la chispa divina late incesantemente en ella. Todo comienza porque ella está comenzando.  Despierta y se abre paso. Será transformada, será trascendencia. De ser punto será esfera.

Aries es signo de Fuego, polaridad positiva, cualidad cardinal. Pasión que inicia y choca. Su color es el rojo. Su metal, el hierro. Es regido por Marte. Yo soy, su expresión clave.
Para una mirada más profunda recomiendo leer a Hein Steehouwer (Simbolismo del Zodíaco de Johfra), Oswald Wirth (El Simbolismo Astrológico), Dane Rudhyar (Zodíaco) y Eloy Dumón (Manual de Astrología Moderna). Yo sólo hablaré de la imagen arquetípica, el carnero.

Primero necesito exponer brevemente la cuna de la Astrología. La Mesopotamia. Cultura Caldeo Asiria. En la cuenca de los ríos Eufrates y Tigris. Hoy, Irak, región comida por la guerra imperialista de los Estados Unidos (Argentina será comida si se firma con los USA el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica). Baja Mesopotamia eran los caldeos, al sur, orillas del Eufrates, capital Babilonia. Alta Mesopotamia, los asirios, al norte, orillas del Tigris, capital Niníve. Sur luchando contra Norte. Norte luchando contra Sur. En un periodo (3000 a.c. - 539 a.c.) de varias etapas: 1) Sumerio-Acadio: los sumerios (escritura cuneiforme, es decir, ¡los primeros escritores! y creencia de que la humanidad había sido creada por los Anunnakis, seres de otro planeta) son asimilados por los acadios, fundadores de Babilonia 2) Primer Imperio Babilónico: los acadios (con Hamurabbi, autoproclamado rey de Sumer y Acad) dominan a los asirios, es el cénit de la ciudad de Babilonia 3) Imperio Asirio: los asirios recobran su libertad y forman un estado independiente y poderoso 4) Segundo Imperio Babilónico: los caldeos refundan Babilonia (Nabucodonosor II). Más tarde Babilonia es conquistada por Ciro el persa. Su hijo, Cambises II, en 525 a.c., conquista Egipto. En el año 334 a.c, los persas caen por la astucia y la espada de Alejandro Magno. En 146 a.c. es la batalla de Corinto, Grecia se transforma en una provincia romana. Así es el hilo celeste de la Astrología, a grandes rasgos. Así es el hilo rojo de la historia humana, rojo sangre. En lo que refiere a la Edad Antigua. Astrología de los saberes sumerios, asirios, caldeos, egipcios, persas, griegos y romanos. Saberes que en la Edad Media serán complejizados por musulmanes, en primer y esencial lugar, judíos y cristianos.

Es imprescindible para entender Aries saber que la observación del cielo fue lo que permitió el desarrollo de los pueblos antiguos. Era de vida o muerte reconocer las señales que permitieran asegurar la cosecha, a la vez que los orientaba respecto de cómo aplacar dioses maléficos y consagrarse a dioses benéficos, cuya manifestación eran los cuerpos celestes. Astronomía y Astrología eran una. La construcción de la matriz zodiacal fue resultado de la necesidad de poner orden a ese afuera, peligroso y vasto, misterioso y cambiante. Dice el I Ching, Hexagrama 3, La Dificultad Inicial, “Las nubes y el trueno se representan mediante ciertas ornamentaciones lineales, vale decir que dentro del caos de La Dificultad Inicial ya están dados los gérmenes del orden. Así, en tales épocas iniciales, el noble debe estructura y ordenar la inabarcable y confusa plenitud, tal como va devanándose las hebras de una madeja de seda y uniéndose en hilos. Para encontrarse en lo infinito es menester discriminar y unir”. Y en el Hexagrama 13, La Comunidad con los Hombres, “Así como los cuerpos luminosos del cielo sirven para la participación y estructuración del tiempo, también la sociedad humana y todas las cosas que forman conjuntos, han de estar orgánicamente estructuradas”.

¿Qué es un carnero? Es el macho adulto de la oveja. Las ovejas son mamíferos rumiantes ungulados.  Ungulados significa que son de gran tamaño, con la cabeza en largo hocico, cuatro patas iguales, cola pequeña y forma cilíndrica.  Pueden moverse velozmente. Tiene buen olfato y buen oído pero es la vista el mayor de sus sentidos. Se le llama visión binocular, es decir, los ojos trabajan en equipo, las imágenes que reciben se superponen y crean una imagen tridimensional, que les permite tener un campo de visión más extenso y de esa manera prevenirse de acuerdo a la distancia de sus depredadores. Son sociales. Y herbívoros. Las ovejas tienen pezuñas. Su cuerpo está cubierto de lana. La gestación de las crías es de cinco meses. Los carneros tienen la particularidad de no cambiar los cuernos. Y los usan para defenderse y para combatir rivales y conquistar a las hembras. En 2003, la Comisión Internacional de Nomenclatura Zoológica determinó que el nombre de las ovejas domésticas es Ovis Orientalis Aries. Son animales dóciles, como la vaca. Recordemos que en el I Ching, Hexagrama 2, La Tierra tiene la figura de una vaca, docilidad significa ser manso frente al destino, es decir, comprender sabiamente aquello que viene por la voluntad del cosmos. Según la Wiki: “un estudio publicado en la revista Nature por Keith Kendrick, profesor de la Universidad de Greshman de Londres, las ovejas pueden distinguir entre las diferentes expresiones de otros animales pudiendo detectar los cambios en los rostros”. Las ovejas han sido importantísimas en el desarrollo de los pueblos de Mesopotamia, pastores y guerreros, agricultores, ganaderos y comerciantes. El carnero es el rey de las ovejas, el que permite la perpetuidad de su especie.

La fiesta más trascendente y popular de los caldeos (cuyos sabios eran astrólogos), era cuando el Sol entra en Aries, el equinoccio de primavera, intersección de la eclíptica y el ecuador celeste. Dice el I Ching, Hexagrama 59, La Disolución, “Al llegar los suaves aires de la primavera, se disuelve la congelación y lo disperso en bloques de hielo vuelve a reunirse. Lo mismo acontece también con el ánimo del pueblo. A causa de la dureza y el egoísmo se congela el corazón y esa rigidez lo separa de todo lo demás. El egoísmo y la avidez aíslan a los hombres. Por eso es necesario que una devota emoción se apodere del corazón humano. Éste ha de soltarse en sagrados estremecimientos de eternidad que lo sacudan con la intuición de la presencia del Creador de todos los seres, y lo unifiquen gracias al poder de los sentimientos de comunidad durante la sagrada celebración de la adoración de lo divino”.  

Algunos monumentos muestran escenas de reyes asirios con un carnero entre los brazos1. La expansión militar era la manera en que el rey guerrero perpetuaba su comunidad. Los reyes asirios eran temidos por su desempeño feroz en las batallas “Me precipité como el fuego devorador contra todos los ejércitos rebeldes, como el dios Bin, el inundador. Por la gracia de Assur, mi dueño, avancé hacia mi presa para destruirla; como tempestad devastadora, derramé el estupor en mis adversarios. Por la protección de Assur y el huracán de la batalla, quebranté el poder de su resistencia e hice vacilar su firmeza…” 2.

En la visión del profeta Daniel, revelada a Nabucodonosor II, el carnero con cuernos desiguales es el Imperio Medo-Persa. El carnero para los egipcios representaba al dios Amón (semejante a Anu de los sumerios, Assur de los asirios, Marduk de los caldeos), era signo de poder y fertilidad.  En algunas teorías el mito griego del vellocino de oro (lana de oro del carnero, que salva a Frixo y después es transformado en la constelación de Aries) representa la llegada de la ganadería a Grecia. Para los romanos el carnero representaba la reproducción de la naturaleza. Jehová dio un cordero a Abraham, para salvar a Isaac del sacrificio, el carnero se sacrifica para la absolución de las transgresiones. Pienso ahora que si el carnero era la fuerza de Mesopotamia, no es de extrañar que fuese luego el animal elegido para ser sacrificado. Las evidencias históricas suponen que la mayor parte del antiguo testamento fue escrito en la época del doloroso e injusto cautiverio del pueblo judío en Babilonia.

Aries es primavera. La primavera es abundancia. El carnero ha sido la semilla de la identidad de Mesopotamia. Su leche y su carne, alimento. Su lana, hilado. Su piel, ofrenda a los dioses. Su cuero, material para unir maderas en la construcción de barcos y material para la confección de finas prendas reservadas a los nobles y a los guerreros.

Pienso en mi Aries interior. Me doy cuenta que mi carnero avanza, siempre avanza, con la intuición del Fuego. Su energía es joven y fuerte. Parece inagotable. A veces domina. A veces embiste. Será mejor que sólo busque liderarse a sí mismo. Confía en su rapidez y su pasión. No espera a otros. Es frontal. Impulsivo. Sólo tiene noción de sí mismo, sin embargo la justicia habita en él, será que sabe sin saberlo que al igual a la semilla deberá dejar de ser quien es para transformarse en algo distinto, más grande. Vive en la aventura y el entusiasmo. Es valiente mi carnero.

Tanta sangre histórica y no cambiamos tanto. La guerra ahora la hacen un puñado de hombres sin rostro, con sus armas ideológicas, en primera instancia. Menos mal que no me obsesiona el pelo con frizz y sé que Coca-Cola no destapa mi felicidad. Mientras escribo esto alguien muere de hambre, alguien muere en la guerra, y la mayoría muere mientras vive siendo otro. Un animal sufre. Un animal es muerto. La selva cae. La tierra ruge. Recuerdo una historia que me compartieron en Tao. La verdadera razón por la cual Dios desterró del Cielo a Lucifer. Es vulgar, dijo el diablo, es inferior a cualquiera de nosotros, jamás voy a adorar al hombre. Todavía Dios espera que la virtud humana sea tan grande que el diablo pueda conmoverse por su creación, cuando finalmente, se asemeje al creador.










Fuentes

1 y 2 Historia y Artes: La vida privada de los antiguos, I, Egipto y Asia, R.Menard y C. Sauvageot



Stellium en Aries

Soy lo que soy

Entiendo que los sentidos, a veces, son traicioneros, algunos taoístas les llaman bandidos cuando se conectan a una mente vulgar. Pero también comprendo que estamos encarnados, el organismo es un recurso para conocernos, el cuerpo es un maestro. La enfermedad puede ser un mensaje amoroso de un organismo que está mostrando un aspecto de la personalidad que se niega o desconoce. Un organismo que está pidiendo a gritos ser escuchado, así me enseñaron en Gestalt. Por otro lado, como poeta, puedo decir: los sentidos son la puerta de la magia. Nos anclan a las raíces y a las plumas. Mis ojos me permiten contemplar la bondadosa Luna, mi piel se estremece cuando el viento del otoño, escucho la voz de los pájaritos en comunión, siento el olor del árbol añejo que parece latir cuando lo abrazo, nadie puede explicarle a nadie el sabor de un chocolate.


En Occidente se nos alenta a vivir en los sentidos porque nos vuelven potenciales compradores. Cualquier objeto, cualquier estatus, cualquier vínculo que la publicidad propone me hará feliz. Siempre y cuando sea otra. Las bombas son nucleares e ideológicas, igual de efectivas. Se destruye el posibilidad de amor por uno mismo. Sé delgada, sé hermosa, sé joven, sé pelo brillante, sé auto, sé ropa, sé casa, sé vacaciones, sé profesional, sé madre. Las mujeres la seguimos teniendo más difícil.

Sé otra. Sé otra. Sé otra. No te sientas plena siendo vos misma. Si rasgás el velo y sos vos misma, probablemente te des cuenta que no necesitás las mierdas que te venden.

En el ámbito espiritual también a veces aparece lo mismo. Sé Jesús, sé Lao Tsé, sé Buda, sé Confucio, sé Mahoma. Es necesario en el sendero nutrirnos de los sabios, referentes para hacer crecer lo más noble dentro de cada uno. Pero encontrando nuestra manera, nuestro color. “No hay mayor milagro que darte cuenta: eres tú mismo”, dice OSHO. Si me exijo ser Jesús nunca seré yo misma, porque no soy Jesús, soy María José. En este punto me parece muy peligrosa la moda de "amo a todo". Es decir, un iluminado ya llegó, ya es parte del misterio, respira amor porque es amor, está en dios, está en sí mismo y fuera de sí mismo, el resto de nosotros, humanitos, simples y pequeños, no, somos peregrinos aún. 

Cuando crece el observador, cuando la mente toma el lugar que le corresponde, fiel servidora, puedo decir que me ilumino. Pero al menos en lo que a mí respecta tengo brotes de amor, de iluminación, no vivo permanentemente en ese estado. Y si bien nunca dejaré de buscar fundirme finalmente con Dios, no creo que lo alcance en esta vida. Y darme cuenta de esto, me relaja. 

Aquello de “amo a todo” a veces me parece una postura peligrosa, una manera de reprimir. Y de alentar la peor soberbia, la soberbia espiritual. Somos humanos, sentimos tristeza, sentimos angustia, sentimos odio, sentimos bronca. Me parece que la clave está en transitar eso que vamos sintiendo de una manera cuidada y productiva, por ejemplo, encerrarte en tu habitación, rodeada de almohadones, cerrar los ojos y darle lugar a lo que sea que ocurra, si es bronca, ser broca, después de un rato, se transformará en algo distinto, un recurso, una llave, una puerta.  

No es magia, es valentía y disciplina. Si en vez de transitar mi bronca, por ejemplo, recito un mantra de amor, yo no creo que lo esté trascendiendo, creo que estoy reprimiendo y a la larga, saldrá por otro lado. Quizá será mi cuerpo y el síntoma quienes me lo enseñen. 

Alquimia es transmutar, y para eso, tengo que meterme con la oscuridad, mi cuervo negro, tengo que verla, hacerme cargo de que es parte de mí, primer paso para la trasformación. 

Somos un proceso, como lo enseña el I Ching, los 64 hexagramas son diversos, hay de mucha luz y hay de mucha oscuridad, y cambian constantemente. En el Tarot de Marsellla el arcano que inicia el último septenario es justamente el Diablo, encontrarse con la sombras, para volver del viaje más sano y más sabio. En Astrología tenemos a Marte, planeta de la agresión, que hoy parece mala palabra, pero la agresión bien orientada es útil y necesaria. A veces es necesaria para poner límite, para preservarnos. Incluso a veces la agresión se interioriza, muchas enfermedades autoinmunes muestran esto, hasta en el plano mental, donde los pensamientos desvalorizantes dan cuenta de que estoy arrojando dentro de mí aquello que no arrojo afuera, que me viene y no discrimino. Los riñones saben discriminar lo útil, inútil o tóxico para la totalidad, hacia afuera lo que no sirve.


Y en otra dimensión, más allá de que podamos entender la Ley de Karma me parece que es digno sentir bronca, sentir tristeza, por un pibe que duerme en la calle, por un animal que es maltratado, por el hambre de tantos hermanos, por la tierra que es devastada por el hombre. Eso también nos vuelve humanos. Y creo que es una perla para darnos cuenta que tenemos que seguir en el sendero, para ser más virtuosos, para ver lo esencial, lo que ve el Principito, y acompañar a otros a que descubran por sí mismos que también lo pueden ver. Cuando se ve lo esencial ya no existe el "ser lo que el sistema nos pide", tampoco la exigencia de “ser un santo”, sino la aceptación y el amor por ir siendo cada uno lo que va siendo, desde la elección. "Amá a tu enemigo como a ti mismo", primero el amor es hacia uno, el perdón, el respeto, la compasión, desde adentro se va expandiendo hacia todo lo que rodea. 


¿Ustedes qué piensan?


Karma

No recuerdo haber tenido comprensión tan estremecedora sobre la Ley de Karma que ahora. Debe ser Urano en tránsito, conjunto a mi Sol ariano. El rayo ilumina y se oye el trueno. Mis cruz encarnada es sacudida, poco está escapando a mi llama. Estoy dispuesta a ver. OSHO dice que para ser un gran santo primero hay que ser un gran pecador. Y me doy cuenta que si me dieran un día por cada uno de mis pecados, sería bíblica la duración de mi vida. Un día por cada vez que herí a alguien, que menosprecié, que no vi su valor, que desmerecí. Me doy cuenta con más claridad aquello que dice Nana, ¿por qué no a mí? Y entiendo el por qué sí. Y lo recibo. Quizá todas mis causas vulgares encarnaron en el cuerpo de aquel que me hirió de gravedad. Pero no de muerte. Y lo recibo. Y me doy cuenta. En la balanza, mi corazón ha sido más pesado que la pluma. La diosa Maat no me lanza al monstruo pero sí a la aceptación de que hay maestros. Recibo lo que me corresponde, lo que necesito para evolucionar. No dejaré de equivocarme, pero trataré de ir más alerta a mi oscuridad. 


Los cuatro fantásticos

Dicen que lo obvio a veces es lo más difícil de ver. Por eso lo evoco. Primero. El Fuego calienta, da luz, purifica, transforma, cauteriza, puede crear y puede destruir, siempre busca crecer, transforma. La Tierra recibe, sostiene, limita, contiene, es concentrada, es fija, organiza, es práctica. El aire se expande, transmite, conecta, no discrimina, dispersa, no tiene límites, integra, reúne. El Agua absorbe, une, disuelve, toma la forma de lo que la contiene, nutre, limpia, refleja.

Los antiguos griegos consideraban que en la naturaleza confluían cuatro fuerzas. Se les llamó cualidades. Dispuestos en una cruz: al norte Cálido; al sur, Frío; al este, Seco; al oeste, Húmedo. Lo cálido es la fuerza centrífuga, la expansión. Lo frío es la fuerza centrípeta, la concentración. Lo seco es lo tenso y lo limitante. Lo húmedo es lo flexible y lo adaptable. El devenir de las estaciones daba cuenta de esto. Al agrupar las cualidades en pares se conformaban los elementos. El Fuego es la unión de cálido y seco. La Tierra es la unión de seco y frío. El Aire, húmedo y cálido. El Agua, frío y húmedo. Siempre la primera cualidad es mayor a la segunda. Empédocles, poeta y vegetariano (“yo fui en otros tiempos un joven y una niña, un arbusto, un pájaro y un mudo pez” fr.117), creía en un ciclo cósmico, de ritmo cíclico, donde las cuatro cualidades son el origen, por eso las llamó Raíces. Y utilizó imágenes míticas: Zeus (representaría el Fuego),  Hera (Tierra), Nestis (Agua) y Aidoneo (Aire). Será el amor y el odio, la Amistad y la Discordia, las energías que configuran el proceso por el cual aparece, evoluciona y desaparece nuestro universo. Aristóteles se inspira en el poeta y en Platón (mundo sensible donde están los elementos) y desarrolla su visión física de la naturaleza, donde los cuatro elementos Fuego, Tierra, Agua y Aire están presentas en cada partícula de la materia. Empédocles me recuerda a Carl Sagan cuando dice: somos un “conjunto de moléculas orgánicas”, pero es el ordenamiento de las moléculas al combinarse lo que nos vuelve únicos. Me gusta pensar que también son el amor y el odio las energías que ordenan nuestro proceso de crecimiento, definen nuestra salud y evolución.

Los fenómenos de la naturaleza están presentes en el interior de los hombres. Así lo demuestra el I Ching, libro sapiencial y oracular, donde Yang y Yin, Cielo y Tierra, se combinan y generan la Montaña y el Lago, el Trueno y el Viento, el Agua y el Fuego. Comprender el sentido de los signos y sus combinaciones es una manera de entrever las leyes cósmicas que rigen el orden horizontal, humano. Comprender los fenómenos de la naturaleza y su correspondencia en el corazón para saber actuar. “Lo claro, al irradiar la luz, requiere la presencia de lo perseverante en su interior, para no quemarse del todo y estar en condiciones de iluminar en forma duradera”, Hexagrama 30, Li, Lo Adherente, el Fuego. “La verdadera quietud consiste en mantenerse quieto una vez llegado el momento de mantenerse quieto, y en avanzar una vez llegado el momento de avanzar. De esta manera quietud y movimiento están en concordancia con los requerimientos del tiempo, y así hay luz en la vida”, Hexagrama 52, Ken, El Aquietamiento, La Montaña. “En la naturaleza lo que dispersa las nubes acumuladas y da lugar a una serena claridad del cielo, es el viento. En la vida humana, se trata de penetrante claridad del juicio que aniquila todas las sombrías segundas intenciones”, Hexagrama 57, Sun, Lo Suave, Lo Penetrante, El Viento. “El agua da un ejemplo para la conducta correcta que corresponde en tales condiciones. Fluye y fluye y rellena todos los lugares por los que pasa hasta sus bordes y nada más; no retrocede ante ninguna caída, y nada le hace perder su índole propia y esencial.”, Hexagrama 29, K´an, Lo Abismal, El Agua. Si bien en la cosmogonía china los elementos son cinco: madera, fuego, tierra, metal y agua, yo nací en Buenos Aires, en mis huesos la cultura occidental, la búsqueda de unión. Elegí la Montaña duplicada como representante de la Tierra y el Viento duplicado como representante del Aire, porque considero que Yang y Yin son fuerzas, a la manera de Empédocles, y el resto de los signos, raíces. Al estudiar el Hexagrama Li pensé en el signo de Sagitario, adherirse a un ideal elevado para perseverar, le flecha del centauro se dirige al cielo. En el Hexagrama Ken pensé en Virgo, movimiento y quietud mental, tal como el movimiento y la quietud de la virgen al recoger la cosecha, la discriminación. En el Hexagrama Sun pensé en Acuario, que vence las segundas intenciones del egoísmo en función de algo superior, comunitario, el aguatero que derrama sus aguas sobre todo y todos, sin distinción. En el Hexagrama K`an pensé en Escorpio, la fortaleza frente a la adversidad, el escorpión oculto en las aguas, que sabe defenderse.

Estamos habitados por los elementos. Pueden ser nuestros aliados. Eliphas Levi en Dogma y Ritual de Alta Magia, segundo volumen, dice sobre los elementales, los seres de los elementos: “es preciso ser prontos y activos como los Silfos (Aire); flexibles y atentos a las imágenes como las Ondinas (Agua); enérgicos y fuertes como las Salamandras (Fuego); laboriosos y pacientes como los Gnomos (Tierra)”. Los arcanos menores del Tarot de Marsella, que son la baraja española que usamos para jugar (sin la figura de la Reina, que sospechosamente se perdió en el camino) tiene cuatro palos que representan a los cuatro elementos: bastos es Fuego (deseos), copas es Agua (sentimientos), oros es Tierra (acciones) y espadas es Aire (pensamientos). Elementos presentes en la Carta I, El Mago y la Carta XXI, el Mundo.

En Astrología, el análisis de la preponderancia y carencia de los elementos es una de las primeras acciones al momento de estudiar una Carta Natal. Estos cálculos determinan la Función Superior, Función Auxiliar y Función Inferior, planteadas por Jung, que también usamos. Según Eloy Dumón, en su Manual de Astrología Moderna, el Fuego (color rojo) “hace a las personas entusiastas, alegres, vigorosas, confiadas en sí mismas, optimistas, ardientes, activas, apasionadas, intensas en la emoción, amiga de la buena vida, de los deportes, del ejercicio y de las aventuras”; “las personas de Tierra (color verde o marrón) tienen rasgos de solidez, de seguridad respecto de lo práctico. Es gente hábil, de trabajar duramente, sencilla y con sentido común; es más cuidadosa, cautelosa y fría, desconfiada, calculadora, indecisa frente a personas más ágiles y decididas”; “las personas de Aire (color amarillo) tienden a dar mucha importancia a la comunicación, en cualquier forma que sea. Su tendencia es a razonar, estudiar, investigar; son intelectuales, inteligentes, trabajan en el plano de las ideas; les agrada conectar los pensamientos, a las gentes y a los lugares”; “las personas de Agua (color azul) suelen ser más felices cuando su fluidez es utilizada o está contenida por algo o por alguien. Son muy sensibles, intuitivas, inspiradas; cualidades que se expresan a través del arte: la música, el baile, la poesía, así como el desarrollo de las cualidades psíquicas y en la ayuda a los demás”.  Paracelso decía que “nada es venenoso, todo es venenoso: la diferencia está en las dosis.” La abundancia de Fuego puede indicar insensibilidad; la de Tierra, estrechez; la de Aire, im-practicidad; la de Agua, ocultamiento. La carencia de Fuego puede indicar pesimismo; la de Tierra, irresponsabilidad; la de Aire, aislamiento y la de Agua, superficialidad.

Vuelvo a lo obvio. El Fuego entonces me hace pensar en la pasión y en el futuro. La Tierra en la conservación y en el presente. El Aire en la potencia, en poder ir al pasado y al futuro. El agua en el pasado y en la sanación.   

Madrugada, la noche es estática frente al vaivén de mis pensamientos y angustia. Consulto al sabio maestro, I Ching, su consejo es K´an sobre K´an, el Agua. Estoy dispuesta a llegar más intensamente a su respuesta. En terapia, cierro los ojos, mi consciencia en mi cuerpo, lo que voy sintiendo, mi espalda está dura, la dureza llega hasta mi cuello y luego cubre parte de mi cabeza, lado derecho, en mi panza pequeñas puntadas, numerosos ruidos, en mi pecho, humedad, abismo, es agua, la siento crecer y la siento estallar cuando lloro, cuando escucho mi voz, soy un animal herido, Carlos, mi terapeuta, me está acompañando, me alenta a seguir en contacto con mi profundidad, a darme cuenta del latido de mi corazón, su incesante música que alimenta cada una de mis células, la sangre es vida, siento mis lágrimas recorrer mis cachetes, soy tristeza, tristeza que fluye y completa, me recibo, me celebro, de piel para adentro, mi fuente. Abro los ojos. En la calle me recibe la lluvia de hojas. No tengo pensamientos. Me siento triste y acuática. Estoy viva. Como una sirena que respira otoño.    










Yo asciendo con mi cuerpo

En Astrología el Ascendente (Ac) es la cúspide de la Casa 1. El eje Este de la Cruz Encarnada. La intersección del horizonte y la eclíptica al momento de nacer. Da cuenta de las características del parto. Es el Yo Soy, así me muevo, pero no un Yo Soy resultado del proceso de autoconocimiento sino un Yo Soy inmediato, que irradio, que es visto, que irrumpe en mí y se expande. Al menos en un principio, y en una elección de camino, así se vive el Ascendente. Con el zodíaco en reposo, la vibración de la Casa 1 corresponde a Aries, regido por Marte, primer signo del zodíaco, el Carnero. Signo cardinal, de Fuego. La chispa se enciende, avanza sin saber exactamente hacia dónde.

Al Ac se le llama vehículo, pues los planetas en los signos son energías que se mueven gracias a él, de allí la expresión, “los planetas salen por el ascendente”. Me gusta pensarlo en el prisma que recibe la luz blanca y la transforma en luz de colores. El espíritu es la luz blanca, el círculo vacío y central de la Carta, el misterio, que se densifica en el prisma, el Ascendente y se vuelve luz de colores, las funciones planetarias. La Carta Natal es la gestalt completa, tiene centro y tiene forma, punto y esfera, está viva. Según Alice Bailey, el Ascendente indica el propósito del alma para esta encarnación. Mientras menos consciente sea el Ascendente más fuerza tendrá en el destino, pues la energía que no es significada desde adentro, vendrá desde afuera hasta que se comprenda la correspondencia. Yo entiendo destino como: futuro (en términos de la acción humana, efectos de las causas que cada uno gesta, en la vida presente) más providencia (la mano de dios, que relaciono con Tattva Shiva-Shakti, voluntad y poder divinos, cuando la voluntad -Saturno- y poder -Marte- individuales se sintonizan con Shiva-Shakti el milagro comienza. Voluntad es el deseo perseverante de la meta a alcanzar y poder son los medios para llegar a la meta). Mientras más consciente sea la energía de mi signo ascendente más comprendo que las situaciones y personas que aparecen son la escuela donde aprenderé que yo también soy eso. Según Eugenio Carutti, el Ascendente es entrada de conciencia y salida de energía. Los planetas salen por el Ascendente, tiñe con su color la Carta, así me muestro y soy al mundo y simultáneamente el mundo se muestra y es en mí, sea más o menos consciente de ello. Dicen que el universo no nos da lo que queremos sino lo que necesitamos para evolucionar. Una y otra vez se sucederán eventos que representen la energía ascendente, cada vez con más fuerza y voracidad, hasta que pueda integrarla en mi personalidad, en las capas más profundas y luminosas.  

En el Tarot de Marsella la Carta I es el Mago, el inicio. Una figura joven y masculina, parada y en acción, sobre una mesa dispone de elementos, una moneda representa a la tierra, una copa, el agua, un cuchillo, el aire y la varita en su mano izquierda, el fuego. Tierra es acción, agua es sentimiento, aire es pensamiento, fuego es deseo. El Mago es el arquetipo del creador y en su dimensión vulgar, del charlatán y estafador. Es el Mago interior que nos dice: ¿cuál es tu deseo?, yo puedo hacerlo posible. Los elementos del Mago se transformarán en seres en la Carta XX, el Mundo, la moneda en un buey, la copa en un ángel, el cuchillo en un águila y la varita en un león.

El eje 1-7 en sus vértices dan cuenta de la polaridad: Yo-el Otro, Yo desde Casa 1, el Otro, desde Casa 7. En nuestra humanidad nos movemos en polos. Dice el Kybalion: "Todo es doble, todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son medias verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse", a esto se le llama cuarto principio, Ley de polaridad. Entonces mi Ac es mi mundo y el Descendente el mundo del otro, de un polo al otro me muevo, entro en conflicto, me cuestiono, me Doy Cuenta, transmuto, llego al equilibrio, y otra vez la rueda gira, me muevo de un polo a otro.

El Ascendente es también el cuerpo físico. El espíritu se materializa, encarna en un cuerpo que será su vehículo. En un extremo los sentidos se rechazan pues confunden, sumergiéndonos en maia, ilusión, y en el otro, en Occidente los sentidos se mercantilizan, se nos alienta a consumir, a ser en la medida de lo que tenemos. Atenta a los dos extremos trato de encontrar la síntesis, cuerpo como camino para encontrarme a mí misma. Invoco a la Terapia Gestalt y al trabajo de Fritz Perls. La técnica de Silla Vacía. Si mi cuerpo es mi vehículo, mi Ascendente, voy a entonces a conectar con mi cuerpo. De mi piel hacia adentro, lo que siento, lejos de las racionalizaciones. Que mi vehículo sea timón, que me orienta hacia donde es necesario sanar para ser yo misma. Y cierro los ojos, le hablo a ese otro, a ese órgano que ha enfermado (Enfoque Holístico de la Salud y la Enfermedad, de la Dra. Adriana Schnake; enfoque presente en Buenos Aires gracias al Dr. Carlos Gatti y a la psicóloga Nora Guinsburg) o a esa persona con la que estoy en conflicto o a ese planeta de mi Carta Natal o a ese arquetipo del Tarot o a ese elemento de mi sueño, y luego soy aquello y respondo, y vuelvo a ser yo misma, y vuelvo a ser aquello y respondo: para que lo que considero extraño o ajeno o sufriente se revele en su unidad, hago el camino de un polo a otro, atravesando grado por grado.   

Mientras escribo me doy cuenta que esencial es el cuerpo en la historia humana, cuantos lo han puesto por algo mayor que los trasciende. Cuan cierto es que el cuerpo es la manifestación del espíritu, es el medio para el aprendizaje del alma, cuando así se elige. Cuantos héroes anónimos y cuantos héroes olvidados por la historia que escribe el capital y conviene a unos pocos. Es 1 de mayo. Recuerdo a los mártires de Chicago, los anarquistas Michael Schwab, Louis Lingg, Adolph Fischer, Samuel Fielden, Albert R. Parsons, Hessois Auguste Spies, Oscar Neebe y George Engel. Siguen vivos.