Meditación

Alas y raíces
en el centro
cuando me encuentro
dentro y fuera de mí.





Cáncer

El cangrejo, su imagen arquetípica, quizá saliendo del estanque como en la carta del Tarot Marsellés, La Luna. Tan sólido por fuera, tan blando por dentro. Como ciertos huesos, cuya dureza preserva lo más delicado, la médula ósea. Regido por la gran Madre, la Luna, quizá por eso la nostalgia, la fidelidad al clan, la mirada hacia al pasado, la sensibilidad, el apego a la tradición y la patria. También la intuición, dimensión de los signos de agua. Quizá se calle, quizá se envista de una armadura, quizá llore en soledad y lejanía. Susceptible, soñador, romántico. Pero tiene tenazas, sabe protegerse, y emprende y protege desde su mundo anímico. Dudo que ataque. La agresividad no es dominio de Cáncer, así lo veo. Tal vez su estómago hable. Duela. Pero la Luna es bondadosa, el agua constantemente se transforma y la vivencia de sus sentimientos puede hacerlo llegar a esa raíz donde nadie puede entrar, virgen, pura, al igual que su color, el blanco.