Desde que escribí aquel mensaje sobre las fiestas, hace unos días, hasta ahora: cambiaron muchas cosas.
Cambiar al mundo es una idea, no es real. Cambiar el mundo interno de cada uno es una elección y es real. Y desde ahí, desde el cambio interno se verá qué grano de arena será para el mundo. Qué vamos eligiendo.
Pero es de adentro hacia fuera, no al revés.
El amor no es el camino ni la respuesta. Es una posibilidad como lo es la bronca, la tristeza, el miedo, incluso el odio. Y son estados, pasajeros, cambiantes, como la vida.
Que en estas fiestas, en este año que termina y en otro que comienza que
la búsqueda de la verdad de cada uno sea el camino. Camino largo, doloroso y difícil pero real. Camino que lleva mucho tiempo.
Mucho tiempo.
Les deseo más valentía a los que lo hayan emprendido.