Meditación

Alas y raíces
en el centro
cuando me encuentro
dentro y fuera de mí.





Urano

Excéntrico en su eje de rotación, parece viajar alrededor del Sol casi acostado. Además de algunos gases, está compuesto por rocas y hielo. Acompañado por numerosos satélites. Anillos lo envuelven. Si bien no sé si es correcta esta asociación, en la mitología griega, Urano era el cielo que fertilizó a Gea, la Tierra. Padre de Cronos. Rige el signo de Acuario. Se lo considera el astro de la originalidad, de la genialidad, de la rebelión. Es la octava superior de Mercurio, es decir, la mente abstracta. Es el rayo que traerá la voz del creador. Es el guardián del misterio, reservado a quienes están dispuestos a ir más allá de lo establecido, de lo tangible, de lo aparente. Urano sabe más de lo que está dispuesto a revelar. Es libertad. Inspiración. También cambios abruptos. Se parece quizá a la lengua de fuego de la carta 16, del Tarot Marsellés, una leve referencia a la Torre de Babel, que es destruida por Dios. Aunque se cree que la torre de babel era uno de los inmensos templos babilónicos -zigurat-, consagrados a sus dioses. Mientras escribo, siento la energía uraniana, susurrándome: a veces hay que saber cortar con el pasado, sin desmerecerlo, pero sí evolucionando, la soledad es propia de los creadores, todo pasa y todo cambia, el mote de “loca” hay que merecerlo, pues se conquista a fuerza de invención y revelaciones.