Meditación

Alas y raíces
en el centro
cuando me encuentro
dentro y fuera de mí.





Afortunados los amantes

Cuando el amor es consumado, cuando Eros conquista dos territorios, las posibilidades son muchas. La patria, construcción nutricia y sana o la destrucción estéril y enfermiza. ¿Se trata siempre de una construcción? ¿O acaso el sentir solitario es capaz de configurar un amor puro, inmaculado, tal vez eterno? “Mirame, pero no me toques”, canta Madonna en su canción Masterpiece. Una obra que da cuenta de una mujer enamorada de un hombre inalcanzable, aquel que arrojó luz sobre la oscuridad. El espejo de pureza es quizá el más anhelado. La luminosidad ajena que resuena y expande la propia. La belleza de quien se ha consagrado a una senda de Servicio y lealtad al Arquitecto. Al igual que una aprendiz sigue los pasos. Con su propio criterio, que no niega a la divinidad, sino que la integra en plegaria, sanación, ayuda. Intocable puede ser el amado, pero el amor es bendecido por el misterio y el milagro. Ley de Causa y Efecto, Karma y su equilibrio, La Justicia del Tarot. Nada ni nadie puede robar una emoción, una ilusión, como un árbol de raíces poderosas y hojas tintineando con el viento libre. Los muros no limitan al amador. Lo mantienen vivo. A pesar del rechazo, de la distancia, el tiempo, las creencias y despedidas: afortunados los amantes pues de ellos serán la tierra y el cielo. 




De red y violencia

Quizá comienza con un chiste, aparentemente inofensivo, que hacen mácula en tu identidad. Quizá continúa con el pedido de una empatía extraña. Tal vez se trate de celos intensos, a veces compartidos, vulnerando la intimidad. Tal vez descuidos, aquellos que implican satisfacer al otro en tareas que implican riesgos. La reproducción de viejos mandátos donde el hombre debe ser atendido. Las distancia de seres amados y aislamientos demandados, que aceptás. Manipulaciones que advertís y sin embargo, dejás que invadan el centro de la fragilidad. Crece la violencia psicológica y se iguala a la violencia física. Tu cuello invadido por manos feroces, las paredes que reciben tu cuerpo desde un empujón, tus brazos amarrados en la fuerza. Y tus respuestas desde el encierro en un círculo violento. Las amenazas de muerte, de venganza. Pero el amor, el deseo de un hogar y una familia. Enredada en un red de sumisión, silencio, miedo. Ciega o negada a lo obvio. El autoestima en abismo. Las culpas asumidas siempre, aquellas que impiden que el otro se haga cargo de lo propio. La dependencia emocional hacia un compañero que descubrió dónde apuntar. Hasta el portal que te abre a la consciencia, al amor propio. Al coraje de abandonar la tempestad, el mismo que acompaña en la búsqueda de la justicia humana. Sostenida en amor de aquellos que amás y te aman, con sinceridad y transparencia. Respeto. Finalmente, la mayor apuesta en la peregrinación del autoconocimiento: reconocer lo ajeno y bucear en lo interior: darte cuenta qué aspectos de vos eligieron un vínculo cuyo cimiento ha sido el desprecio hacia la vida. Mujer, hombre, niña, niño, el Ojo de la Providencia lo ha visto todo. Aún con temor, seguí adelante, las llagas -como desgarraron a Job- serán cauterizadas por el Fuego. El Fuego sagrado que habita en cada ser, de cada Reino. Para purificar, alumbrar y dar calor.


Canto a las aguas

La piedra de la locura
que sigue su estrella
ama porque tiene fuerza y tiene canto
no puede sacarse
sé digno de su realeza
no se hereda, se gana
quizá al elegir en la encrucijada
de cara al Sol de la Verdad
puedas Ver la Magia
la peregrinación es larga
vida tras vida tras vida
el juramento es con Dios o con el Diablo
elige
sea tu Voluntad en la Tierra como en el Cielo, Padre
sea la mía
pues serán reclamados
los valientes y los vulgares
en la cornisa aguarda el salto de Fe
para aterrizar en una red de perlas que se miran entre sí
cada reflejo es una cara de la divinidad
cada plegaria despierta el misterio
Reinos como gotas de rocío
en la búsqueda de las aguas donde espera el Creador.