Meditación

Alas y raíces
en el centro
cuando me encuentro
dentro y fuera de mí.





7 de enero, en San Salvador de Jujuy

Elige tu propia aventura, eran los libros, algunos, de los que leí de pequeña. Ahora digo, elige tu propia locura. Yami, geisha hermosa, entiende.

Osho compañero. Jamás maestro, sino quien habló desde su verdad, la suya, siendo quien era. Y ese es el Osho, el compañero que está en el viaje mientras vas reconociendo tu verdad. Y son tantas verdades, como granos de arena, como estrellas, como mujeres y hombres, pumas, aves, árboles, piedras y flores.

Se trata, creo, de ir encontrando la propia, la que sea. Confucio creía, se ve reflejado en el I Ching, que la naturaleza de los hombres era buena, pero aclaraba que no todo impulso es bueno. Yo creo algo parecido. La esencia de muchos es buena, se va llenando de basura con los padres, la escuela, la publicidad, la Universidad, los amores. Basura en el buen sentido, se sabe que cada uno hace lo que puede, a veces lo que elige con su vida.

Todo lo que digo es lo que pienso yo. Y este yo vale nada. Se trata de tomar lo que nos sirve, digerir, procesar, nutrirnos con lo útil, eliminar lo que no sirve. Tal y como nos enseña nuestro cuerpo. El sistema digestivo en este caso. Nuestro cuerpo también puede ser un maestro. Sin volvernos fundamentalistas, pero a veces un órgano explica algo, enseña algo. Y son todos tan distintos, y todos en conjunto, compañeros, trabajando, formando sistemas.

Todo lo que digo lo aprendí, lo escuché de otros, lo viví, lo tomé, lo pensé, lo sentí. Nadie invento nada. Nadie podría hacerlo. Todo está, pero siempre hay una vueltita más para darle, para que sirva, para lo importante, lo real, la vida de cada uno.


Desde Jujuy escribo.