Meditación

Alas y raíces
en el centro
cuando me encuentro
dentro y fuera de mí.





Misterio sin nombre

Sé, hay temas que quizá no es “correcto” escribir. Pero quiero hacerlo. No se trata de copas en duelo, un corazón atravesado por espadas, una opresión que impide ver el camino, un bloqueo que encierra. Cuando, hace varios años, por primera vez escuché The Great Gig In The Sky, de Pink Floyd, más allá de las palabras, sentí: es el grito de un bebé naciendo al mundo o es el grito de un ser naciendo a una nueva dimensión, aquella que se especula, pero nadie tiene certezas. Se trata de la muerte, que no distingue entre proletarios y burgueses. Desnudez y soledad. A veces pienso que al morir nos transformamos en mariposas, yaguaretés, nardos. ¿Quién sabe? Quizá David Bowie habita en Marte, Leonard Cohen en Neptuno, George Michael en Venus. Yo también puedo tener mis suposiciones, ¿quién es capaz de impedirlo? Cuando escucho una canción de David, Leonard, George: miro al Cielo y les envío mi beso. Agradezco sus legados. Sonrío. Cada vez que recuerdo a quienes amé y se fueron, me doy cuenta de que se trata de nutrir aquello que admiraba, que los hacía nobles, grandes. La bondad, el ritual, la alegría, la inocencia. Quizá allí, un secreto. Cuando evoco mi propia muerte, imagino una celebración, donde quienes me amaron, verdaderamente, festejan mi transformación, vida nueva, vida dulce. Entiendo lo obvio, corremos de la muerte. ¿Por apego, ignorancia? Lo más obvio, por miedo. ¿Pero acaso, también, no tenemos miedo al amor, a los retos, a los propios Efectos? Todos los pueblos y religiones han tenido su comarca. El Juicio de Osiris, los campos elíseos, dormir hasta que el Cristo regrese, purgatorio, fundirnos con la divinidad; después de muchísimas encarnaciones. Cada quien, con la libertad para elegir su creencia. En el arcano sin nombre, al derecho, del Tarot Marsellés, se enseña a transformarnos, tierra preparándose que dará sus frutos, incluso la iniciación. Enigma. Una vez leí, que OSHO decía, cuando el “final” aparece, hay que saber recibirlo con consciencia. Qué difícil debe ser. Pero que plenitud. Despedirse de la vida, abierto a recibir lo que vendrá. Que valentía.