Meditación

Alas y raíces
en el centro
cuando me encuentro
dentro y fuera de mí.





De cebollas a pájaros

Una cebolla, había dicho la mujer de ojos rasgados, de Colombia, participante casual de la formación gestáltica. Conservé esa imagen. Pero hasta que no lo viví, hasta que no fui cebolla, no pude comprender. Una cebolla con sus capas deshojándose. Así somos los que elegimos la aventura de la introspección. Cebollas experimentadoras. 
El OSHO dice que desde que nacemos nuestro clan y la sociedad escriben sobre nosotros. Para encontrar mi verdadera prosa, quiero reconocerme en los personajes que me habitan. Traerlos en vivencia. Refiero a aquellos personajes nocivos, que sólo contribuyen con mi fragmentación, mis huidas del presente, mis núcleos enfermos, mis núcleos de abismo.
Voy hacia adentro. Enfrento a la Majo que ahora elijo. La autoritaria, esta vez. Cierro los ojos y le hablo al personaje. Me acompañan mis formadores, escucho sus voces. Están, además, mis compañeros que guardan silencio. Hablo al personaje. Después soy el personaje. Luego soy la que le habla. Durante mi diálogo, registro mi cuerpo. Bronca. Tristeza. Amor. Finalmente: solidez y río caudaloso. Me doy cuenta, el autoritarismo transmutado en mando y disciplina hacia mí, en justa medida, para ayudarme a arribar a los puertos que sueño. 
El final de la experiencia al abrir los ojos. Cuando regreso al salón. Conservo la sensación de armonía en mi organismo. Siento liviandad. Aprendí: no se trata de combatir sino de integrar. Con tiempo y perseverancia. Al igual que el viento realiza sus efectos. El tiempo, la Duración, diría el I Ching.
Asimilé nuevos recursos para defenderme de lo que no es mío, pero lo hice mi territorio; mis mandatos y deberías. Pero soy capaz de transformar. Aquellos personajes donde sean útiles, donde otorguen salud y empatía. 

Me deshojo como una cebolla mientras crecen mis plumas. De cebollas a pájaros. 



-escrito en 2010, tallado en 2018-