Meditación

Alas y raíces
en el centro
cuando me encuentro
dentro y fuera de mí.





El colectivo unicornio

Me enseñaron a visualizar en rosa para el equilibrio emocional. Me enseñaron que el Creador encarna en cada ser, para vivir diversas experiencias. Dos veces Dios se vistió de ambulancia para salvar mi vida. De mí mismo.   


Vivo en la ansiedad y el miedo. Cuando tengo que salir al mundo. Viajar. Imagino a Jesús y le digo: en vos confío. Le pido su compañía en cada viaje, en cada calle. Y entonces salgo. El horror y la belleza caminan juntos. Más la belleza. Un árbol tan joven, una planta madurando en el cemento, una chica de audiculares bailando con las manos. Cada respiración es quemada por el rosa. Por las casas que imagino de barro en la piel de la Tierra. Los animales en comunión con los hombres. La guerra comida por la paz.


Esta vez el colectivo va tan lento que empiezo a sentir los efectos. Tiemblan mis manos. Cierro los ojos. Rosa. Rosa que me cubre y se expande. Pero no puedo ir más allá, a las calles que vomitan velocidad y cansancio. Esta vez no puedo. Algo está cambiando. Empiezo a imaginar alas, a cada costado, no en mí sino en el colectivo. Escucho gritos.

Abro los ojos apenas. Tiene alas el colectivo. Algunos pasajeros se abrazan, otros aúllan. Puedo oler el miedo, puedo oler la alegría. Las alas son blancas y terminan, justamente, en rosa. Gigantescas. Cierro los ojos.

Vuelvo a abrirlos. Mis compañeros están en grupo cerca del chofer. Me acerco como puedo. La ciudad se ve pequeña, las torres, los carteles de publicidad. Un cuerno gigante nace debajo del vidrio. Un cuerno blanco y brilloso, que no imaginé.


Hoy no me importa

Hoy no me importa Karma. La Rueda de Samsara. Hoy no me importa Ley de Causa y Efecto. Es ella, es él. Es chiquitito. Está cansado. Tiene hambre. Está matando o muriendo. Está siendo talado. Siendo cazado. Hoy muere por locura o soledad. Escapa como puede de un mundo que lo asusta demasiado. Hoy se trata de esas caras que jamás conoceré. Esas pocas que deciden por los muchos. Me quedaré con burgueses y proletarios. Con voraces verticales, estructuras de poder. Dios, por favor, una palabra. Sé. Como es arriba es abajo como es adentro es afuera. Me hablarás de mis monstruos. Trataré de ir alerta. Deambulando muchas veces, sin poder. Me hablarás de la belleza y el horror que habitan en mí. De espejos erguidos y espejos torcidos. Me enseñarás sobre compasión y esperanza. Pero, Dios, hoy no puedo contener al mundo.