Meditación

Alas y raíces
en el centro
cuando me encuentro
dentro y fuera de mí.





Yo soy o seré siesta

Casa 1 Astrológica
Carácter es destino.
Heráclito

Astrología es arte. El arte sana y salva.

Cuando se habla de Estado Terrestre se habla de las Casas Astrológicas, los asuntos mundanos donde los planetas, focos de energía como chakras que giran, emiten su fuerza. “Que un cierto poder, derivado de la naturaleza etérea eterna, es difundido y domina toda la atmósfera de la tierra, es claramente evidente para todos los seres humanos.” 1 La cruz encarnada, los cuatro ángulos de la Carta Natal: Ascendente (Yo soy), Fondo de Cielo (Yo vengo de), Descendente (Yo polarizo con) y Medio Cielo (Voy hacia), es la cruz que a cada uno le toca. Será de sufrimiento o será de trascendencia. Elige tu propia aventura, elige tu propia locura.

El sistema de Domificación para definir las Casas que los astrólogos usan no ha cambiado en siglos, se sigue usando desde Regiomontanus a Placidus , entre otras, concepciones de espacio o de tiempo. La intersección este de la Eclíptica y el Horizonte define el Ascendente, a partir de este punto la rueda del zodíaco se divide en las 12 Casas Astrológicas. Dice el astrólogo argentino Jerry Brignone, sobre Zodíaco y Horizonte, Signos y Casas: “Simboliza así el puente entre los mismos y nos muestra qué “puedo”: hacer lo que quiero (signo) donde sencillamente estoy (casa), permitiendo que fluyan los signos de adentro hacia afuera y las casas de afuera hacia adentro mediante las actitudes, situaciones y contenidos simbolizados por los signos del Ascendente y Medio Cielo, en una dialéctica pulsante como el latido mismo de la vida”.2  Quizá la Domificación es lo más personal de una Carta Natal. Ahí nos damos cuenta que más allá del modo de los planetas al momento de nacer (modos que son compartidos por muchos seres de acuerdo al periodo de su nacimiento), las Casas son un escenario más particular, clasificadas por la hora exacta y el lugar de nacimiento. Todos los signos nos habitan,  recursos para el viaje de nuestro héroe, que escenario tras escenario, entre Hermanubis y Thiphón, custodiado siempre por la Esfinge, terminará su viaje cuando se reconozca divino. Semejante al Creador.

La Casa 1 vibra con la energía de Aries, signo regido por Marte, arquetipo del guerrero. Casa vértice del triángulo de Fuego, el triángulo del Espíritu, formado por las Casas 1, 5 (Leo) y 9 (Sagitario). Refieren a la construcción de la personalidad e individualidad.

Casa 1 es Yo soy. Yo me pienso a mí mismo. Yo irradio. Yo soy visto. Yo conozco de mí lo que viene más rápido, con más fuerza. Yo soy también mi aspecto físico. Y la sabiduría o necedad para ser el dueño de mi destino. La nobleza y la vulgaridad. Mis conductas y tendencias de la superficie. Mi naturaleza. El inicio y color mayor de las acuarelas de mi temperamento. Mi iniciativa para ser en el mundo a través de lo que soy en mí mismo. Vitalidad y voluntad. Movimiento y reacción. Yo decido, yo lidero. Casa 1 es la morada del fuego que abre los ojos, elegirá crecer y alumbrar o extinguirse pronto. O destruir.

En el Tarot de Marsella se encuentran correspondencias astrológicas. Los 21 arcanos mayores (menos la Carta sin número, el Loco, la energía) se dividen en tres series de siete cartas: los septenarios, que se corresponden con la tríada cuerpo-alma-espíritu. Los septenarios son: Cartas de I a VII, septenario del cuerpo (stula yarira -cuerpo físico- y prana -cuerpo energético-); Cartas de VIII a XIII, septenario del alma (linga sharira -cuerpo astral- y kama manas -mente inferior-) y Cartas de XV a XXI: septenario del espíritu (manas -mente superior-, budhi -intuición- y atma -soplo divino-). La Casa 1 astrológica se corresponde con la Carta 1, El Mago, primer septenario, aprendizaje del cuerpo. El Mago también se estudia en relación con las dos cartas que lo complementan de los otros dos septenarios (aprendizaje del alma y del espíritu). Es decir, el Mago se estudia con la Carta VIII, La Justicia y la Carta XV, el Diablo. Empecemos con la Casa 1 vista desde la perspectiva del Arcano 1, el Mago. “Cuando pensamos en el uno -la totalidad-, esto nos lleva a pensar en Dios, principio y creador de todas las cosas. Por lo tanto, el Mago nos habla del misterio de la relación de lo que está arriba y está abajo.”3 Relación entre Macrocosmos y Microcosmos. ¿Qué es un macrocosmos? Podríamos decir, en general, que es una manifestación que implica una estructura determinada y activada según un conjunto de leyes actuando uniforme e invariablemente en todas sus esferas y aspectos. Todo el mecanismo viviente está guiado y controlado por una sola unidad de vida o consciencia, y sigue un esquema uniforme y predeterminado en su crecimiento y modalidades, de expresión. ¿Qué es un microcosmos? Es una unidad mucho menor de la misma clase pero en un estado sin desarrollar. Contiene en forma potencial todos los poderes y capacidades que pueden desarrollarse por un proceso de evolución en un ambiente que provee de las necesarias condiciones de crecimiento, y bajo la presión de una vida inmanente que proporciona todo el poder motivador y el plan para tal crecimiento.”4

El Mago es el creador activo, sobre su mesa: la copa, representante del Agua, los sentimientos y el cuchillo, Aire, los pensamientos. La mano izquierda apunta la varita al cielo, Fuego, los deseos, en la mano derecha una moneda, Tierra, las acciones. Mira a la derecha, ¿quién sabe qué mira, a quién? Quizá al número 0, lo Absoluto, quizá mira al Loco, la Carta sin número. Hay una pata de su mesa de trabajo que no podemos ver. Será la Justicia (Carta VIII) la que defina si la mesa está firme o se caerán los elementos y la creación del mago. La Justicia, que todo lo ve, y en su balanza, como hacían los egipcios, pesaremos el corazón frente a la diosa Maat, sabe de qué material está hecha la otra pata de la mesa, quizá se hunde en la tierra o quizá tan sólo lo aparenta, tal vez el Mago se oriente hacia el Diablo, y tan solo es un farsante, un charlatán o un inseguro incapaz de crear y crearse. Pero en lo práctico, en lo concreto, sin delirarnos, el Mago es la capacidad de controlar la mente, o mejor decir, de utilizar la mente como un servidor, ayudante en la creación del destino. “El Todo es Mente; el Universo es mental", primera Ley del Kybalion. En un extremo, el Mago, el creador, en el otro, el Diablo, la oscuridad, lujuria, gula, avaricia, pereza, ira, envidia, soberbia; en el centro, en el equilibrio, la Justicia, darse a uno mismo lo que le corresponde (diría Jodorowsky y el I Ching dice que la justicia más elevada es la que nace en la empatía y luego, comprende las motivaciones y desde allí despliega el juicio, y las acciones correspondientes al veredicto). 

Yo soy Casa 1, soy mi encarnación presente, soy la energía que me habita, yo soy el creador, dispongo de mis pensamientos, sentimientos, emociones, deseos, que pueden transformarse en palabras, que pueden transformarse en acciones, que pueden transformarse en hábitos, que pueden transformarse en carácter, que puede transformarse en destino (evocando la famosa frase). También soy el Diablo, dispongo de mi sombra, y dicen: verla de cerca es volver del viaje más sabio. Tengo mi Justicia, dispongo de mi reflexión, contemplar un lado y el otro y darme cuenta qué elijo. El Mago dispone de todos los elementos de la naturaleza, sabe que el poder de su mente es transformador o voraz. Si es voraz, vendrá el infierno que cada uno se construye. Si es transformador, el paraíso. 

En Casa 1 inicio mi aventura. Yo soy potencial. ¿Y qué diría una joven de 20 años, que la psiquiatría tradicional define como psicótica, y muchos, como loquita? “El sistema provoca, te habla, te educa, el sistema es poderoso, es muy fuerte. Y somos tan chicos y necesitamos tanto amor. A medida que crecemos, crecemos también en la bronca, en el dolor, en las exigencias. Uno trata de encontrarse en un mundo que te dice que seas de tantas formas posibles. Es difícil ser hija, ser novia, ser estudiante, ser empleada, ser proyecto, ser idea, ser hecho, ser teoría, y ser acorde a eso. Es tan difícil. Uno termina como un nudo en una soga, hay varias personas tirando de él, uno es el nudo que intenta ser algo, y ese algo es tan difícil de entender. Quiero ayudarte y en ese ayudarte me ayudo a mí también. No te pierdas, la deriva no es un buen destino. No te confundas. Que mi viaje me sirva, te sirva para entender que no estás solo. Yo estoy tratando de entenderme y cada cosa que te digo me la digo a mí misma. Entiéndete.” “Todavía estoy muy confundida, todavía mi cabeza es un río rodeado de destellos de luz que asoman y desaparecen. ¿Qué son? ¿Qué es? ¿Quién soy? Esa pregunta retorna en mí e intento hallar la respuesta…”




Notas

1- Tetrabiblos, Capítulo II, de Ptolomeo.
2- Manual de Técnicas de Síntesis Astrológicas, Capítulo V, de Jerry Brignone (que ha sido director de la Fundación Centro Astrológico de Buenos Aires y actualmente dirige su escuela Nueva Delfos).
3-Tarot Marsellés, Capítulo VIII, de Francisco Stiglich (libro esencial para cualquier estudiante de Tarot).
4-El Hombre, Dios y el Universo, Capítulo VIII, de Iqbal K. Taimni (gracias, Rama Alaya :0)).
-Profundamente agradecida por el incentivo de mi terapeuta gestáltico, Carlos Gatti, de trabajar e integrar mis escritos correspondientes a mi viaje (delirio místico, brote psicótico, locura, como quieran llamarle). Al releer aquellos textos (sólo corrijo tildes y puntuación), me doy cuenta que nunca fui (ni soy) un comprendio de sabiduría, sin embargo, me gusta, me valoro y agradezco la intensidad de la experiencia. Me llevó muchos años animarme a bucear en este material. 11 años, para ser exacta. Se entiende por qué. La persona a quien hablaba es Tomás Carlovich (¡Tomás, perdón!). Mi psicoanalista de ese momento era Oscar Luna. Mi abuela Eve Tavani, me cuidó cuando el dolor asomó con fuerza. ¡Gracias, abu, te recuerdo!
-Agradezco también a los grupos de Fb: Esoterismo, Metafísica Trascendental y Esoterismo Práctico, cuyos miembros me aclararon la relación entre tríada y siete planos teosóficos.
- Tengo Marte en Casa 1. En Exilio. Y en recepción mutua con Venus. 









¡Te quiero, Eve!