Meditación

Alas y raíces
en el centro
cuando me encuentro
dentro y fuera de mí.





Venus

Cuando el poder del amor sea más fuerte que el amor al poder, el mundo estará en paz: decía Jimi Hendrix. Venus, Afrodita, para los griegos, diosa del amor y la belleza, nacida de la sangre y la espuma que los testículos de Urano configuraron en el mar, según algunas versiones. Es una hermosa  historia, más allá de la castración y el horror. Como si el mito nos pudiera enseñar: la destrucción precede a la creación, en el oscuro fango se esconde el Loto. Venus es el planeta que sigue a Mercurio, se parece a la Tierra por su composición y tamaño, pero Venus arde, quizá para enseñarnos que la Tierra podría tener el mismo destino, si el efecto invernadero se acrecienta, alertaba Carl Sagan. Arde como Afrodita en búsqueda de su amante predilecto: Ares (Marte). Solitaria, cuya órbita es casi redonda, como si quisiera conservar la armonía que la caracteriza. En el Tarot Marsellés, rige la carta 3, La Emperatriz, primer personaje con un cetro de poder, el estallido de gracia, generosidad, creatividad, sensualidad, maternidad, generación. En Astrología, Venus es la manera de nuestro amor, cómo buscamos sanar las asperezas, qué nos atrae, y cómo atraemos, el impulso estético, también la buena suerte, por eso se le llama Benéfico Menor, entre otros significados. Recuerdo la pintura de Sandro Botticelli: Venere e Marte, Venus despierta observa al rendido Marte, mientas sus armas son robadas por los sátiros. El mundo no se mueve por dinero, el mundo se mueve por amor.