Meditación

Alas y raíces
en el centro
cuando me encuentro
dentro y fuera de mí.





Integración

Integración. Tan necesaria para América Latina como para cada mujer y hombre de esta Tierra.

Porque hablamos del Sistema, entonces el sistema como un monstruo de figura incierta pero efectos poderosos. Sólidos para cualquiera. Seas humano, yaguareté, árbol o piedra.

Sistema somos nosotros. En la inconciencia de mirar hacia afuera en lugar de ir hacia adentro. Como la globalización nos enseña. Como el mercado lo dice. Mirar afuera.

Pero yo elijo ir, ahora, al menos intelectualmente en este mensaje, elijo ir hacia adentro. Entonces razono y digo “el Sistema somos nosotros”. Cada persona. Entonces pienso, “para lograr la integración de un continente hay que ir, primero, a la integración de cada uno; porque un continente es un territorio enorme donde vive mucha gente”. ¿Y a qué me refiero con la integración de cada uno? Conocerte. Integrar los personajes, como rasgos que te conforman, haciéndote único. Reconocer tu mierda y tu grandeza. Discriminar qué es tuyo y qué no. Y así, despacio, darse cuenta qué es lo real, si la foto de la revista Hola o las manos de una mujer vendiendo flores por la calle. A eso le llamo en el camino de hacerte consciente.

Y ahora me agarraron ganas de generalizar para decir: muchísima gente va inconsciente por la vida. Van durmiendo. Y si seguramente necesites llamarte como la cantidad de objetos que acumules, mejor si podés decirte poderoso, que nos es mas que la capacidad que tengas de lograr que la gente haga lo que quieras. A eso se le llama ser socialmente aceptado o exitoso. Yo le llamo delirio. Inconciencia. Poco espacio queda ahí para darte cuenta del chico que duerme en Avenida Corrientes, el político que es un psicópata, el campesino sin tierra, el obrero apretando un botòn doce horas, el desaparecido por una América de pan y rosas, la nena que cambia su cuerpo por una merienda, el loco que huyó de un mundo que lo aterraba demasiado, el chico y el chico que son agredidos por darse un beso delante de un católico, el diario que informa el negocio, el Amazonas perdiendo su cuerpo, la familia de elefantes que ahora son cinco en el mundo, la montaña y el lago que ya no existen.

Asì crece el monstruo. Como dice Manu Chao, el hambre viene y el hombre se va. El monstruo colectivo e individual se hace màs fuerte: otro bocado más de Tierra.

Pero así, también, va floreciendo la resistencia. Porque la oscuridad para ser tal, necesariamente, tiene un opuesto. Y ese opuesto crece como la Flor de Loto crece en el pantano. Y seguro que las condiciones materiales determinan al sujeto, mi experiencia de vida determinó mi búsqueda, pero también seguro que voy conociendo más gente con su búsqueda. Y entonces, a veces, hermoso encuentro. Verdadero. Desde la sintonía de entender y de sentir que el mundo es un delirio y que cada uno puede hacer algo al respecto.