Meditación

Alas y raíces
en el centro
cuando me encuentro
dentro y fuera de mí.





El camino de las Espadas

Mi pensamiento es capaz de crear, dependerá de si soy positivo, mi creación, mi vibración, aquello que puedo decretar. También una nueva creencia, un nueva manera de pensar, es el cauce de mi pensamiento el material. Avanzo, mis ojos están tapados por una venda, mis brazos cruzados, no puedo ver la Luna, no puedo ver el agua: no puedo integrar mis pensamientos y mis emociones, no confío en mi intuición, estoy bloqueada. Más allá, mi corazón y su herida, duele, hunde, este es mi duelo: “llueve en mi cabeza como una tragedia”1. Ahora parece que morí, sin embargo, mi inmovilidad tiene que ver con el silencio, con la parada que necesito para reflexionar. Sigo, gané la lucha, mi inteligencia me acompañó, en justa ley, la derrota no me pertenece. Pero hay instancias donde necesito encontrar una salida, atravesando quizá mis emociones, no huyo, enfrento y cambio, lejos de situaciones que pudieran dañarme. Camino. Como Ulises, “rico en ardides”2, encuentro una estrategia, me siento ágil, supe aprovechar la situación, me siento relajada. Pero el sendero continúa, y otra vez, mis ojos están vendados, mi abdomen, mi panza, parte de mis piernas. Siento que no hay salida, el pensamiento determina mi emoción y mi padecimiento, sin embargo, las espadas no me rodean por completo. Si abro bien los ojos: encontraré la salida y el camino a casa. Y ahora, circular el pensamiento, parásito, carcomiendo hasta mi cuerpo, mi descanso, la posibilidad de dormir y de soñar. Finalmente, me siento derrotado, como si mi propia psiquis ha sido capaz de matarme, aun estando vivo. Pero mi capa es roja, pero miro las aguas. Quizá encuentre el misterio y la resolución, como el viento, que dispersa juicios, mandatos, deberías. 

1- Canción de Eurythmics: “Here comes the rain again”.
2- La Odisea, de Homero.