Cuando tenía 20 años me deliré. Brote psicótico, delirio místico,
fragmentación, locura, enajenación, cada quien lo nombra de acuerdo a sus conocimientos
y experiencias, pero quien no ha estado ahí no sabe verdaderamente que es
delirarse. Después de más de diez años retomo la experiencia de mi viaje,
acompañada por mi terapeuta y psiquiatra gestáltico, el Dr. Carlos Gatti. Mi
presente no sólo tiene Terapia Gestalt sino también Tarot de Marsella y
Astrología, artes que me servirán para dar cuenta del recorrido. Y no sólo se tratará
de traer mis recuerdos sino que además conservo escritos de ese viaje, es
decir, mientras me deliraba, escribía. Trabajar en mi viaje del loco es una
manera de buscar mi integración, de seguir sanando. De entender por qué la conclusión final de mi delirio era que tenía que ser poeta y asceta, para ayudar al mundo.
Gracias, OSHO, compañero.
No sé quien soy, aunque algo puedo intuir. No sé dónde voy,
pero algo me dice que sí sé. Algo me dice que encontraré lo que busco. El árbol
me lo dice, el canto de los pájaros, la mariposa y la hormiga, la roca y el
viento. El Sol y la Luna. Tengo lo que necesito. Respiro. Canto. En mi bolso,
hojas en blanco y una birome. Cada tanto aparece un gato en mi camino, que me
bendice, que me alerta sobre los peligros. Hago mi reverencia y sigo adelante.
Siempre es adelante. Siempre es incertidumbre. Tolero mi vacío. Avanzo a pesar
del miedo. A mí no me basta con eso que ven otros. A mí me gusta mirar el
cielo. Y mirar la tierra. A ellos les creo su verdad. Y estoy tratando de
encontrar la mía. La seguridad del cemento no me interesa, no la elijo. Ya hay
muchos que se ocupan de ello, y yo siento que mi destino tiene que ver con otra
cosa. No sé bien que es. Quizá más adelante me doy cuenta. En mi bolso también
hay otros elementos, son cuatro. Una varita, una copa, una moneda de oro y un
cuchillo. Tengo la impresión de que me servirán. Ayer tuve un sueño con ellos,
la espada se transformó en un águila, la copa en un ángel, la moneda en un buey
y la varita en un león, los cuatro me rodeaban y me sonreían. Y yo, bailaba.
2018: mi primer libro de Tarot: Mi Loco Peregrino.