Meditación

Alas y raíces
en el centro
cuando me encuentro
dentro y fuera de mí.





Saturno

Apenas más pequeño que su vecino, Júpiter. Intensos los anillos que lo rodean. Gaseoso, de hidrógeno, pero se cree que su interior podría ser de roca. Acompañado por variedad de satélites. Relacionado con Chronos, el dios del tiempo, a veces con Cronos, la deidad griega que devoró a sus hijos y fue vencido por Zeus. Honestamente, no sé con quién relacionarlo. Ambos dioses me parecen convincentes. Saturno tarda aproximadamente 29 años en girar alrededor del Sol. Y se cree, en Astrología, que el retorno de Saturno a la posición natal del nativo genera intensas pruebas. Se parece al arcano sin nombre, del Tarot Marsellés, 13, cuyo esqueleto color carne prepara la tierra para que caigan mandatos, conceptos, vínculos, transformación que implica dolor, pero es un desgarramiento que será fértil. Aunque la carta del Tarot saturnina por excelencia se llama La Resurección, número 20, en ella, un niño es llamado a resucitar por la trompeta de un ángel, milagro y gracia. “Levántate y anda”, dijo Jesús. Y he leído que esta frase está más cerca de la humanidad de lo que creemos. “Levántante y anda”: a pesar de las pruebas, los dolores, los miedos: nunca olvides que la vida te convoca. Saturno, regente de Capricornio, se lo considera el sabio maestro, humilde, austero, cuya enseñanza se basa en los retos materiales. A veces serán pérdidas, a veces crisis en todas las dimensiones que nos hacen humanos. El planeta es estructura, límite, trabajo laborioso, autodisciplina, consciencia de la realidad y de uno mismo, reflexión, también miedos e inhibiciones, entre otros significados. El sabio anciano sabe recompensar a quien supera el terremoto. Saturno a veces duele, duele mucho, escribo desde mi experiencia, pero como dice La Historia sin Fin: “si ha de doler, ha de sanar”.