Meditación

Alas y raíces
en el centro
cuando me encuentro
dentro y fuera de mí.





La Estrella de Belén

Una vez me dijeron que buscamos la estrella que nos guía hacia Dios, a la vez, Dios nos busca a nosotros. Creamos o no en el Jesús del Cristianismo, su vida marcó nuestro tiempo. Maestro que hizo carne sus ideas, transformando en compasión a las mujeres y los hombres tocados por su amor incontenible. A cada quien los panes y los peces nos otorgan una señal. Tal vez la valentía de multiplicar las luminarias que enseñan virtudes y vulgaridades, para elegir, y siempre se trata de elegir, quiénes queremos ir siendo. A pesar del dolor, la sorpresa, la celebración. El sentido de Jesús le fue revelado en el desierto, a través de las tentaciones. Vencedor, continúo hasta las espinas, que lo coronaron rey, en la injusticia y la incomprensión. Golpeado, insultado, como muchas veces la vida nos ofrece los efectos de una encarnación que aún no comprende el para qué. Pero la esperanza, como esa causa misteriosa que al igual que la fe nos permite erguirnos otra vez. Sigo la estrella pues busco a Dios, con la certeza de que él me busca, aún mientras camino entre dagas, entre sangre y aullidos. En la lejanía que percibo y atravieso, para luego encontrar la cercanía que me sostiene, la voz que me recuerda lo valiosa que es mi vida, cada vida, de todos los Reinos. El destino, en los márgenes que dispone el Creador, con las dos columnas del Templo custodiandoː Ley y Libertad, destino como patria, difícil y vitalmente ser feliz. Desplegando benevolencia y sabiendo que la Justicia de la divinidad observa todo.



Casinos virtuales

Un clic. Dos clics. Tres clics. La apuesta se sube. La apuesta se baja. Los dados corren. La ruleta. Los Slots. Dedos que se mantendrán despiertos por horas. En el chat se habla inglés, cada palabra, cada frase tiene el potencial de ganar la "rain", una suerte de propina de fichas o monedas virtuales que otorga un robot. Se abren y sostienen fraternidades peculiares. Cimientos de prestarse créditos, seguir o ser seguido por otros para obtener algún beneficio, compartir qué se ha ganado o qué se ha perdido. Algunos chats aceptan avatares de fotografías reales. Las pocas mujeres jugadoras son imágenes de caras, cuerpos o escotes. Un clic. Dos clics. Tres clics. Los juegos corren. No hay límites, o al menos, no podemos saber el hasta dónde del jugador detrás de la pantalla, qué tradición, qué búsqueda, qué Sol. Sin embargo, la timba virtual materializa amistades, flirteos, noviazgos. Algunas serán hierro, otras arenas. Puentes hacia Telegram, Facebook y por qué no, sexo virtual. Quizá los menos. O tal vez nunca lo sabremos. Se trata de ganar, de divertirse. No lo sé. Recibo identidades sin cuerpo, conversaciones sin brillo ni hondura, famas de triste mérito. Mientras escribo, alguien gana monedas. Alguien pierde monedas. Un ser humano se aleja de su humanidad. Es un ser humano que está sufriendo, quizá sin saber por qué.    


Carta de Lectores publicada en el diario La Nación


Hermanos

Nunca los vi en verdad. Sólo las fotografías de Internet me revelan la belleza, la intensidad de los elefantes. Sé que todavía son presa de cazadores, sus colmillos de marfil son buscados con empeño e ignorancia. O quizá debería decir, desde la desconexión con la Madre que nos sostiene y brinda su prosperidad, la Pachamama. Somos sus hijos. Hermanos entre todos los Reinos. Un alga, hija del dios Poseidón. Un hongo como portal del chamán a regiones mágicas y sanadoras. Una hormiga es sagrada como el misterio del firmamento y sus astros. Una pequeña planta creciendo a fuerza de coraje entre el cemento. Una roca humilde, escondida y pura en las aguas de un arroyo. Una madre colibrí atenta a sus pichones hasta el cansancio y el hambre. Un lobo atraído por la noche profunda, mientras la Luna ilumina su camino. Un ser humano transformando su dolor en belleza, con sus letras, con su arte. Se escribe sobre los animales más peligrosos. Pero generalmente se omite al hombre. Quien es capaz de destruir a sus propios hermanos, a su Madre bondadosa. No hay consciencia de la trascendencia. Del mundo que nuestros hijos heredarán. Muchos animales se han extinguido. Muchos están en peligro de extinción. ¿Hasta cuándo la peste? ¿Cuándo los hombres se atreverán a mirar? A sentir que el ritual se abre en cada ser que habita el planeta. Los egipcios demostraban su respeto en las esfinges, representantes del poder y también del enigma. El zodíaco es la intensidad de animales que nos habitan, a excepción de Libra. El I Ching, en sus dos fuerzas primarias, Yin y Yang, nos enseña el Dragón como potencia masculina y la yegua unida a la vaca, como potencia femenina. El Tarot cuenta con un perro representante de la fidelidad que acompaña al arcano El Loco; dos caballos en El Carro, carta de avance y talento; en La Fuerza, el león como enseñanza de la transmutación de los instintos, el ser humano debería aprender esto, sobre su codicia, sobre su pobre sentimiento de fraternidad. Pero algo crece, los corazones cada vez son más numerosos y leales a la naturaleza. La acción responde a la urgencia. La empatía configura la protección. Los defensores de la República Española decían: no pasarán. No dejaremos que pase el maltrato y la muerte de los seres de cada Reino. Resiste Pachamama. Resiste hermano animal. 


Dios

Mi semilla pura
el fuego es más fuerte que la espada
nadie puede extinguir mi alma
la chispa que guía la peregrinación
mis compañeros son humanos
animales
seres fantásticos
planetas
estrellas
arcanos
sabés de mi Justicia
de mis vulgares y mis virtuosos
a vos me consagro, Señor
a pesar de los aullidos
te agradezco por la sangre
sos mi fuerza y horizonte
tus manos no me soltarán.





Canto de El Loco

Seguiré mi propia estrella
abrazando árboles y su memoria
saludando a los Astros
besos a cada mariposa
Creador,
me rindo a tu Verdad               
Amor, Justicia, Belleza
te siento en cada ser, pájaro, flor, piedra
no perderé el asombro
en tu vientre de secretos y revelaciones
siendo semilla camino sobre la alegría 
a veces sin saber del precipicio
no sé qué vendrá
los hermanos animales protegen
los grandes de corazón
he comenzado la peregrinación.




Perdura

No existe la suerte. Kybalion en su Ley de Causa y Efecto, lo asevera. Si esta vida, si esta prueba. Dicen que la Casa Astrológica XII es la morada del Karma. Quizá un Sol en ella, como el emperador cuyo orden fue miseria y hambre para su pueblo. Quizá. Siempre se trata de especulaciones. Lo cierto son las tempestades. Las bendiciones. El amor que se despliega como un jazmín, blanco y generoso.

El Rebelde, Carta del OSHO Zen Tarot, es quien se despoja de mandatos y deberías. Instancias necesarias para crecer en consciencia. Al igual que el arcano sin nombre, la transformación para iniciarse en los misterios. Hay que ser valiente. 

La vida pulsa en tiempo y espacio, enseña el I Ching, Cielo y Tierra, Dragón y Yegua. Siempre la Generación. Lo Penetrante y Lo Receptivo. Las fuerzas que engendran todos los seres, les dan vida y belleza.

¿Pero de qué se trata todo esto que enuncio? De la potencia del ser humano, capaz de crear su destino, en las líneas de una mano que Dios grabó con fuego sagrado. Se va escogiendo el cauce. En la mesa de nuestro Mago interior todo a disposición y a voluntad, los cuatro elementos, aquel secreto que impregna todo como quinto, los seres elementales, las dimensiones que nos hacen ser humanos. 

La amada Tierra girando alrededor del Sol. “Como es arriba es abajo”. 

De fama y fortuna

Corré. Corré. Corré. El velo jamás será abierto. La ciencia oculta se reserva. La sacerdotisa niega la entrada al templo. Mientras, el sumo sacerdote mira con ojos de benevolencia y apertura. 1, 2, 3: duró tu fama. 1, 2, 3: duró tu fortuna. 1, 2, 3: duró el mandato cumplido. Saciaste la ilusión. Tu espejo es denso. De esa densidad con la que sólo un ángel puede moderar. A la creación precede la destrucción. La Rueda nos enseña que las fuerzas maléficas y benéficas en eterno movimiento, con la esfinge arriba, enigma, custodiando. La cumbre y el acantilado se suceden. El apego a uno u otro genera las ansias o las frustraciones, más, más y más. Quizá en el silencio encuentres tu horizonte. En el firmamento, algunas respuestas. Hacia el interior, tu verdad. Como el sabio anciano que nos habita, ya la ha encontrado, alumbra con humildad para no encandilar la ignorancia humana. Y el Colgado, quien abandonó toda búsqueda vulgar, cerca de fundirse con Dios, cuyas monedas caen de sus bolsillos. Se contempla digno, pacífico. No niego que la obra artística trasciende. Pero menos puedo negar que es el amor la fuerza más poderosa, capaz de desatar un milagro, aunque nunca lo sepas. El ego se alimenta de ego. El hombre elevado se alimenta de pan y de palabra. Transcenderá en lo ilimitado por su compasión. A veces la alcanzaremos, a veces no. Pero vale la alegría y a veces el dolor, al menos intentarlo.



Noche de San Juan

Vela azul para el Fuego
sal y limón para la Tierra
sahumerio verde para el Aire
cuenco para el Agua
rosario blanco y tres perlas
intensión debajo de la almohada
dormiré temprano
las verdades también
se revelan en los sueños
los elementales, los ángeles
Dios ve mi corazón
mi tempestad y mi valentía
invoco mujeres lunares
la noche convoca
el lobo y el perro protegen
el cangrejo es hogar
en el estanque 
mi cara es la misma
que voy descubriendo 
descalza
a fuerza de semilla
pantano
Loto
descalza
en mi deseo para el mundo. 


Nardo

Si el mundo, cada ser, cada vínculo, cada fuerza del péndulo, es mi reflejo; quiero quebrar todos los espejos. No ver el miedo, los jinetes, los jueces, los avaros. O aún con ellos en las costillas, saltar. Soy yo misma. Pero quizá una red de perlas que se miran entre sí está esperando. El azul de la intuición y el verde de la vida eterna. Purificación que sólo podrá mi estrella. Agua sobre mis selvas y sobre mis desiertos. Un ibis como símbolo egipcio del alma, una flor como cuerpo pasajero. Soy tan pequeña en el firmamento. Sé tan poco. Mi carnero avanza, a veces se golpea. Pero el fuego que lo habita alumbra virtudes y vicios. Da calor y cauteriza. En el templo, donde la Sacerdotisa, aprendí a callar. Discreción y humildad convoca su ritual. Seguiré a pasos lentos. Cautelosos y valientes. Necesito, quiero ver en los ojos de mi oscuridad. Las sombras pueden transformarse en aliados y portal. Me inicio para parirme a mí misma. Mientras la Luna Nueva entrega un nuevo secreto, una flor de Nardo, frágil y envolvente.         


      

En el Mundo de las Maravillas

Llueven hojas amarillas. Cada tanto un panadero entre mis manos, pido mi deseo, ruego que vuele alto. Como la bandada de palomas, dibujan círculos y luego encuentran su refugio. Hoy un hombre me dijo: se te cayó la hoja. Lo miré y agradecí, le di otra de mis hojas, como un tesoro escondido en la profundidad. Sonrió. Pensé: dulce humanidad. Una pequeña planta creciendo entre baldosas. Eso es valentía. Un bebé besado por su madre. Un vecino me cuenta de la milonga a la que asiste, con bastón, con emoción. En las nubes descubrí un dragón. Conocí palmeras que no les importa el otoño. Árboles añejos. No necesito seguir al conejo, con sólo abrir los ojos me alcanza. Dios tiene muchas caras.





Primavera y otoño

El I Ching dice que tanto la primavera cuanto el otoño habitan también en el corazón de cada ser. Mientras, la Rueda de la Fortuna, arcano X del Tarot Marsellés, entre muchas enseñanzas y al mejor estilo Lao Tsé: todo es transitorio, a la destrucción precede la creación, la desgracia y la plenitud son pasajeras, no se debe apegar ni a una ni a otra. Pero somos simples humanitos, algunos en el sendero de la evolución, de ir despertando a nuestra divinidad. Aún así, no es sencillo atravesar la tristeza. Llega donde sea, el tiempo que sea. Quizá Saturno, acechando el reto. Pero a veces la tristeza se transforma en un gran núcleo de creación. Hacer del dolor, belleza. OSHO decía que todos somos creadores. La asociación civil “Poesía Viva” tiene el lema: todos somos los poetas. Aquellos que hemos nacido con Neptuno en Capricornio, sabemos la apuesta: materializar el arte o el misticismo o ambos. Con trazos, colores, líneas, ritmos. Al igual que el llamado de la trompeta del Ángel del Señor -Carta XX, Tarot Marsellés- todos estamos llamados a renacer. Cualquier dimensión puede resurgir en plumas y raíces. Cisnes y perlas. Lo he dicho antes: se trata del coraje espiritual. Que duela, desgarre: pasará, se transformará y quien esté dispuesto: aprenderá del grito, volviéndose quizá, más sabio. Bendita la vida que nos permite sentir, discernir, confiar, creer, elevarnos, experimentar. No importa la esfinge y su enigma, no es necesario responder. Late el milagro. La aventura y el misterio. Seas humano, yaguareté, flor, piedra.  


Pd. Hace unos años leí que había en Argentina, sólo 200 yaguaretés. 
No sé cuántos son ahora. Ojalá la humanidad entera se transforme en compasión. 

Misterio sin nombre

Sé, hay temas que quizá no es “correcto” escribir. Pero quiero hacerlo. No se trata de copas en duelo, un corazón atravesado por espadas, una opresión que impide ver el camino, un bloqueo que encierra. Cuando, hace varios años, por primera vez escuché The Great Gig In The Sky, de Pink Floyd, más allá de las palabras, sentí: es el grito de un bebé naciendo al mundo o es el grito de un ser naciendo a una nueva dimensión, aquella que se especula, pero nadie tiene certezas. Se trata de la muerte, que no distingue entre proletarios y burgueses. Desnudez y soledad. A veces pienso que al morir nos transformamos en mariposas, yaguaretés, nardos. ¿Quién sabe? Quizá David Bowie habita en Marte, Leonard Cohen en Neptuno, George Michael en Venus. Yo también puedo tener mis suposiciones, ¿quién es capaz de impedirlo? Cuando escucho una canción de David, Leonard, George: miro al Cielo y les envío mi beso. Agradezco sus legados. Sonrío. Cada vez que recuerdo a quienes amé y se fueron, me doy cuenta de que se trata de nutrir aquello que admiraba, que los hacía nobles, grandes. La bondad, el ritual, la alegría, la inocencia. Quizá allí, un secreto. Cuando evoco mi propia muerte, imagino una celebración, donde quienes me amaron, verdaderamente, festejan mi transformación, vida nueva, vida dulce. Entiendo lo obvio, corremos de la muerte. ¿Por apego, ignorancia? Lo más obvio, por miedo. ¿Pero acaso, también, no tenemos miedo al amor, a los retos, a los propios Efectos? Todos los pueblos y religiones han tenido su comarca. El Juicio de Osiris, los campos elíseos, dormir hasta que el Cristo regrese, purgatorio, fundirnos con la divinidad; después de muchísimas encarnaciones. Cada quien, con la libertad para elegir su creencia. En el arcano sin nombre, al derecho, del Tarot Marsellés, se enseña a transformarnos, tierra preparándose que dará sus frutos, incluso la iniciación. Enigma. Una vez leí, que OSHO decía, cuando el “final” aparece, hay que saber recibirlo con consciencia. Qué difícil debe ser. Pero que plenitud. Despedirse de la vida, abierto a recibir lo que vendrá. Que valentía.



Porque la vida es...




y vos sos protagonista: no le creas al capitalismo. 

Figuras de la Corte: los Reyes

El Fuego finalmente ha crecido, sabiamente, para alumbrar y dar calor. El deseo está consumado. El Rey de Bastos contempla a su Reina y ella, a él. Rojo de acción predomina en su vestidura, algo de verde y una capa amarilla. Sostiene la vara, símbolo de su poder. Debajo, una pequeña salamandra. Posiblemente, compañera de su esposa chamana. En su trono, leones, referencia al signo de Leo; también más salamandras, mordiéndose la cola, al igual que el ouroboros: la eternidad, el ciclo infinito, circular. Sabe manejar sus impulsos, la terquedad propia de Aries. Es bondadoso y expansivo como el centauro. 
El Rey de Oros observa la abundancia de su territorio. Fértil. Colmado de belleza. Lo consiguió, se rinde ante él la creación material, humana, y el arte que la Madre Tierra configura. Su ropaje está dibujado por numerosas uvas. Supo ser cauteloso, como Tauro. Supo encontrar su lógica, analizar hacia dónde y cómo, discriminar. Al igual que la joven virgen en la cosecha. Desplegó la perseverancia, propia de Capricornio. Ahora el placer, el disfrute de la empresa conquistada, estable finalmente. 
Se parece a la Justicia, Carta VIII. Mira de frente el imponente Rey de Espadas. Vestido, casi por completo, de azul. Recuerdo el misterio del océano y el cielo. Su trono está labrado con mariposas, representantes del alma para los griegos. El pensamiento puede convertirse en compasión, ternura. En un bosque, quizá espera las respuestas que un pájaro puede ofrecerle. Aun así, no se dispersa, como Géminis. No impone a la fuerza sus ideas, como Acuario. No ofrenda cortesías vulgares, como Libra. Ha vencido las sombras, brilla, habitado por la luz de los signos que lo representan; el conocimiento, la originalidad, la búsqueda de armonía. 
Sobre el mar, el Rey de Copas. Conquistó sus emociones, no es arrasado, no es quebrado por ellas. Su copa es amplia, quizá evoca a Piscis. Soñador e intuitivo. Penetrante y magnético, al igual que Escorpio. Se transformó de escorpión a águila. Protege a su clan, románticamente. Fiel a la tradición, a sus raíces, como Cáncer. 
Cuatro hombres, cuatro realizaciones. Fuego, Tierra, Aire, Agua; en celebración y plenitud. Llegué al final de mi viaje. Comprendo el fulgor de lo receptivo y lo penetrante. Aprendí qué se esconde en cada personaje, fuerza, situación. Que se irán combinando, el azar no es lineal. Sé: soy habitada por muchos seres, sobre todo, por las Reinas, quienes me susurran: la vida se trata de ciclos, una rueda que gira sobre el mar, después de la destrucción se enciende la creación. Y Hermanubis, otra cara de Dios, te recibe. 





Figuras de la Corte: Las Reinas

-Dedicado a las mujeres con planetas Casas IV, VIII y XII-


De la baraja española desaparecieron. Pero no del Tarot. ¿Cómo podría perderse el poder receptivo de la feminidad? La delicadeza, la gracia, la sensualidad, la inteligencia capaz de Ver, la fertilidad, la fuerza. La Reina del Fuego, cubierta de amarillo (color de la inteligencia) una vara en su mano, símbolo -en este caso- de dominio, la otra mano carga un girasol, metáfora de seguir al Sol, la luz, el calor. Un gatito negro la acompaña. Quizá pocos lo sepan: es una chamana. En su corona, Laurel; victoriosa en su saber. Parece observar a la Reina del Oro. Mujer de enorme corazón y bondad. Una con la naturaleza. Su vestido lleva rojo (color de la acción), verde (vida eterna, naturaleza) y blanco (pureza). Me recuerda a la flor del nardo, frágil pero a la vez, envolvente. Sobre ella, un marco de rosas. Su corona es peculiar, pareciera que sobre la esfera hay alas rojas. La Madre Tierra es raíz y pluma. Los árboles nos enseñan esto. Llega la Reina de la Espada. Siento frío. Es mi primera impresión. Si me adentro, es la femme de la palabra certera, la búsqueda de justicia, el conocimiento. Su corona está embellecida por mariposas. No es distancia, es la preservación necesaria para sopesar y dar veredicto. Como lo enseña el I Ching: la mayor justicia nace en la compasión. Contempla a su compañera, la Reina de la Copa. En la orilla de un mar, emociones, intuición, sensibilidad. Su ropaje es casi totalmente blanco. Atenta a su copa. ¿Quién sabe? Quizá puede decodificar el mensaje que esconde el agua. Seres parecidos a sirenos y ángeles envuelven su trono. Su corona es armoniosa. 
Mis heridas, mi esperanza, mi presente. Gracias, Reina de Basto, por tu ungüento. Gracias, Reina de Oro, por tus flores que han permitido el brebaje. Gracias, Reina de Espada, por la claridad que me permite hacer de mi pensamiento, un recurso. Gracias, Reina de Copa, mi confidente, me enseñás que toda mujer es una fuente poderosa, que recibe la sabiduría de la Tierra y del Cielo. Gracias, Maestras. 
Y agradecidas, todas las mujeres: ya no podemos desaparecer por la hoguera. 






Figuras de la Corte: Caballeros

Lo primero que viene a mí son los templarios, aquellos monjes guerreros, a la vez banqueros. También pienso en un samurai, en su Bushido, poderoso código de ética. En ciertos períodos de la edad media, los caballeros, generalmente, eran de Sangre Real. Además de compartir valores y aptitudes, virtudes y exigencias, salían de los dominios reales, para conectar el afuera con el adentro, con su Rey. Eran luchadores y mensajeros. Prontos a la batalla, si era necesario. En el Tarot nos encontramos con cuatro estilos. Caballero de Fuego, de Tierra, de Aire, de Agua. En el primer caso, Caballero de Bastos (Aries, Leo, Sagitario), el caballo cabalga en justa medida, aquello iniciado por el paje sigue su cauce. Aventurero, fiel, atento a descubrir, fogoso, impulsivo, orgulloso de su estirpe, con armadura y ropaje amarillo (inteligencia) sabe hacia dónde o quizá su intensa brasa lo guía. El caballero de Oros (Tauro, Virgo, Capricornio) observa a la Reina, tal vez vuelve de la marcha con aquello que ganó: un pentáculo como una moneda brillante en la mano. Su caballo no se mueve, sin embargo, el resultado de su viaje puede querer decirnos: persevero, aún no hay consumación sino constancia. Práctico, sensato, cauto, ordenado. Útil a su linaje, debido a su disciplina. Llega el viento, arremeter por lo que se quiere, un caballo con brío, el Caballero de Espadas (Géminis, Libra, Acuario), posiblemente sale del Palacio para intentar la victoria. Su paso es rápido y salvaje, como una tempestad. Su espada en alto. Elevado el valor que da a sus ideas. Originales, extravagantes, creativas, expansivas. Es el pensamiento que abraza lo emprendido por el Paje, y sigue como las aguas, siempre en transformación. El caballero de Copas (Cáncer, Escorpio, Piscis) parecería volver, contemplar a su Reina. Copa en mano, posiblemente traiga noticias. Cabalga despacio. Nunca se sabe cuándo una emoción puede destinar el acto. Soñador, comunicativo, encantador, galán capaz de conquistar  a la dama que considere digna (en nuestra época, afortunadamente, las mujeres conquistamos, como cualquier hombre). Su casco lleva alas, me recuerdan al dios griego Hermes, justamente, el mensajero de los dioses.  ¿Cuál será el color de los mensajes que trae el Caballero de Copas? La Reina puede intuirlo. 




Figuras de la Corte: Pajes

En la antigüedad, los pajes eran jovencitos, de Sangre Noble, quienes conocían los secretos de lo que acontecía en el Reino. Más tarde, algunos se convertían en caballeros. En el Tarot pueden representar a niños o jóvenes, niñas o jovencitas. Con cierto aspecto de inmadurez¬, propio de la edad. También pueden significar situaciones, aquellas que comienzan, generalmente. Como sabemos, cada palo, representa elementos, situaciones, dimensiones del ser humano; Fuego, deseos; Tierra, acciones; Aire, pensamientos; Copas, emociones. 
El paje de Bastos nos traerá las características propias de los signos de Fuego (Aries, Leo, Sagitario). Un joven contempla una vara, quizá pensando que pronto el accionar comenzará. Sus ropas son amarillas (inteligencia) y rojas (acción), más allá se observan tres pirámides misteriosas. El Fuego está listo a desplegarse. El paje de Oros (Tauro, Virgo, Capricornio) observa el pentáculo dorado, sabe lo que implica el terreno material, su inteligencia es práctica; sus raíces poderosas. La tierra es tan joven como él. Todavía no ha brotado en primavera. Pero hacia allí se orienta. El otro joven, paje de Espadas, (Géminis, Libra, Acuario) sostiene con delicadez su espada, mirando hacia otro lado, donde una bandada de pájaros en el cielo. Todo en él parece delicado. Es capaz de unir conocimientos y hechos. Aun así, parecería haber un precipicio, quizá preparado para su dispersión. Es inteligente, sabrá sortear el peligro. Comienza el pensamiento a crear. Y el último paje, de Copas, (Cáncer, Escorpio, Piscis) lleva una vestidura que es casi completamente azul, color de conexión con las verdades cósmicas. En su copa, un pez. Paje soñador, imaginativo, sensible, quizá esponja psíquica. Aparece la emoción, el Agua, tal vez el iniciar una relación sentimental, una amistad o tal vez una apertura hacia la intuición. 



El camino de los Oros

El firmamento dice que puedo lograrlo, empiezo, no negaré que la materialidad es importante, como el cuerpo, el templo. Puedo ser bendecida si emprendo, voy a perseguir la prosperidad. También me toca la búsqueda de equilibrio, se trata de cuerpo y alma, materia y sutilidad. Y siempre las aguas que acompañan, como emociones capaces de protegerme, si logro que la balanza cuente a mi favor. Ahora, el momento de ser acompañada, trabajar en equipo, planificar, soñar con aquello que anhelamos y llegar a materializarlo. Pero no resulta tan fácil, cuesta vencer mi apego al dinero, a los objetos, a los mandatos, a ciertos vínculos, detrás la poderosa creación material, y sin embargo, le doy la espalda. No sé cómo vencerlo. O sí sé, pero no estoy dispuesta. Y entonces, sentirme desamparada, desprotegida, en todas las dimensiones que nos hacen humanos. No puedo darme cuenta: la ayuda y la esperanza esperan a un costado. Camino ciegamente. En la dureza del frío, en la fragilidad de mi organismo. Y luego, la capacidad de dar y recibir, el círculo. El auxilio según las acciones, la necesidad. Aprendo a pedir en mi urgencia. Aprendo a agradecer. Sin embargo, más tarde, la cosecha entrega pentáculos brillantes, dorados. Yo esperaba uvas. Dirán, sin que yo sepa: no sabe leer las señales. La habita el pesimismo. No se da cuenta de la divinidad y su tesoro. A continuación, el trabajo y su esfuerzo, artesana cuya disciplina me permitirá la recompensa. Al menos eso intentaré. Perseverancia. Disciplina. Más allá, me transformo en una mujer de vestidura amarilla, el color de la inteligencia, un águila me acompaña, me recuerda a Zeus, quizá ésta es la retribución a intensa constancia. Yo misma, embriagada de fertilidad y belleza, no hubo guerra para la victoria que me contiene y me disuelve entre nueve pentáculos, frutos, árboles, montañas. Gracias, naturaleza. Soy contenida en tu cuerpo, como una flor. El último escenario, rodeada del fulgor que la familia otorga, danza de niños, jóvenes, adultos, abuelos, hermanos animales. Diez pentáculos, la exuberancia de la Madre Tierra y la habilidad del hombre. Se descubren la tradición, el amor y la alegría. 



El camino de los Bastos

Se trata de mi iniciativa, de mi deseo, del fuego que se adhiere a mi ideal, sé que voy a comenzar. Ahora observo el horizonte, me apoyo en la tierra, puedo quizá expandir mi mundo, tengo que reflexionar hacia dónde, cuál es mi voluntad y cuáles mis recursos. Pero ya tengo más raíces, ya comprendí la meta y la senda a seguir, no sólo me apoyaré en mí misma sino también en mis partidarios. Más tarde, el fruto, mi refugio, embriagado de prosperidad y abundancia, estable, en calor y ternura. Luego, la competencia, en justa ley, a veces hay que luchar por lo que se desea, sin perder jamás la ética ni la moral. La dulce humanidad. Continúo. La victoria me acompaña, el laurel es mi corona: gané la batalla. Pero sé: la guerra es larga y cruel, y en verdad, nadie gana. Pero en este momento el disfrute, la compañía de quienes creyeron y creen en mí. Pero después la batalla es contra a enemigos que no puedo observar, quizá están ocultos, quizá soy yo misma la enemiga más poderoso. Me atormento, una crítica, una opinión negativa del afuera. O mis propios núcleos de oscuridad. No lo sé. Aún no lo sé. Hay esperanza más allá, los bastos se dirigen a estaquearse en la tierra, la acción persiste, con ritmo y fulgor. Tal vez con rapidez, lo que sí es seguro; el movimiento es acertado. Aunque el cauce siguiente es tan extraño. Estoy tan cansada, no sé pedir ayuda, no sé cómo terminar lo que empecé. La venda en mi frente resguarda, como si padeciera un mal. Y el final. No puedo darme cuenta dónde me dirijo. No puedo ver. Estoy exhausta. Estoy quebrada. Estoy alerta, nadie sabe que escondo un as.  



El camino de las Espadas

Mi pensamiento es capaz de crear, dependerá de si soy positivo, mi creación, mi vibración, aquello que puedo decretar. También una nueva creencia, un nueva manera de pensar, es el cauce de mi pensamiento el material. Avanzo, mis ojos están tapados por una venda, mis brazos cruzados, no puedo ver la Luna, no puedo ver el agua: no puedo integrar mis pensamientos y mis emociones, no confío en mi intuición, estoy bloqueada. Más allá, mi corazón y su herida, duele, hunde, este es mi duelo: “llueve en mi cabeza como una tragedia”1. Ahora parece que morí, sin embargo, mi inmovilidad tiene que ver con el silencio, con la parada que necesito para reflexionar. Sigo, gané la lucha, mi inteligencia me acompañó, en justa ley, la derrota no me pertenece. Pero hay instancias donde necesito encontrar una salida, atravesando quizá mis emociones, no huyo, enfrento y cambio, lejos de situaciones que pudieran dañarme. Camino. Como Ulises, “rico en ardides”2, encuentro una estrategia, me siento ágil, supe aprovechar la situación, me siento relajada. Pero el sendero continúa, y otra vez, mis ojos están vendados, mi abdomen, mi panza, parte de mis piernas. Siento que no hay salida, el pensamiento determina mi emoción y mi padecimiento, sin embargo, las espadas no me rodean por completo. Si abro bien los ojos: encontraré la salida y el camino a casa. Y ahora, circular el pensamiento, parásito, carcomiendo hasta mi cuerpo, mi descanso, la posibilidad de dormir y de soñar. Finalmente, me siento derrotado, como si mi propia psiquis ha sido capaz de matarme, aun estando vivo. Pero mi capa es roja, pero miro las aguas. Quizá encuentre el misterio y la resolución, como el viento, que dispersa juicios, mandatos, deberías. 

1- Canción de Eurythmics: “Here comes the rain again”.
2- La Odisea, de Homero.




El camino de las Copas

Valentía. Quizá es mi fe. Mi creencia o mi confianza. Algo se estremece dentro de mí. Se inicia. Tengo que elegir. En ese cáliz se esconde mi esperanza. Un corazón noble que busca colorear el mundo, templar mi pensamiento, rendirme a la belleza. Delante de mí, un compañero. En sus ojos encuentro la urgencia de la unión. Y alzamos las copas, sentimos el fulgor que el calor otorga. Y luego, la abundancia, celebramos a la Tierra y su bondad, tres mujeres en el compañerismo necesario para avanzar con alegría hacia las raíces y las plumas. Pero las emociones son un océano. Cambiante. Observo a un hombre incapaz de agradecer, de leer las señales del firmamento, observa lo vacío, incapaz de Darse Cuenta que sólo a unos metros, la providencia lo asiste. Y más allá, un hombre de capa negra, el dolor intenso, tal vez el duelo, la herida, patria de cualquier ser humano. Pero “en las grietas está Dios, que acecha”1. Más allá, si bien la mente es traicionera, a veces el brillo de un recuerdo dulce es capaz de aliviar. Como lirios expectantes por recibirme, aquellas fotos luminosas que la memoria atesora. Y seguiré soñando, y alcanzaré mis sueños, mi voluntad y mi poder hacia allí se orientan. Pero sé: necesito comenzar a caminar, pasos lentos y seguros, la introspección capaz de alumbrar virtudes y vicios. Sigo mi intuición. Voy por mi transformación, con humildad. Arribo al final del camino, el banquete, espero a mis compañeros que auxilian, aconsejan, aman, compartimos las vivencias que cada quien elige. Y finalmente, la realización, mis emociones en equilibrio, integradas a mis pensamientos, deseos, acciones. Siento mi vida que se expande en el amor y la certeza de que el cielo y su misterio, acompañaron en mi peregrinación. Valentía.  




1. "Para una versión del I King", poema de Jorge Luis Borges. 

Casa astrológica XII

La última Morada, correspondiente al signo de Piscis. 

No puedo evitar pensar en El Colgado, Carta XII, del Tarot Marsellés. Arcano del sacrificio por amor, la unión con Dios, la parada que implica la asimilación necesaria después de intensa peregrinación, que continúa hasta la Carta XXI.

También recuerdo las doce tribus de Israel, los doce apóstoles de Jesús, los doce meses, los doce signos, las doce Casas astrológicas. El doce evoca la idea de ciclo cumplido. Al igual que la Casa XII. 

Una vez, un astrólogo rosarino, Gabriel Borla, me dijo: con planetas en XII tenés que entregarte a Dios. Fue hace varios años, sin embargo aún lo recuerdo. Es una especulación: en XII el ego se disuelve para fundirse en las aguas del Creador. Pero también es patria de encierros, hospitales, cárceles, espacios cerrados, pruebas que desgarran. E intensas sensibilidad e intuición. 

En la antigüedad se consideraba de los enemigos ocultos. 

El astrólogo Eugenio Carutti señala que los planetas en XII han recorrido un largo sendero -como el Tarot lo propone-, el cual implica que todos los arquetipos posibles -que encierran y a la vez revelan los planetas; como dioses que actúan de un modo, el signo; y en asuntos concretos, las Casas- están presentes en ella. También supone que, a modo de espejo, reflejan los arquetipos propios de aquellos que se acercan a quienes tenemos planetas en la Casa mencionada. 

Según la astróloga Alicia Álvarez, los planetas en XII tratan de salir de las sombras, de encontrar su fulgor, apoyándose quizá en los aspectos benéficos, armoniosos, con otros planetas, relaciones como aliados capaces de estimular los dones escondidos. 

Dicha morada al corresponder a Piscis puede implicar dos posibilidades: la elevación del signo, que podría tomarse como la vida monástica, quizá un tanto peculiar o, desde mi comprensión, la poderosa oscuridad de la energía pisciana: el ocultamiento, la mentira, la estafa material y/o emocional. 

Desde mi experiencia, Venus, Mercurio y el Sol; es decir, la forma de amar y el impulso estético -término acuñado por Eloy Dumón- (sólo enunciaré los significados más sobresalientes) -Venus-; la mente concreta y la palabra -Mercurio-; la identidad, la parte iluminada de la mente, la integración -Sol-. Al menos en mí, entre muchas vivencias, han implicado: amores ocultos -Venus-, una manera peculiar de entender y expresar -Mercurio- y profundas confusiones respecto de quién soy -Sol-. Además pienso que me ha otorgado la bendición de la Poesía y la lectura del Tarot, entre otras artes. 

Pero actualmente en la Astrología: -con Kepler se dividieron finalmente la Astrología de la Astronomía, según Carl Sagan- planetas, asteroides, puntos sensibles, Casas, ángulos, aspectos: pueden re-significarse, siendo compañeros en el proceso de autoconocimiento que alienta la milenaria correspondencia entre Cielo y Tierra: “como es arriba es abajo”. 

Asimismo, la XII es el servicio desinteresado. La compasión por los animales grandes, por la naturaleza, por la humanidad. También el arte: cine, poesía, música; manera de trascender la sombra de la Casa que estamos exponiendo. Y se cree que es instancia de milagros, por ejemplo, decir o hacer que impacta mágicamente en otro, cambiando intensamente estructuras, convocando anhelos, sueños y descubrimientos, que seguirán su cauce; tal vez el poseedor de sus planetas en XII nunca lo sepa. Pero el Ojo que Todo lo Ve siempre sabe. 

Una conclusión personal, quizá equivocada, quizá compartida, en la morada más misteriosa puede contemplarse la antigüedad del alma. Enuncio alma, desde la concepción católica: dimensión psíquica y emocional de cada ser. Lo que sí es territorio de la mayoría de los estudiosos de la Astrología es que en la profundidad del océano se esconden las perlas, se requiere valentía, prudencia y sobre todo introspección. 

Al representar también espacios cerrados, siguiendo el sendero de una perspectiva luminosa, podría tratarse, por ejemplo, del caso de un consultorio donde el Terapeuta -con planetas en XII- acompaña a su paciente en la sanación. Y podríamos estar frente a un guía espiritual, un consejero, un artista -incluso consagrado como Madonna, como los amados David Bowie y Leonard Cohen-, y a quien la vida -como dice Benedetti- lo ha obligado, muchas veces, a parirse a sí mismo. 

Duele la Morada, otorga el llanto y hasta el grito, pero acrecienta la empatía y el amor. Si hay que entregarse a Dios, hay que confiar, hay que creer: después de la tempestad arriba la plenitud.   







Hombre -te habla Lilith-

Supe cosechar en comunión con la tierra
construiste el templo y la guerra 
fui habitada por los dioses y profeticé
robaste mi voz
dijiste quién sería mi amado
dijiste que tenía que parir
lloré con la Luna
mientras leías y escribías
yo trataba de entender
mi sabiduría ardió en tu hoguera
en tus muros sigo siendo belleza
desde entonces no me dejás envejecer
conociste mis manos y las explotaste
negaste mi criterio
ocultaste mi canto
pero mi rugido
ahora es más fuerte que tu historia 
y Dios nos forma del mismo barro. 




Abracadabra

Nombre oculto
fuego, tierra, aire, agua
números y annunakis
pentáculos y talismanes
rituales y danzas
círculos, triángulos, cuadrados
arcanos y mitología
rosas y diamantes
soles y planetas
elementales
cuánto más para que vengas
cuánta vida
quizá falta una oración
una palabra
un grito. 





Virgo

Una vez un astrólogo me preguntó, cuál consideraba el signo más misterioso. No acerté. Su respuesta me abrumó, pero al ir a la profundidad: pude entender. Virgo conoce el orden invisible, lo comprende y por eso decide servir, humildemente. Su imagen arquetípica es la joven virgen que recoge la cosecha. Agradecida por la abundancia y el amor de la Madre Tierra, que alimenta a bestias como a hombres bestiales, insectos como piedras, árboles y noches. Regido por Mercurio, Virgo sabe de los procesos mentales orientados a la discriminación, al igual que la joven discrimina el grano fértil de la totalidad. Fiel a su lógica, es capaz de caer en la hipercrítica. Signo de tierra, cualidad mutable. Sencillez. Orden. Yo analizo, sus palabras clave. Yo encuentro el resultado, como un fruto maduro listo a caer. Con eficiencia, con estudio, con método, Virgo sabe la importancia de su labor y desde allí, busca la perfección.  



Plutón

Se lo considera un planeta enano: gira alrededor del sol, adecuadas masa y gravedad que configuran su forma circular, órbita que no es ajena a otros cuerpos celestes y no es un satélite. También se le llama Plutoide. De hielo y roca. Tan pequeño y sin embargo tan poderoso para la Astrología. Hades, le llamaban los griegos, dios del Hades, el Inframundo, territorio de las ánimas. Acompañado por su consorte, la bella Perséfone, hija de Démeter, diosa de la fertilidad de la Tierra. Al morir un griego, se colocaban en sus párpados monedas, pues era el pago para ingresar en el Hades. Quizá esta historia es un eco que nos recuerda la riqueza de Plutón. Riqueza que se oculta en la profundidad. Si se está dispuesto a bucear y enfrentar. Plutón es la transformación. Territorio del inconsciente y sus fuerzas. De las verdades ocultas que luchan por arribar al cielo. También son los cambios, que nos elevan o nos condenan al abismo. El final que no puede ser evitado. La Templanza, carta 14, del Tarot Marsellés, se asocia a Escorpio, signo que rige Plutón: un ángel que maniobra dos tinajas con el fluido vital, volviendo sutil, elevado, aquello que merece ser renovado.




Neptuno

Neptuno, helado y gigante. De anillos sutiles. Su camino alrededor del sol es de 164 años, aproximadamente. Poseidón para los griegos, dios de las aguas. En él todo es difuso. Como la niebla sobre los mares. Como la aparente tranquilidad de la superficie que esconde el maremoto próximo. Nada es lo que parece frente a Neptuno. Si bien no se relaciona con ninguna carta del Tarot Marsellés, yo elijo evocarlo en la Carta 10, La Rueda de la Fortuna, imagen donde una rueda gira sobre el agua, representando las fuerzas benéficas y maléficas de la naturaleza y del corazón humano, en la carne de dos seres, uno asciende (Hermanubis), el otro desciende (Thipón) y arriba, en equilibrio, la Esfinge, el eterno enigma. Como ya he escrito, venimos del agua y quizá deseamos volver a ella. Neptuno, astrológicamente, es el refinamiento, la inspiración de místicos y artistas, de médiums e idealistas. Al ser la octava superior de Venus: es el amor universal. Compasión. Empatía. La purificación y sutileza. También el cine. Neptuno es el chamán que nos habita, la apuesta de desplegar la espiritualidad y el trance.  




Urano

Excéntrico en su eje de rotación, parece viajar alrededor del Sol casi acostado. Además de algunos gases, está compuesto por rocas y hielo. Acompañado por numerosos satélites. Anillos lo envuelven. Si bien no sé si es correcta esta asociación, en la mitología griega, Urano era el cielo que fertilizó a Gea, la Tierra. Padre de Cronos. Rige el signo de Acuario. Se lo considera el astro de la originalidad, de la genialidad, de la rebelión. Es la octava superior de Mercurio, es decir, la mente abstracta. Es el rayo que traerá la voz del creador. Es el guardián del misterio, reservado a quienes están dispuestos a ir más allá de lo establecido, de lo tangible, de lo aparente. Urano sabe más de lo que está dispuesto a revelar. Es libertad. Inspiración. También cambios abruptos. Se parece quizá a la lengua de fuego de la carta 16, del Tarot Marsellés, una leve referencia a la Torre de Babel, que es destruida por Dios. Aunque se cree que la torre de babel era uno de los inmensos templos babilónicos -zigurat-, consagrados a sus dioses. Mientras escribo, siento la energía uraniana, susurrándome: a veces hay que saber cortar con el pasado, sin desmerecerlo, pero sí evolucionando, la soledad es propia de los creadores, todo pasa y todo cambia, el mote de “loca” hay que merecerlo, pues se conquista a fuerza de invención y revelaciones. 




Saturno

Apenas más pequeño que su vecino, Júpiter. Intensos los anillos que lo rodean. Gaseoso, de hidrógeno, pero se cree que su interior podría ser de roca. Acompañado por variedad de satélites. Relacionado con Chronos, el dios del tiempo, a veces con Cronos, la deidad griega que devoró a sus hijos y fue vencido por Zeus. Honestamente, no sé con quién relacionarlo. Ambos dioses me parecen convincentes. Saturno tarda aproximadamente 29 años en girar alrededor del Sol. Y se cree, en Astrología, que el retorno de Saturno a la posición natal del nativo genera intensas pruebas. Se parece al arcano sin nombre, del Tarot Marsellés, 13, cuyo esqueleto color carne prepara la tierra para que caigan mandatos, conceptos, vínculos, transformación que implica dolor, pero es un desgarramiento que será fértil. Aunque la carta del Tarot saturnina por excelencia se llama La Resurección, número 20, en ella, un niño es llamado a resucitar por la trompeta de un ángel, milagro y gracia. “Levántate y anda”, dijo Jesús. Y he leído que esta frase está más cerca de la humanidad de lo que creemos. “Levántante y anda”: a pesar de las pruebas, los dolores, los miedos: nunca olvides que la vida te convoca. Saturno, regente de Capricornio, se lo considera el sabio maestro, humilde, austero, cuya enseñanza se basa en los retos materiales. A veces serán pérdidas, a veces crisis en todas las dimensiones que nos hacen humanos. El planeta es estructura, límite, trabajo laborioso, autodisciplina, consciencia de la realidad y de uno mismo, reflexión, también miedos e inhibiciones, entre otros significados. El sabio anciano sabe recompensar a quien supera el terremoto. Saturno a veces duele, duele mucho, escribo desde mi experiencia, pero como dice La Historia sin Fin: “si ha de doler, ha de sanar”. 





Júpiter

El planeta llamado Benéfico Mayor. Astro de expansión, regente de Sagitario. Lo que toca Júpiter se agranda. Relacionado con la religión, la filosofía, también con la curación, la Ley, la moral, la ética, lo próspero. Según algunos astrólogos representa el arquetipo del maestro, que transmitirá sus conocimientos, a sus discípulos, evitando que así se pierdan. Júpiter es el planeta con mayor tamaño de nuestro sistema solar. Tiene anillos. Es gaseoso. Acompañado por alrededor de sesenta satélites, siendo Europa la luna más famosa, pues está congelada y hay quienes suponen que debajo de su superficie podría haber agua y vida. En el Tarot de Marsella, la carta 4, El Emperador, está asociada a este planeta, Zeus, para los griegos, dios mayor, del cielo y de la tierra, portador del rayo. Quizá se lo asocia al Emperador por la estabilidad, la bondad, el tallarse a sí mismo hasta lograr el poder hacia afuera y hacia adentro, el misterio de su número, el 4, que nos recuerda las cuatro letras sagradas del nombre de Dios: que no pueden pronunciarse. Se cuenta que la estrella que siguieron los Reyes Magos, astrólogos, fue el fulgor de Júpiter. Es una bella metáfora que escuché: "buscamos a Dios mientras Dios nos busca a nosotros".


Marte

Ares para los griegos, detestado por todos los dioses del Olimpo, menos por Afrodita, atraída intensamente por el dios de la guerra. En el caso de los romanos, pueblo guerrero, Marte, en sus comienzos, tenía un aspecto diferente pues era relacionado con la valentía, la victoria y la abundancia de la Madre Tierra, luego fue concretamente divinidad de la guerra. En el caso de Grecia, no era respetado debido a su carácter débil, capaz de huir frente a instancias decisivas. Es el planeta que se observa con mayor facilidad: una estrella roja arrojada al inconmensurable firmamento. Marte es habitado por intensas tempestades. Deimos y Fobos, satélites que lo acompañan. En el Tarot de Marsella se lo asocia con la carta 11, La Fuerza, una mujer que con refinamiento abre las fauces de un león, quizá el principio de la Alquimia, transmutar nuestros pecados y vicios, el plomo, en virtudes y salud, el oro. Astrológicamente, regente de Aries, su color rojo, representa el avance, la energía de conquista hacia afuera, la ambición, el deseo, las ganas de llegar al objetivo, también la valentía y el impulso sexual. Necesitamos a Marte, aunque tenga mala fama, necesitamos la meta y la voluntad, el poder. A veces guerrear, en justa ley, por lo que anhelamos. Paracelso, cirujano, astrólogo, inventor, amante de las plantas, decía: “Nada es veneno, todo es veneno, la diferencia está en la dosis”. Siglos después, David Bowie se preguntaba: “¿Hay vida en Marte?"







Tierra

Madre Tierra
en tu piel me muevo
soy contenida en tu cuerpo
también flor. 

El pequeño punto azul, le llamaba Carl Sagan. Los sumerios, cuna de la civilización, pueblo entre los ríos Eufrates y Tigris, contempladores del cielo, crearon un calendario de 360 días, los egipcios, hijos del Nilo: de 365 días. Aunque el tiempo, para nosotros humanitos, es relativo, a veces depende de la alegría, a veces del precipicio. El único satélite de la Tierra es la gentil Luna. Punto azul, hogar de humanos, animales, plantas, rocas. Hogar de vicios y virtudes. De oscuridad y belleza. Sus aguas pueden ser líquidas, gaseosas, congeladas. La vida comenzó en el agua, me recuerda a una frase teosófica, no es textual: somos la gota de rocío buscando volver a las aguas resplandecientes. Agua, que en el palo marsellés son las Copas: representantes de las emociones. En Astrología, existen las Cartas Geocéntricas y Heliocéntricas. Me gusta pensar que en el planeta que habitamos sus venas son de océano, su piel de montaña, selva o desierto, su centro fuego. Danzarina, gira sobre su eje, en 24hs aproximadamente. Planeta rocoso. Que por un azar, palabra que deriva del árabe y significa en principio, flor, por un azar desconocido, es viajante a la distancia justa del Sol, en el espacio preciso de un brazo espiral de la vía láctea. Milagro que muchas veces no recordamos. Como el milagro de un árbol, un ser humano, una hormiga, un yaguareté. 








Venus

Cuando el poder del amor sea más fuerte que el amor al poder, el mundo estará en paz: decía Jimi Hendrix. Venus, Afrodita, para los griegos, diosa del amor y la belleza, nacida de la sangre y la espuma que los testículos de Urano configuraron en el mar, según algunas versiones. Es una hermosa  historia, más allá de la castración y el horror. Como si el mito nos pudiera enseñar: la destrucción precede a la creación, en el oscuro fango se esconde el Loto. Venus es el planeta que sigue a Mercurio, se parece a la Tierra por su composición y tamaño, pero Venus arde, quizá para enseñarnos que la Tierra podría tener el mismo destino, si el efecto invernadero se acrecienta, alertaba Carl Sagan. Arde como Afrodita en búsqueda de su amante predilecto: Ares (Marte). Solitaria, cuya órbita es casi redonda, como si quisiera conservar la armonía que la caracteriza. En el Tarot Marsellés, rige la carta 3, La Emperatriz, primer personaje con un cetro de poder, el estallido de gracia, generosidad, creatividad, sensualidad, maternidad, generación. En Astrología, Venus es la manera de nuestro amor, cómo buscamos sanar las asperezas, qué nos atrae, y cómo atraemos, el impulso estético, también la buena suerte, por eso se le llama Benéfico Menor, entre otros significados. Recuerdo la pintura de Sandro Botticelli: Venere e Marte, Venus despierta observa al rendido Marte, mientas sus armas son robadas por los sátiros. El mundo no se mueve por dinero, el mundo se mueve por amor.  




Mercurio

El pequeño Mercurio, más próximo al Sol. Pequeño e inteligente quizá Hermes, quién sabe, quién niega, Hermes: el dios griego mensajero de los dioses, correspondido a las pruebas más difíciles que los dioses delegaban en él. Intensa su elíptica. Como si supiera que el fuego purifica pero también destruye, alerta. Solitario, se muestra en el amanecer y en el crepúsculo. Mercurio rige, en el Tarot de Marsella: las cartas 1, El Mago, y la carta 17, La Estrella. En el caso de la primera nos trae el potencial, el inicio, el talento, la búsqueda espiritual; en el caso de la segunda, nos trae la belleza, la gracia, la conexión con la naturaleza y la apertura a las verdades cósmicas. Quizá su cercanía al Sol nos habla de esto. Quizá su recorrido nos da cuenta del mensaje del astro rey. El Sol nunca estará solo, tampoco su virtud. En Astrología se considera planeta personal, representa la comunicación, la manera en que los sentidos reciben el afuera, los traslados cortos, la manera en que pensamos, la mente concreta. También puede dar cuenta de los hermanos. Hermes fue el inventor de la lira, jovial, divertido, versátil, amistoso. Mercurio, a una distancia suficiente para que las llamas no lo hieran. Rocoso. Y al igual que la Luna es habitado por impactos de meteoritos. El planeta posee la cuenca de Caloris, la hondura mayor, resultado del impacto de este fenómeno. Pero eso no bastó para que el planeta pierda su estructura, su rapidez y por qué no, su belleza. 



Luna



Galáctica, sideral, brillante
hermana trovadora
que renaces cada tanto
y lentamente mueres
emocional
rápida
caminás por los signos
y un perro y un lobo te invocan
un cangrejo saldrá del agua en mi camino
iluminado por tu piel
vos, que salís atada por la noche
y sembrás la locura en las mujeres
y los hombres
intuición
vos
ancestral
grande en tu gesto de mostrarte a todos.


El único satélite de la Tierra. A 384 400km. de lejanía. Su gravedad es tan fuerte que provoca la fluctuación de las mareas. Su movimiento de traslación es de 28 días aproximadamente. Por eso siempre ostentó su forma femenina, misteriosa. La Gran Madre. Receptiva a la luz del sol, que conserva y refleja. Selene, para los griegos, también Hécate, la diosa hechicera, lunar, representante de todo el saber femenino: doncella, madre, anciana. La Luna rota en sí misma y es veloz para atravesar cada signo del cordón zodiacal. Su movimiento respecto del Sol provoca sus fases. Siendo la Luna llena la más profunda para soñadores y trovadores, románticos y magos, sensibles e intuitivos. Su diámetro es de 3476 km. Habitada por surcos y cráteres. En el Tarot Marsellés es el principio receptivo, la poesía, la magia, los líquidos, el mundo inconsciente, los sueños, los viajes a través del mar, la fertilidad, entre otros significados. En Astrología representa a las mujeres relevantes de la vida, el hogar, la patria, la manera en la que nos sentimos seguros, la parte oscura de la mente, las emociones, el mundo anímico, las respuestas instintivas. Los cristianos la consideran la Virgen María. Quizá porque la nutricia Luna da hechizo al milagro.



Sol

Chispa divina
de mi pecho buscador
realizador
aún en sombras
virtuoso calor que anima mis piernas. 

Sol, bondadosa estrella, cuya luz y calor glorifican lo que crece, lo que persiste, junto con la sabia Luna. Nacido hace 4650 millones de años aproximadamente. Nuestra amada Tierra viaja en su órbita a una distancia de 150 millones de km. de la luminaria. Lo sensato se realiza en compañía del Sol. Como nos enseñan los cuatro evangelios del Nuevo Testamento. Salvo Nicodemo, que acudió en la noche a Emanuel, salvo la encarcelación de Jesús, también por la noche. Se lo considera una estrella enana. En el Tarot Marsellés es victoria, honor, fraternidad, principio activo, entre otros significados. En Astrología es el planeta más importante, algunos especulan que hacemos un recorrido hasta llegar al Sol. Es la integración de uno mismo, aquello que nos hace peculiar, algunos lo piensan como la parte iluminada de la mente, aquello que deseamos lograr a futuro. La manera del fulgor. También el arquetipo de padre y de emperador. Vitalidad y carisma. Bondad y claridad. Los obeliscos egipcios eran construidos para recibir la energía del Sol. Todos los pueblos antiguos lo adoraron. Y aún hoy, es celebrado por quienes sienten que el Sol es el virtuoso calor que anima nuestras piernas.