Meditación

Alas y raíces
en el centro
cuando me encuentro
dentro y fuera de mí.





Tu mundo es vida. Porque tu sangre es vida. -Vampirismo en el día a día-

 Añejas mitologías cargan en su seno animales fantásticos, algunos híbridos, malvados, que podríamos llamar vampiros. 

Más tarde, seres espeluznantes avanzaron sobre Serbia, Hungría y Romanía. Esos, lo “no muertos” que, sigilosos, volvían de su tumba para atacar a parientes y amigos, drenándoles la sangre con sus colmillos. Víctimas que luego se volvían como ellos, monstruos eternos. 

1721, aproximadamente, es el auge de la histeria por el vampirismo. Incluso aparecieron quienes ostentaban el título de “caza vampiros” abriendo tumbas y sepulcros para dar rienda a los rituales sabidos, popularmente. Mientras teólogos convenían que estas criaturas demoníacas y depredadoras sexuales eran tan reales como el propio poder de la Inquisición. 

El vampiro fue cambiando, adaptado a las necesidades de su tiempo hasta llegar a los inicios de la sociedad industrial. Machine: era victoriana. Represión y sumisión. Vampiros como liberación que dieron pié para ser material del romanticismo. Ahora el vampiro y la vampiresa -como femme fatal- abrían las puertas de las fantasías -y no tanto- en un proceso histórico cuando el ceremonial y protocolo eran médula de cortesías. Bingo. Grito en forma de obras literarias y pictóricas. La sensualidad en máximo arranque. La sexualidad sugerida en el vampiro que muerde el cuello de sus ingenuas víctimas. La tentación irresistible. La relación de poder. El anhelo de la juventud, la belleza, la eternidad. 

En numerosos países europeos aún se descubre el folclor del vampirismo, también en Medio Oriente, Asia y América; como Estados Unidos, Brasil, México. 

¿Son reales los vampiros?

En el sistema capitalista, los dueños de los medios de producción succionan la plusvalía que genera el trabajo, la identidad, las materias primas, la historia: succionan la vida de los trabajadores. Sus Recursos Humanos se transforman en recursos-no-humanos. Esto que estoy enunciado lo planteó Marx en su obra El Capital, la metáfora Capital-vampiro. 

Recursos-no-humanos, como la víctima del vampiro que se convierte, luego del ataque, en un “no muerto”. Así nos tornamos en un sistema donde se es según lo que se tiene. Y si no se tiene, no se es nada. Marx profesaba que el esclavo trabaja la tierra y al trabajarla, se transformaba a sí mismo; por lo tanto era el verdadero amo. Consciencia de clase podría ser una salida para el vampirismo capitalista. Frente a la alienación, propia de quienes no se dan cuenta de que el mundo se erige en antagonismos. 

Capital como el Señor vampiro succionando las venas de la propia Madre Tierra, sin noción de trascendencia. Como un cáncer, crece hasta matar al organismo que lo habita. La Amazonia pierde los dientes. Monsanto y sus semillas como pastillas para inyectarnos alambre en la boca. Incluso los “bebés” a pedido, que generalmente son blancos, rubios y de ojos celestes. Fondo Internacional de Mentiras -FMI- exprimiendo pueblos. Una ONU sospechosa para acabar con las Causas de la pobreza y la falta de agua potable, en lugar de palear el dolor. Atuendos de Hollywood que han de costar como un explosivo. Pochoclo para todas y todos. Industria textil que oculta a trabajadores desgarrados en jornadas interminables. 

La industria financiera, armamentista y farmacéutica son los vampiros mayores. Sube y baja de precios. Desolación y muerte. Síntomas tapados por magia. ¿Y todo para qué? Para que se aliente al consumismo, la negación de las formas de producción, la ambición sin límite. Las peores cualidades de un ser humano, que en verdad, parecería ser una entidad diabólica, un vampiro que se ha convertido al ser atacado por un vampiro mayor. Y seguirá arremetiendo. 

¿Existen los vampiros o no existen?



Fuentes

https://www.lavanguardia.com

https://www.reporteindigo.com/

https://www.nodo50.org  por Joel Sangronis Padrón: joelsanp02@yahoo.com

Fotograma: Nosferatu, 1922


Nosferatu 1922