Meditación
Alas y raíces
en el centro
cuando me encuentro
dentro y fuera de mí.
Pan y Palabra
Soy quien elijo ir siendo. Sos quien elige ir siendo. Somos Ser, Esencia, Alma, Chispa Divina, como quieras llamarle. Células de un organismo de corazón grande, Madre Tierra. En bendito y misterioso Cosmos. Somos objeto, competencias, corridas. También. Somos una peregrinación donde los retos y las apuestas. Somos apego o celebración. Gnosis o ceguera. Somos lo mismo. Pero no somos iguales. Depende de pensamiento, palabra y acción. Ley de Causa y Efecto. Reencarnación. Depende del Cielo en el que nacimos, revelador de fortalezas y debilidades. Depende de nuestros alquimistas, dormidos o despiertos. Somos cobardía o entusiasmo. Envidia o admiración. Protagonistas de la alegría o aparentes víctimas y victimarios. Amor o indiferencia. Verdad o Ilusión. El Templo es custodiado por los guardianes, sentirán compasión de quienes se han perdido. Y sentirán compasión de los que siguen buscando y a veces, siempre es a veces, van al encuentro de su Cristo.
Caminá
Caminá. Hay peligros. Sé, sabrás sortearlos. Seguí caminando, escuchá nuestra música. No tengas miedo. Los acantilados no podrán detenerte. Seguí, a pesar de la confusión. Escuchá nuestro canto. Despojate de las vestiduras, cuyo dolor ensombreció tu pasado. La Rueda está girando. La manija y la última palabra es del Creador. Jesús, en vos confío, gritá con alegría. Se acerca el Ángel. Una nueva encarnación, para ser más libre, sin tantas llagas, tal vez. La recompensa a un corazón grande. Seguí. Estás muy cerca. Tus hermanas te abrazan en ternura. En recuerdo. Seguí. No tengas miedo.
En memoria de Néstor Echenique. Ahora luz azul, en preparación para su próxima encarnación. Así lo veo yo.
En memoria de Néstor Echenique. Ahora luz azul, en preparación para su próxima encarnación. Así lo veo yo.
No sos vos, soy yo también
Una decepción. Una intuición que se confirma. Un ataque encubierto. Un enemigo oculto que resplandece cuando las sombras se disipan. Pero, ¿sos vos? ¿Soy yo? No, somos ambos. Sos mi espejo cubierto de ceniza. Lo que no pude ver en mí misma, aquello que descubro a fuerza de coraje y tristeza. Me enfrentás con mis miserias. Esos núcleos negados o escondidos. Mientras, mi ego sufre. El ego sufre pues mi consciencia no sabe de juegos de alambre. Una voz se levanta y como el trueno revela lo obvio: quien desprecia, quien lastima, de la forma que sea, se está dañando a sí mismo. Energía de violencia hacia dentro. Hacia afuera. No tomaré ese presente. Descubro y me hago cargo de lo propio. Y me alejo de lo que no me pertenece.
El Mundo
Carta 21, El Mundo
“La vida es un arte: has de sentirla”.
-OSHO-
-OSHO-
La
veo y sonrío en mis ganas de bailar con ella. Su posición es la inversa a la de
El Colgado, será que el sacrificio merece la recompensa final. Está rodeada de
una elíptica de laureles. Casi desnuda, salvo por una tela naranja que oculta
su sexo. Quizá es andrógina, reservándose la intriga. El Sol se vincula al
arcano 21. Aquí, la dicha, la plenitud. 21 es el número de la elevación y la
armonía internas. Lleva una varita como la del Mago, pero sus extremos son
naranjas. Pisa con una pierna la tierra. Es el triunfo del alma sobre la
materia. A su alrededor cuatro seres. Son los elementos que cargaba mi Loco en
su bolsita, los mismos con los que trabajaba el Mago, convertidos ahora en la
visión del profeta Ezequiel: “Cada uno tenía rostro de hombre. Del lado derecho,
cada uno tenía rostro de león. Del lado izquierdo, los cuatro tenían rostro de
buey. Y cada uno tenía también rostro de águila”. También son el nexo con los
arcanos menores y sus cuatro palos. Fuego en el león, bastos. Tierra en el
buey, oros. Aire en el águila, espadas. Agua en el ángel, copas. El Mundo, como
su nombre lo indica, es el Macrocosmos. Mientras el arcano 1 sugería la
relación entre lo macro y lo micro, el arcano 21 lo demuestra. También se le
llama a este arcano: El Universo. Se trata de “el hombre, Dios, y el Universo”.
Se trata una vez más de espíritu, alma y cuerpo. En una danza que es la
perfección de ardua búsqueda, de esforzada peregrinación. Llegué a mi
integración: deseos, acciones, pensamientos, sentimientos. Sin embargo, el viaje
continúa, quedan 56 arcanos por conocer. Pero ahora soy solamente baile. Como
diría Jodorowsky, me siento integrada en todas mis dimensiones. Comunión de mis
cinco elementos. Soy una conmigo misma y con el Todo. No hay fragmentación. He
superado los obstáculos. Entre el Cielo y la Tierra me enredo con ella.
Llegamos a la meta con mi Loco peregrino. Somos éxtasis. Somos la celebración
de Darnos Cuenta: la vida es un arte que estamos sintiendo.
Gracias por viajar con
nosotros,
María José López Tavani y Vincent Van Gogh.
María José López Tavani y Vincent Van Gogh.
Bibliografía
-Tarot Marsellés, Francisco Stiglich
-El Tarot, Frank Lind
-El simbolismo del Tarot, Ouspenski
-Uso de la numerología en la vida diaria, Monique Cissay
-El Tarot de los Bohemios, Papus
-Dogma y Ritual de Alta Magia I, Eliphas Levi
-La Vía del Tarot, Alejandro Jodorowsky
-I Ching
-Biblia
-Manual de Astrología Moderna, Eloy Dumón
-Madonna
Gracias, Dios.
El Juicio
Carta 20, El Juicio
“Habiendo dicho esto, llamó a gran voz: “¡Lázaro! ¡Sal fuera!”.
-Juan 11: 43-
-Juan 11: 43-
Tanto esperé sin saber cómo sería, por dónde. Ahora tengo
las certezas que el arcano 20 arroja. 20 es el número del camino de la
sabiduría original y el despertar del hombre. El Juicio es el milagro.
Finalmente. Un niño ha despertado. Lo veo salir de su tumba. Como Lázaro. Su
padre y su madre adoran su venida. Arriba el Ángel del Señor, en un halo de
nubes y llamas, con un estandarte, la cruz amarilla de la resurrección,
heráldica. Toca la trompeta: es la buena noticia. La familia son tres
personajes: el cuerpo, el alma y el espíritu. Están desnudos. Así venimos al
mundo. Así nos vamos. Y así volvemos cuando Dios nos moldea con el mismo barro:
hembra y macho y luego insufla el hálito de vida. Sus cabellos son azules como
el cielo profuso de la carta. Más allá podría ser un desierto, quizá aquel que
caminaron los hebreos durante cuarenta años hasta llegar a Canaán. La trompeta
asemeja la voz del creador, “el trueno que moviliza”, enseña el I Ching. Las
murallas de Jericó cayeron cuando las trompetas sonaron. Se trata de noticias,
anuncios, revelaciones. Espiritualidad y renovación. El Juicio es el arcano de
los secretos descubiertos. Se dice que quien vive en el pecado vive en la
muerte. Entonces el Ángel del Señor, como se lo nombra en la Biblia, viene a
resucitarnos de la llagas, llamándonos a renacer. Resucitamos siendo quienes
somos, en una octava superior. El niño no será el mismo una vez que salió de la
tumba. Conservo a mis ancestros, mi pasado. Aquello que seguiré buscando.
Cuantas veces quise ser como Lázaro, cuánto esperé por quien pudiera
rescatarme. Las llamas del ángel también caen sobre mí, yo también escucho su
trompeta. A pesar de las pruebas, a pesar del desgarro, nazco otra vez a la
vida. Resurjo. Mi fe se volvió compañera del verano. Me entrego al milagro.
El Sol
Carta 19, El Sol
“Se anima la tierra cuando te levantas.
Cuando brillas como Atón en el día,
huyen ante ti las tinieblas.
Cuando lanzas tus rayos,
das a los Dos Países su fiesta diurna:
despiertos y erguidos están los hombres sobre sus pies
cuando tú los has levantado”.
-Frag. Poema al sol, de Faraón Akenatón (1370 años a.C. aprox.)-
Cuando brillas como Atón en el día,
huyen ante ti las tinieblas.
Cuando lanzas tus rayos,
das a los Dos Países su fiesta diurna:
despiertos y erguidos están los hombres sobre sus pies
cuando tú los has levantado”.
-Frag. Poema al sol, de Faraón Akenatón (1370 años a.C. aprox.)-
Después
de la noche alcanzo el día. Mis ojos apenas pueden con el zenit. El Sol, dios
imponente, baña con sus rayos a dos niños. Gotas de él caen sobre nosotros. Más
allá un pequeño muro, como reflejo del mundo material. Los niños representan la
fraternidad y la unión, la hermandad. Los rayos del Sol alumbran y dan calor.
Todo nace, todo resplandece en su dimensión. En una época fue el dios único de
Egipto, se lo llamaba Atón. Los obeliscos egipcios eran creados para recibir su
energía. Padre, que vivifica todo lo que existe. Astro como el principio
creativo y masculino, el líder, dentro de cada ser humano. El encuentro final
de la búsqueda alquímica, pues el Sol es el oro. Se lo vincula al signo de
Piscis, energía de simpatía, sensibilidad y compasión. Helios, le llamaban los
antiguos griegos. Nada escapa a la mirada del Sol. Nada permanece oculto a su
inteligencia. No hay secretos. En Astrología se lo estudia como la
individualidad, la vitalidad y la totalidad del ser. Algunos lo piensan como la
consciencia, la parte iluminada de la mente. Desde tiempos inmemoriales la
humanidad ha rendido culto a la Luna y al Sol. En esta instancia de mi
peregrinación me siento en paz, a la vez, entusiasmada. Me sumo al juego de los
niños, ellos me muestran que detrás de la muralla hay girasoles. Dicen que así
debemos ser nosotros, buscar incansablemente la luz. 19 es el número del camino
del triunfo. Hay gloria en este paraíso, hay riqueza. La opulencia que el Sol
hace brotar sobre la tierra. Inti, lo llamarían los incas. Yo también le digo
Padre. Y aunque casi no puedo ver su rostro, sé que recibo una sonrisa limpia y
honorable. Mis ideas tienen claridad, me siento grande, digna. Eres lo primero
que el Creador quiere que veamos al despertar, Padre Sol, por eso tu inconmensurable
amor.
La Luna
Carta 18, La Luna
“Vamos a mecernos
bajo la luz de la luna, esta solemne luz de luna”.
David Bowie
Los griegos le dicen Selene. Nosotras la llamamos Hécate. Un perro y un lobo le aúllan. Más allá las dos torres, como límite del mundo material. Estoy entrando en el sueño. Desde el estanque, un cangrejo viene hacia mí, al camino iluminado por la piel de la Luna. Luminaria receptiva. Poética y salvaje. Fecunda y nutricia. El cangrejo hace referencia al signo de Cáncer, regido por la dama, también sugiere el inconsciente. Gotas van hacia ella. Como la luz del Padre Sol. Luz que recibe y refleja en rayos rectos. Pero su luz es fría, a veces peligrosa. En la noche todo se ve diferente. Sólo Nicodemo, quien no sabía cómo nacer de nuevo, fue a ver a Jesús en la oscuridad. Además, Jesús fue encarcelado por la noche. Camino hacia el estanque, recuerdo que en Génesis “el Espíritu de Dios se movía entre las aguas”, es mi cara la que veo reflejada cuando observo el agua y es mi cara reflejada cuando observo la Luna. Mis temores. Mi confusión. También mi ciclo femenino y su semejanza. Mareas que suben y bajan. Crecimiento de rosas y de gatos negros. Es su fuerza de gravedad. Su influjo. Sus surcos y cráteres. Movimientos y fases. Ante mí la Luna llena y su magia. Seres en comunión. Párpados bendecidos con plata. Trovadores y videntes. Lunáticos y soñadores. Acuario es el signo vinculado a la Luna. 18 es el número del camino de los sentidos internos. Si me adentro en ella, me adentro en mí misma. La luz, reflejo del alma, llega codificada. Y la Luna sabe ocultar intensiones, enemigos, maleficios. Pero no ahora, mi Luna noble, grande en su gesto de mostrarse a todos. Estoy despierta en el sueño. Sensible. El cangrejo no puede herirme. Ni el pasado y su nostalgia. Siento el calor que se parece al hogar. Mi emoción es incapaz de arrasarme. Puedo Ver. Siento mis ovarios, mi sagrada feminidad. Madre, me estoy pariendo.
bajo la luz de la luna, esta solemne luz de luna”.
David Bowie
Los griegos le dicen Selene. Nosotras la llamamos Hécate. Un perro y un lobo le aúllan. Más allá las dos torres, como límite del mundo material. Estoy entrando en el sueño. Desde el estanque, un cangrejo viene hacia mí, al camino iluminado por la piel de la Luna. Luminaria receptiva. Poética y salvaje. Fecunda y nutricia. El cangrejo hace referencia al signo de Cáncer, regido por la dama, también sugiere el inconsciente. Gotas van hacia ella. Como la luz del Padre Sol. Luz que recibe y refleja en rayos rectos. Pero su luz es fría, a veces peligrosa. En la noche todo se ve diferente. Sólo Nicodemo, quien no sabía cómo nacer de nuevo, fue a ver a Jesús en la oscuridad. Además, Jesús fue encarcelado por la noche. Camino hacia el estanque, recuerdo que en Génesis “el Espíritu de Dios se movía entre las aguas”, es mi cara la que veo reflejada cuando observo el agua y es mi cara reflejada cuando observo la Luna. Mis temores. Mi confusión. También mi ciclo femenino y su semejanza. Mareas que suben y bajan. Crecimiento de rosas y de gatos negros. Es su fuerza de gravedad. Su influjo. Sus surcos y cráteres. Movimientos y fases. Ante mí la Luna llena y su magia. Seres en comunión. Párpados bendecidos con plata. Trovadores y videntes. Lunáticos y soñadores. Acuario es el signo vinculado a la Luna. 18 es el número del camino de los sentidos internos. Si me adentro en ella, me adentro en mí misma. La luz, reflejo del alma, llega codificada. Y la Luna sabe ocultar intensiones, enemigos, maleficios. Pero no ahora, mi Luna noble, grande en su gesto de mostrarse a todos. Estoy despierta en el sueño. Sensible. El cangrejo no puede herirme. Ni el pasado y su nostalgia. Siento el calor que se parece al hogar. Mi emoción es incapaz de arrasarme. Puedo Ver. Siento mis ovarios, mi sagrada feminidad. Madre, me estoy pariendo.
La Estrella
Carta 17, La Estrella
“Hemos llegado demasiado lejos
para dar por vencido quienes somos.
Así que vamos a levantar el bar,
y nuestras copas hacia las estrellas”.
-Daft Punk-
para dar por vencido quienes somos.
Así que vamos a levantar el bar,
y nuestras copas hacia las estrellas”.
-Daft Punk-
Los
Reyes Magos siguieron la estrella de Belén. Quizá el brillante Júpiter. Los
Reyes Magos siguen la estrella, buscan a Dios y “Dios nos busca a nosotros al
mismo tiempo”. La Estrella es la carta de la esperanza. También la carta de la
Astrología. Después de la destrucción de la Torre, arribo a un paisaje nuevo,
de cielo profundo y río serpenteante. Una mujer de cabello azul, como el
Colgado, como la Templanza, vierte dos jarras, una en el río, la otra en la
tierra. Cada vez estoy más cerca del milagro. Siento que la vida fluye con
belleza y vitalidad. Renovación que trae bienestar. La joven desnuda me recuerda
a la Hebe griega, diosa de la juventud, esposa final de Hércules, portadora de
la ambrosía que bebían los dioses. Se cuenta que la joven derrama el fluido de
la vida universal, purificando su propia vida y su alrededor. Al igual que el
aguatero de Acuario, derramándose sin distinción, sobre todos, sobre todo.
Atrás, un ibis, representante del alma egipcio, a veces sobre una flor,
representante del cuerpo pasajero. Arriba, las pléyades, un cúmulo de siete
estrellas en la constelación de Tauro, mitológicamente: hijas de Atlas y
Pléyone. La estrella que más brilla es el planeta Venus, Lucero de la Tarde,
peculiar para mostrarse. También podría ser Mercurio, planeta al que se vincula
el arcano. 17 es el número del camino de la realización y la recompensa. La
mujer inspira, como el Verbo inspira. Si entiendo el mensaje de los astros,
quizá mi vida se vuelva un caudal incorruptible. Percibo bondad en la mirada de
la joven, recibo alegría. Todo va a estar bien. Aquí y ahora. Mis tránsitos
planetarios son favorables. Tengo fe en mi buena estrella. Voy a seguirla.
La Torre
Carta 16, La Torre
“(…) sobre la cornisa,
esperando el milagro”.
-Las Pelotas-
esperando el milagro”.
-Las Pelotas-
Veo
en mi abismo. El abismo del mundo. Me siento atrapada. Encerrada en una torre.
Presa de mi soberbia, cual Torre de Babel. Así es la torre que observo. Quizá
así eran los observatorios babilonios donde estudiaban los astros o los
zigurat, sus templos; así los habrán visto los hebreos durante su cautiverio en
Babilonia; hasta que Ciro el Persa los liberó. 16 significa el equilibrio de
los contrarios. El arcano 16 se vincula a Capricornio, signo de reputación y
carrera. También ambición. Perseverancia. Una pluma de fuego, similar a un
rayo, -que en 2018 puedo interpretar además como la intervención de Urano,
representante de los cambios imprevistos, la mente abstracta, la originalidad-
hiere la edificación. Caen dos hombres. Parecen flotar en vez de caer. Quizá
porque el fuego iluminó mi inconsciencia y la de los hombres. Necesario era el
golpe. La destrucción divina. Nos libera del error. La energía liberada son las
gotas coloridas flotando por doquier. La Torre como el mundo visible donde
ahora encarna el mundo invisible, espiritual. Sus ladrillos podrían ser el
cuerpo material. Y sus tres ventanas, la división tripartita del hombre:
cuerpo, alma y espíritu. Cielo limpio y fuego. Rayo que provoca la salida de la
prisión. Antes esperaba el asombro en la cornisa de la Torre, ahora comprendo:
es más abajo. El Fuego lo ha revelado. La Torre ahora es La Mansión Dios. Un
templo. Un círculo donde las sombras son incapaces de entrar. El Espíritu Santo
actuando en la materia. Aprendo. Cambio. Me siento más cerca del milagro.
El Diablo
Carta 15, El Diablo
“Tras el bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo:
“Lo que vas a hacer, hazlo pronto”.
-Juan 15: 27-
“Lo que vas a hacer, hazlo pronto”.
-Juan 15: 27-
Es
una fruta dulce la soberbia. Después es amarga y cruel. El ser que ante mí se
presenta ha de haber sido más bello que el ángel que acabo de conocer. Su
resplandor nubla la vista. Dentro de sí, los cuatro elementos. Fuego en su
cabeza, en sus cuernos. Tierra en sus pezuñas. Aire en sus alas. Agua en sus
escamas. Debería temerle pero no le temo. Su postura es inversa a la del Mago.
Donde aquel sostiene la varita, Lucifer sostiene la antorcha. Donde aquel
señala la tierra, Lucifer saluda. Como un Papa en oscuro concilio. Parado sobre
un pedestal, falso trono, desde donde sale una amarra que ata a dos seres. Se
parecen a mi joven Mago y a la doncella que representaba el vicio, del arcano
seis. Lucifer ríe. Lucifer canta. Al mirarlo más de cerca me doy cuenta de que
no es macho ni hembra o es ambos. No puedo definirlo. Debería temerle pero no
le temo. Siento mi sexualidad que me consume, dándome fuerza. Místico mi fuego.
Protector y nativo. Pero he de tener cuidado frente a tanta riqueza. El Diablo
es ágil y traicionero. Cuando menos lo espere puede poseerme. Al igual que
Perséfone al comer la fruta de Hades. En Taoísmo al camino del ego se le llama
el camino del demonio. Ha llegado el momento de ver en los ojos de mi
oscuridad. Sólo así podré seguir mi peregrinación. El macho cabrío roza mi
pierna, áspero. Quien ve al Diablo vuelve siendo otro. Su número, el 15, es el
camino de la oscuridad. Detrás de su figura todo es violeta, transmutación. Su
antorcha ilumina. Lo pueril, lo vulgar, el exceso frente a mí. Siento miedo.
Aun así, estoy dispuesta a ir más allá. De eso se trata la genialidad del
Diablo, allí está su tesoro. Sólo quien conoce su tempestad es capaz de
conquistarla.
La Templanza
Carta 14, La
Templanza
“Para la mente que está quieta, el universo entero se rinde”.
-Lao Tsé-
-Lao Tsé-
Verde
que late. Un ángel. Sí, un ángel. Su cabello es azul como el del Colgado. Lleva
el símbolo astrológico del sol. Su vestido es simétrico y simple, rojo, azul y
amarillo. Sobre su pecho un cuadrado, dentro un triángulo. El Espíritu
contenido en la materia. Carga dos tinajas, una roja y la otra azul, podría ser
una de oro y otra de plata. El líquido que vierte en verdad es una fuerza
firme. A La Templanza le llaman el ángel del tiempo, cuyo flujo representa el
pasado, el presente y el futuro. Mira hacia donde está el arcano sin nombre,
aquello que la muerte desunió: es purificado por el ángel, el alma es su
material. Llegar a lo más sutil, su objetivo. También puedo ver en las jarras
las fuerzas activas, masculinas y las fuerzas pasivas, femeninas. La palabra
templanza representa moderación. El flujo de las jarras además da cuenta del
caudal del pensamiento. Si logro encauzarlo como recurso, habré conseguido
estar más cerca del Espíritu y un poco más lejos de la carne. El ángel me
observa con ojos cálidos. No habla, pero sólo basta el movimiento de sus
cántaros para el aprendizaje. Si se trata de atemperar, se trata de hacer más suave
mi pensamiento hasta aquietarme por completo. Tarea difícil. No estás sola para
hacerlo, somos una legión de guardianes, acompañando tu proceso, dice. El
número 14 significa el camino de la transformación. Estoy en una instancia de
belleza e inspiración. Protegida por un ángel. En la dura tarea de aquietar mi
mente. Quiero rendirme al universo, nueva. Quiero la paz de todas las mujeres
que me habitan. Quiero mi alma dulce. Quiero ser colmada por el Nardo. Tiempo,
dice el ángel, tiempo y elevación.
El arcano sin nombre
Carta 13, el arcano
sin nombre
“Lo que nace de la carne, es carne; y lo que nace del Espíritu, es
Espíritu.
No te asombre que te haya dicho: es necesario nacer de nuevo”.
-Juan 3: 6-7-
No te asombre que te haya dicho: es necesario nacer de nuevo”.
-Juan 3: 6-7-
El
paisaje ha cambiado. Ahora sólo la tierra. Un esqueleto siega pies, manos,
cabezas. Me han dicho que no le tema pero siento miedo. Dicen que en verdad no
existe pues no tiene nombre. Aunque algunos le llaman Chronos, dios del tiempo.
Y otros le llaman Saturno, el planeta anciano, sabio. Su postura me recuerda al
Loco. Lleva una guadaña en vez de vara. Llama la atención su color carne, vivo,
humano. Algo intenta decirme pero siento terror. Todavía no quiero acercarme.
Eres como Nicodemo, todavía no entiendes; la escucho decir. Entonces, la imagen
de la flor de Loto como un rayo; ella crecería en un lugar como éste. Sería
enorme. Muy bella. Tu columna se parece a una espiga de trigo, digo con
timidez. Es que no advertiste que estoy preparando la tierra, responde. Temes
porque no entiendes. Me quedo en silencio. ¿Qué debería entender? Sé que estoy
ante la muerte. Quien no distingue entre burgueses y proletarios, reyes y
pueblo. Su aliento es patria de lo vivo y su designio, de lo muerto. Sé que el
esqueleto representa la unión de cuerpo y alma. Entiendo que las fuerzas
destructivas preceden a la creación. Crece pasto azul por donde ha pasado el
arcano sin nombre. Su número, el 13, representa la transformación del hombre.
Pienso en la mujer que tiene que morir en mí. Aquella que aún no ha entendido
que todo es ilusorio salvo lo que viene del Espíritu. La mujer dentro de mí,
tan aferrada a sus deseos carnales; limitada por mandatos, deberías, conceptos:
he de soltar. Es una noche honda. Dolor por la mujer en mí. Pero sé, para
seguir tengo que ser transformada por la muerte, simbólica: iniciada. Se trata
de morir a lo viejo para después nacer con el amanecer. Como Jesús dijo a
Nicodemo: quien no nace de nuevo, no puede ver el Reino de Dios.
El Colgado
Carta 12, El Colgado
“Quién por fuego, quién por agua (…)”
“(…) y de parte de quién debo decir que llama”.
-Leonard Cohen-
“(…) y de parte de quién debo decir que llama”.
-Leonard Cohen-
Después
de la Hechicera el camino se volvió más bello, voz del río, piedras coloridas,
flores gigantescas, árboles trepando por la luz. Allí lo veo. Entre dos
troncos. Atado desde la pierna derecha, formando una cruz con la otra pierna y
los brazos atados hacia atrás, un triángulo configura con su pecho. Su cabello
es azul al igual que el cielo. Pienso que está sufriendo pero mientras me
acerco su aspecto parece decirme lo contrario; aquí estoy, por llamado y
elección, en armonía y paciencia; una oruga en la instancia final para
transformarse en mariposa; donde estoy “el fuego y el agua no se combaten” y el
Creador aparece en el silencio. Unas monedas caen de sus bolsillos. El Colgado
abandonó la búsqueda material, comprendió que se trata de la vida y su bendición.
Darse por amor. Su número, el 12, representa la compensación del hombre, el
reconocimiento de la expresión, 1 como fuente, principio activo, 2 como lo
otro, principio pasivo. Me trae el 3 como fruto y resultado. Y las 12 tribus de
Israel y los 12 apóstoles. La idea, también, de ciclo completo, diferente al
Hermitaño y La Rueda de la Fortuna. Lo recibo como un apóstol peculiar.
Relacionado con el signo de Libra, regido por Venus, signo de energía de
belleza, comprensión, refinamiento, síntesis. Conclusión del viaje del Mago, es
decir, del 0: mi Loco peregrino. Las seis ramificaciones de cada lado, me traen
al Colgado como un Sol haciendo su paso por los 12 signos. Aún no se ha
iluminado, pero está cerca. Muy cerca. Abierto a la verdad celeste, sabe que
más allá: la puerta de la elevación es el sacrificio por amor. El Colgado ha
parado el afuera para asimilar el extenso recorrido. Observa la vida de una
manera diferente a mí. Y quizá los troncos sean como las columnas del templo, a
la derecha la Ley y a la izquierda la Libertad. El Colgado a pesar de parecer
inmóvil y puro, tal vez, deberá elegir una vez más.
La Fuerza
Carta 11, La Fuerza
“Say no more”.
-Charly García-
-Charly García-
Le
llaman la Hechicera. Debe serlo pues la mujer abre las fauces de un león. Con
refinamiento y delicadeza. Como si no se tratase de una fiera salvaje y
peligrosa. Lleva un sombrero parecido al del Mago, con forma de ocho, lo
elevado: a ello se orienta su pensamiento, a lo cósmico, a lo eterno. Su
vestido es rojo, azul, amarillo, naranja. Acción, verdad cósmica, inteligencia,
espiritualidad. Algunos le llaman la Virgen, por el signo de Virgo, el servicio
domando al orgulloso Leo. Otros la relacionan con el planeta Marte, la energía
de conquista, de abrirse paso en la vida. Sea la hechicera sea la virgen, me
trae lo mismo: el dominio de lo elevado sobre lo vulgar. León como instintos
carnales, mujer que los transmuta. Ella refleja que mis sombras no se irán con
el combate sino con suavidad. Alcanzar la luz se trata de un proceso delicado,
no de una guerra. La mujer es vitalidad y fortaleza, me siento segura estando
cerca, preparada. Se trata de coraje. El número 11 es un número que no puede
dividirse, pues se dice que representa a Dios dos veces, el 11 es la revelación
y acción absoluta humanas, número maestro. No digas más, dice la mujer cuando
vuelvo a traer el peso de mi vulgaridad. Hay que trabajar. Se requiere
entendimiento, calma. Se necesita ternura. Es el trabajo más noble el que se
hace en uno mismo. El más difícil. No se bucea peleando sino integrando, para
transmutar. En la dura ostra se esconde la perla. Sé como una hormiga laboriosa
trepando la roca para preservar el reino. Como un diamante en bruto que a
fuerza de ingenio y paciencia se volverá una gema preciosa. Sé como el plomo
volviéndose lentamente oro. Buscá el calor. Así podrás continuar tu viaje: no
digás más.
La Rueda de la Fortuna
Carta 10, La Rueda de
la Fortuna
“No te rindas. La ergástula es oscura,
la firme trama es de incesante hierro,
pero en algún recodo de tu encierro
puede haber un descuido, una hendidura.
El camino es fatal como la flecha
pero en las grietas está Dios, que acecha”.
-Frag. Para una versión del I King, Jorge Luis Borges-
la firme trama es de incesante hierro,
pero en algún recodo de tu encierro
puede haber un descuido, una hendidura.
El camino es fatal como la flecha
pero en las grietas está Dios, que acecha”.
-Frag. Para una versión del I King, Jorge Luis Borges-
La
rueda es símbolo de eternidad. Pienso en la rueda del zodíaco, que significa en
griego: rueda de animales, doce naturalezas presentes en lo que existe. Además,
la rueca del destino. Las tres moiras griegas, hilanderas, que se ocupaban del
hilo de la vida y el fin de los mortales, -eran extremadamente respetadas por
Zeus- una lo hacía con la rueca, la otra medía y la última cortaba. Frente a
mí, una rueda gigantesca, saliendo del océano. Quizá porque queremos volver a
las aguas del Padre, fundirnos en él, después de tantos viajes. Son tres los personajes
del arcano. Hermanubis como representante de las fuerzas positivas, nutricias
para la vida. Hermanubis, deidad que nació a partir de la unión de los dioses
Hermes y Anubis. Hermes era el dios griego de la comunicación y el intercambio,
creador de la lira; astrológicamente es la mente concreta, el impulso y la
avidez por conocer, el movimiento, el discurso. Anubis era el dios egipcio con
cuerpo de hombre y cabeza de chacal, como un sacerdote acompañaba al difunto
hasta el Juicio de Osiris. Hermanubis asciende en la Rueda, mientras que el
otro personaje, Tifón, desciende. Tifón en la mitología griega era hijo de Gea,
un gigante monstruoso capaz de desatar terremotos y huracanes, su cuerpo era de
dragón y serpientes, quiso destruir a Zeus por lo que fue desterrado al monte
Etna; desde mi criterio elijo enunciar a ese Tifón; representante de las
fuerzas destructivas. La esfinge arriba, en el medio, esfinge: el eterno enigma
de la creación y símbolo de poder para los egipcios, la autoridad que no se
mueve. Con su espada, parecida a la espada de la Justicia, custodia. Lleva
corona y capa, quizá para reservarse otro secreto, la Esfinge debe saber qué
hay más allá de la manija de la Rueda. El número 10 es la unidad del ser
humano, también un nuevo comienzo, más evolucionado, pues se dice que el 10 es
1 en una octava superior. La Rueda habla de ciclos. La esfinge parece decir: no
te apegues a la felicidad ni a la desgracia, pues ambas son transitorias. La
Rueda gira hacia el Loto, gira hacia el pantano y volverá a girar. Me trae la
buena y la mala suerte, pero en el Kybalion, suerte no es más que una palabra
que da cuenta de la Ley de Causa y Efecto. Entonces la Rueda indica que
pensamiento, palabra y acción determinan los efectos y mi próxima encarnación.
Karma que siento como una balanza. En el Taoísmo se dice que el octavo sentido
es una marmita de semillas kármicas, que se conectan a través del séptimo
sentido con el sexto sentido, que le llaman mente. La marmita de semillas,
oscuras y luminosas, condiciona mi percepción en la vida presente. Recibo mal o
recibo bien, navego en luz o en oscuridad, dependerá de aquello que sembré y
siembro. A veces no entenderé el porqué de tanta prueba, a veces me enojaré en
mi falta de entendimiento, a veces gritaré de dolor. Pero en algún momento la
Rueda girará para recordarme que sólo permanecen el amor y el cambio. Y al
costado de la Rueda, donde yo no veo, el Creador tiene la manija y la última
palabra.
El Hermitaño
Carta 9, El Hermitaño
"Después de que vi a Dios, no tomé más vino.
Yo creía que era verso: no es verso. Está el chabón”.
-Pappo-
Yo creía que era verso: no es verso. Está el chabón”.
-Pappo-
Dicen
que el hombre que ahora veo también es el Mago. Como un fruto maduro al caer la
tarde. H como referencia a Hermes Tres Veces Grande. El Sol de la Verdad en el Arcano VI -El Enamorado- se transformó en la lámpara que
carga con humildad. La luz del Espíritu. Chispa divina que late en su interior.
Guía a unos pocos, que han llegado hasta él. Es un maestro. Un sabio solitario que me
recuerda al planeta Saturno. El planeta anciano, de las pruebas materiales, que
al final del tránsito recompensa a quien ha superado feroces retos.
El Hermitaño se asocia al signo de Leo, que rige corazón y vista. Su capa, tal vez, representa la protección que aún en un iniciado es necesaria, el mundo material tiene sus estrategias. Vestido de azul, intuición, rojo, acción, y desde adentro, profundamente amarillo, inteligencia.
Lo oigo. Labré mis dimensiones, trascendí vulgaridades y me fundo con el esplendor; sigo caminando, despacio exploro el mundo; el pasado es gratitud; simpleza es profundidad.
Su vara me recuerda a la vara del Loco, Moisés y el poder, Aarón y el sacerdocio. Su vestimenta tiene unas borlas, la inocencia y el asombro, aventura: evoco al Loco, otra vez. Su cabello y su barba, grises; provocándome misterio.
9 es el número de la realización del hombre. Mi Loco, Fuego Sagrado, transitó nueve instancias hasta encarnar al Hermitaño. Se cierra un ciclo. Donde quizá, aún la crisis. Su resultado final podrá ser prudencia y serenidad. Austeridad. La paciencia necesaria para la larga peregrinación que continúa. Sabe, siente El Hermitaño que ni el dinero ni el poder son mayores a la fuerza más poderosa: el Amor.
A esta altura me reconozco en mi ignorancia, me siento desnuda. El sabio anciano, puedo darme cuenta, siente compasión por mí y alumbra. ¿Dios ve mi alma?, pregunto. ¿Vos ves a Dios? No lo sé, digo. No temas, abrí el corazón y verás a Dios en todo, responde.
El Hermitaño se asocia al signo de Leo, que rige corazón y vista. Su capa, tal vez, representa la protección que aún en un iniciado es necesaria, el mundo material tiene sus estrategias. Vestido de azul, intuición, rojo, acción, y desde adentro, profundamente amarillo, inteligencia.
Lo oigo. Labré mis dimensiones, trascendí vulgaridades y me fundo con el esplendor; sigo caminando, despacio exploro el mundo; el pasado es gratitud; simpleza es profundidad.
Su vara me recuerda a la vara del Loco, Moisés y el poder, Aarón y el sacerdocio. Su vestimenta tiene unas borlas, la inocencia y el asombro, aventura: evoco al Loco, otra vez. Su cabello y su barba, grises; provocándome misterio.
9 es el número de la realización del hombre. Mi Loco, Fuego Sagrado, transitó nueve instancias hasta encarnar al Hermitaño. Se cierra un ciclo. Donde quizá, aún la crisis. Su resultado final podrá ser prudencia y serenidad. Austeridad. La paciencia necesaria para la larga peregrinación que continúa. Sabe, siente El Hermitaño que ni el dinero ni el poder son mayores a la fuerza más poderosa: el Amor.
A esta altura me reconozco en mi ignorancia, me siento desnuda. El sabio anciano, puedo darme cuenta, siente compasión por mí y alumbra. ¿Dios ve mi alma?, pregunto. ¿Vos ves a Dios? No lo sé, digo. No temas, abrí el corazón y verás a Dios en todo, responde.
La Justicia
Carta 8, La Justicia
“Estoy en el camino correcto, nene,
nací para ser valiente”.
-Lady Gaga-
nací para ser valiente”.
-Lady Gaga-
Me
mira con los ojos bien abiertos. La justicia de los hombres tiene los ojos
vendados. La Justicia de Dios los abre, nos contempla. Debo ser valiente. La
Justicia observa el pasado y en la balanza pesa las acciones. Con la espada
convoca el equilibrio. Me recuerda la historia de Salomón, cuando dos mujeres
se presentaron ante él para exigir la maternidad de un pequeño, Salomón pidió
la espada para dar a cada madre una mitad, en ese momento la verdadera mamá
negó su derecho en favor de la otra mujer, entonces el sabio rey pudo darse
cuenta quién era la progenitora real y dar su compensación. También en mi memoria la sala del Juicio de Osiris, donde el
corazón era pesado en la balanza, la diosa Maat ponía una pluma en el otro
platillo: ambos debían pesar lo mismo. Pluma y corazón; significaba que los
actos habían sido rectos. La Justicia lleva una corona. Un grueso collar de
oro. Azul y rojo su vestido. Sentada en el trono, revela equidad. El número 8
representa la verdad del ser humano, también el perfecto equilibrio y la
eternidad. La Justicia no sólo da cuenta por esta vida, también señala las
anteriores, cada encarnación que ha resultado en parte de la mujer que soy.
Para bien, para mal. En un camino de rosas y espinas. Intensidad. Se dice que
el sabio va atento a la causa, el necio va temeroso del efecto. “Toda causa
tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo a la ley;
la suerte no es más que el nombre que se le da a la ley no reconocida; hay
muchos planos de casualidad, pero nada escapa a la Ley” -Kybalión-. La Justicia
me hace reflexionar sobre mi conducta, las causas que he sembrado y los efectos
que podré esperar. Se trata de mi péndulo interior, de la conciencia en cada
oscilación, sabiendo que la fuerza aplicada a un lado será la misma hacia el
otro. Recuerde o no mi accionar, la Justicia siempre me mirará con claridad a
los ojos.
El Carro
Carta 7, El Carro
“Yo soy mi propio experimento, mi
propia obra de arte”. -Madonna-
No
lleva las riendas de los caballos y sin embargo el carro se mueve. El caballo
rojo es la energía positiva, el azul la energía negativa, es decir, acción y
receptividad. Cada uno se orienta a un lado distinto y esa fuerza, esa presión,
provoca el traslado. Mago victorioso, después de haber elegido la virtud en el
arcano seis. Llegó al número 7, que junto con el 40, es uno de los números que
más se repiten en el Antiguo Testamento, el 7 significa juramento en hebreo.
Quizá representa el servicio que mi Mago está dispuesto a dar durante toda su
vida. El 7, número de la perfección y la sabiduría humanas. Si lo observo bien,
parece formar un triángulo con su cuerpo y un cuadrado con su carro, 7 otra
vez. Espíritu sobre materia. Cuatro columnas que evocan los cuatro elementos,
que a esta altura el Mago sabe maniobrar casi completamente. Corona y cetro,
símbolos de poder y mando. Una pechera azul de guerrero, en un ropaje rojo y
amarillo. Unas caras en sus hombros, para recordar la luna menguante y la luna
creciente: la oscuridad es debilitada cuando la luz se vuelve más fuerte. El
mago sabe, el mago quiere, el mago osa, el mago calla. Su Carro es acción,
movimiento, avance. Enseña sobre la realización, el trabajo que ha tallado en
su interior. El Mago confía en sí mismo y se muestra al mundo. En su paso el
triunfo que es hermano del talento. Me pregunto si alguna vez podré ser como el
Mago en El Carro. Tendré que ser valiente para llegar al resplandor, paciente y
laboriosa hasta el progreso, como una obra de arte, a fuerza de línea y color,
palabra y ritmo.
El Enamorado
Carta 6, El Enamorado
“O te cansas peleando por la paz o mueres”.
-John Lennon-
-John Lennon-
Encrucijada.
A la derecha una mujer bella de cabello dorado. A la izquierda una mujer con
una suerte de corona marrón, con forma de laurel, que representa el triunfo. En
el centro, el joven Mago. Tomado por las dos mujeres. Sobre las tres figuras,
Eros, como el sol de la verdad apuntando. No sé si al Mago o a la mujer bella.
Me ha enseñado el Papa, que una de ellas encarna el vicio y la otra, la virtud.
En el cristianismo se habla de siete virtudes: prudencia, justicia, templanza,
fortaleza, esperanza, caridad y fe. También son siete las virtudes en Bushido,
el código de ética samurái: benevolencia, coraje, justicia, respeto, honor,
lealtad y honestidad. Por otro lado, el vicio podría asociarlo a los siete
pecados celestes: ira (Marte), mentira (Mercurio), soberbia (Sol), lujuria
(Venus), gula (Júpiter), pereza (Saturno) y envidia (Luna). Enamorado frente a
una elección honda. El camino del espíritu o el camino de la materia. La
voluntad y el poder ofrendados a un ideal de amor o la voluntad y el poder
ofrendados al placer personal. Voluntad como la certeza del puerto al que se
quiere llegar y poder como los recursos concretos para arribar a ese puerto. El
Mago tendrá que elegir, como lo hizo Hércules al final de su instrucción. El 6
es el número de la armonía del hombre. Geométricamente es la Estrella de David
o Sello de Salomón, dos triángulos unidos, uno hacia arriba, el fuego, el otro
hacia abajo, el agua: representa la unión de los opuestos y complementarios.
Comunión que sólo puede llevar a cabo la compasión. El Mago amará la elección
que haga. Para bien o para mal. Sea fruto de su coraje o de su cobardía. Si
elige el camino de la virtud llegará a ser el Mago triunfante de El Carro, si
elige el camino del vicio no sé qué puede ocurrir. Pero no aquí, no ahora, mi
Mago elige el camino de la virtud y en él, placer y alegría. Certeza y
atracción, dice Venus, planeta que rige Tauro, el signo que se asocia al arcano
seis. No hay ideal de amor más grande que buscar la paz del mundo, afirma la
diosa. El fin del hambre, del maltrato de los animales y a la Madre Tierra. No
hay ideal de amor más grande que amar al prójimo como a uno mismo, dice el
Mago.
El Papa
Carta 5, El Papa
“Es que, cuando los hombres llevan en la mente un mismo ideal, nada
puede incomunicarlos,
ni las paredes de una cárcel, ni la tierra de los cementerios, porque un mismo recuerdo,
una misma alma, una misma idea, una misma conciencia y dignidad los alienta a todos”.
-Fidel Castro-
ni las paredes de una cárcel, ni la tierra de los cementerios, porque un mismo recuerdo,
una misma alma, una misma idea, una misma conciencia y dignidad los alienta a todos”.
-Fidel Castro-
Más.
Un paso más. Necesario. Vital. Frente a mí, el Sumo Sacerdote. Entro sin voz en
el templo, sus dos columnas refieren la Ley a la derecha y la Libertad a la
izquierda. Ley contenida en la Biblia, Libertad de elegir mi camino. No estoy
sola, dos hombres están siendo aconsejados por el Papa. Ansiosa espero, tengo
tanto por decir, tanto por saber. Por ser perdonado. Él parece haber intuido mi
pensamiento pues me mira a los ojos. Ese hombre tiene fuego ariano en la
mirada. Un fuego flamante, aguerrido. El 5 es el número de la estrella llamada
en Magia, pentagrama, la estrella de cinco puntas. Numerológicamente el número
5 significa la evolución del hombre. Un escalón más que da mi loco, después de
encarnar al Emperador. Ahora es la dimensión de lo espiritual. El sacerdocio.
La enseñanza exotérica. Oral y expansiva. Lleva la corona pontifical. Es el
pastor, la autoridad que cuidará su rebaño. Guía cuya inteligencia y ternura
encontrarán a la oveja perdida. En su mano izquierda un guante, símbolo de
honestidad. Lleva la triple cruz. Con su otra mano hace la bendición. El Papa
representa un aspecto de Dios. Venimos por su sabiduría, su ética que le
permite el criterio y la capacidad de juicio. Su profundo conocimiento de la
verdad y la belleza, la amargura y la esperanza; lo que venimos a buscar. Cerca
del Papa me siento reunida en mi fe. En mi manera de acercarme a la divinidad y
a mis hermanos. Siento la reconciliación de los dos hombres. Ahora es mi turno.
El Emperador
Carta 4, El Emperador
“Saber cómo mirar es una manera de inventar”.
-Salvador Dalí-
-Salvador Dalí-
Está
mirando a la Emperatriz y su reino. Naturaleza y creación humana por doquier,
intensa diversidad que no alcanzan mis ojos. El 4 que forma con sus piernas
invoca el símbolo del planeta Júpiter, el Benéfico mayor, Dios más bondadoso,
la expansión, la ley, el ritual, el maestro. También el número 4 es el cuadrado:
la materia. 4, según la Numerología, es la realización del hombre. 4 las letras
del nombre sagrado de Dios, Iod he vau he, que no deben pronunciarse. Entonces
el Emperador gobierna sobre la materia y también está profundamente ligado al
poder divino. Pienso en el Sol, regente del signo Leo, el rey, quien unido a
las verdades celestes, es la voz de la supremacía, imponiendo el orden en la
Tierra. Pienso en Faraón, rey y dios al mismo tiempo. Pienso en la autoridad,
la administración y la responsabilidad que se necesitan para preservar aquello
que nutre. Su corona, dorada y roja, parece un casco de guerra, voluntad y
dominio, debe haber sido un valiente mago y guerrero, que después de años puede
sentarse en su trono a contemplar la victoria. A disfrutar la riqueza y la
fijeza que el trabajo interior otorga. Lleva el mismo cetro que la Emperatriz,
símbolo de generación, pero en diferente mano, la derecha y activa. Predomina
el azul en su ropaje, un poco de rojo marciano quizá para no perder el recuerdo
de la acción que lo consagró Emperador. El mismo escudo que la Emperatriz, el
águila de Zeus. Si pudiera acceder al rostro de Júpiter sería el del Emperador,
bonachón, altivo. Cabello y barba blancas. El estallido creativo de la
Emperatriz ha de ser dirigido por él, con mando y practicidad. Me entrega un
puñado de semillas de mostaza y las deja en mi palma. Sonríe en una mueca de
grandeza. Explica, como si fuera su joven hija, la difícil travesía de la
semilla hasta convertirse en gigantesco árbol. Me mira y siento que me inventa,
sólida, estable. Mis cuatro elementos a integrar. Cuatro puntos cardinales.
Cuatro letras, hermanas que quizá en muchos años me acompañen en mi reino.
La Emperatriz
Carta 3, La Emperatriz
“Árbol de la esperanza, mantenme firme”.
-Frida Kahlo-
-Frida Kahlo-
El
número tres es resultado, síntesis y expresión. Frente a mí una mujer
exuberante, maternal, ilimitada en la naturaleza. Sus cabellos blancos, pureza,
como la nieve. Sentada en un trono, lleva corona y cetro. La Emperatriz es el
primer personaje con un cetro. Y es una mujer. Ella ejerce poder sobre la
abundancia de la Madre Tierra. Es protectora de lo que crece. Es a partir del
fruto de la creación del Mago y el misterio de la Papisa. Emperatriz como
estallido de creatividad y belleza. Generación y entrega. Todo lo que conozco
de la tierra está contenido en ella. Su pensamiento está elevado a la nobleza,
quizá a las virtudes que enseñan los taoístas, amor, sabiduría, cortesía,
justicia y fe. Su mano receptiva impera con el cetro, un globo terráqueo del cual
se desprende una cruz, si lo invierto es el símbolo de Venus. La diosa romana
de la belleza y el amor. Afrodita para los griegos. Astarté para los fenicios,
diosa también de la opulencia de lo natural. Astrológicamente, Venus es la
manera de atraer, amar, limar conflictos, el impulso estético, la búsqueda de
armonía y también la buena suerte. Se le llama Benéfico Menor. La Emperatriz es
muchas diosas. Sobre su pecho un triángulo, símbolo del Espíritu. En su mano
activa un escudo donde un águila, el ave consagrada a Zeus, dios griego del
cielo y de la tierra, águila: símbolo del alma y de la vida. El bulto en su
vestido azul y rojo me da la impresión de un embarazo. En este momento me
siento rodeada de encanto, amor y bienestar. La Emperatriz protege. Me enseñará
el orden invisible detrás de los fenómenos naturales. Tomará mi mano como si
fuese su hija pequeña y contemplará, con los ojos de la gracia, mi feminidad.
Te llamo madre, Emperatriz, te llamo diosa, te invoco para que me des la
resistencia del árbol, la ternura de la flor, la perseverancia de la hormiga,
la humildad del guijarro y la fuerza del yaguareté.
La Papisa
Carta 2, La Papisa
"La carrera se hace en público, el talento en la vida
privada".
-Marilyn Monroe-
-Marilyn Monroe-
Parece
examinarme, ponerme a prueba, tal vez quiere saber si soy apta, en esa clase de
aptitud que requiere la quietud del templo. Sus ojos son dulces y pacíficos,
femeninos y discretos. Detrás de su figura, el velo. ¿Será el mismo velo que se
rasgó en dos esa tarde al morir Jesús? Ella custodia el misterio. Ella sabe.
¿Podría llamarla Juana como la Papisa legendaria? Una corona, símbolo de poder
y sacerdocio, un velo blanco para ocultar su cabello. Es casta esa mujer y sin
embargo: fecunda como la Luna. Una cruz solar casi en su pecho.
Astrológicamente la línea vertical representa el principio activo y si voy más
allá diré que es lo divino, infinito, masculino; la línea horizontal es el
principio pasivo y también voy más allá y digo es lo humano, finito, femenino:
el cruce de ambas: todo lo que existe. En sus manos la Torá: Génesis, Éxodo,
Levítico, Números, Deuteronomio: los cinco primeros libros del Antiguo
Testamento, escritos por Moisés. Otros dicen que es el Libro de la Vida, que se
menciona en Apocalipsis, del Nuevo Testamento, libro donde se encuentran los
nombres de los salvos, quienes tendrán vida eterna cuando Cristo regrese. Puede
ser cualquier Libro Sagrado. Su manto es azul profundo, como la noche generosa.
Rojo por debajo, que asoma tímido, pues ella no hace, o mejor dicho, hace de
una manera diferente al joven Mago. Pasiva. Ve. Lee mi alma. Sabe de la
sensibilidad. De la introspección necesaria para acceder al ritual. La ciencia
que oculta detrás del velo es su dominio. Fe y claridad para ingresar, honesta
búsqueda. La Papisa sin decirme, sin pararse siquiera, da cuenta de la intuición
y la videncia, la capacidad receptiva, el estar vacía para recibir la
información celeste y colmarse de inspiración, como María fue habitada por el
Espíritu Santo, como las antiguas pitonisas griegas era poseídas por sus dioses
en oráculo. El número de la Suma Sacerdotisa, el dos, es de acción interior,
símbolo de lo otro, lo opuesto que a la vez complementa. La Papisa aconseja
navegar en mi territorio interno, encontrar el silencio y saber que hay
secretos que es mejor guardar.
El Mago
Carta 1, El Mago
“Lo importante es no dejar de hacerse preguntas.”
-Albert Einstein-
-Albert Einstein-
Mi
Loco encarna a un hombre joven. Mercurial. Movedizo. Todo en él es ágil,
rápido, versátil. Parece veraz, ingenioso. No escucho lo que enuncia. En el I
Ching se dice que la alimentación es un movimiento de afuera hacia adentro, hay
que ser prudente para saber qué elijo de mi afuera para nutrir mi adentro, pero
“no sólo de pan vive el hombre”, por otro lado existe el movimiento contrario,
de adentro hacia afuera, hay que ser aún más prudente: es la palabra. Dios creó
al mundo con su palabra. El Rabí crea al Golem. Abracadabra y las puertas se
abren. El Mago está creando su mundo. Buscando el Nombre Oculto. Advierto: yo
también puedo crear. Su mano receptiva apunta al cielo con su varita, color
tierra y color negro, el color del inconsciente, la varita es la representante
del Fuego. Su mano activa empuña un oro, representante de la Tierra. Sobre su
mesa de trabajo, los cuchillos, el elemento Aire y las copas, el Agua. Los
cuatro elementos que derivaron de las cuatro cualidades primitivas, cálido,
seco, húmedo, frío. Más tarde será Empédocles quien las agrupa y las nombre
como divinidades, Zeus (Fuego), Hera (Tierra), Nestis (Agua) y Aidoneo (Aire).
Más tarde vendrán Platón, Aristóteles y los cuatro elementos que conocemos
ahora. Y los Elementales, seres que nos guían: salamandras, gnomos, silfos,
ondinas. Estoy frente al arquetipo del creador, también buscador espiritual.
Quien dispone, justamente, de los cuatro elementos. Fuego, deseo. Tierra,
acción. Aire, pensamiento. Agua, emoción. Su sombrero en forma de ocho
representa el equilibrio perfecto, mientras que el 1, lo activo, masculino,
penetrante, el Cielo, el Dragón, diría el I Ching. Los colores de su atuendo me
recuerdan al Loco, verde, amarillo, azul, naranja. Sus cabellos son blancos, pureza,
y oro. No puedo escuchar sus palabras pero puedo ver que trabaja, se mueve,
pregunta, responde. El Mago me dice ahora que dispongo de mi deseo, intuición,
acción, percepción, pensamiento, sentimiento, para crear mi mundo, en los
márgenes que dispone Dios. Un caldero en su mesa, evoco a la Hécate griega y su
descendencia. Hay una pata de la mesa que no puedo ver, no sé si está bien
arraigada a la tierra, sino es así, su trabajo puede caer y el honesto Mago
podría transformarse en un charlatán o en quien no tiene la voluntad para
llevar a cabo la difícil empresa de crearse a sí mismo. Según OSHO, la
creatividad es una forma de vivir, cada acto hecho con consciencia es creativo,
bello. Mi Maga interior brota con la fuerza del intercambio, la comunicación. Mi
identidad se nutre con cada pájaro que sale de mi galera.
El Loco -Textos de mi pequeño libro: Mi Loco Peregrino-
Carta 0, El Loco
"Es bueno amar tanto como se pueda,
porque ahí radica la verdadera fuerza,
y el que mucho ama realiza grandes cosas".
-VIncent Van Gogh-
porque ahí radica la verdadera fuerza,
y el que mucho ama realiza grandes cosas".
-VIncent Van Gogh-
Empiezo
mi viaje. Lo veo y me recuerda a un bufón. Al comodín de la baraja española. Un
bufón capaz de gritar al rey sus verdades, sin perder la cabeza. Un comodín que
me reconforta pues es todas las combinaciones, todas las posibilidades. Lleva
un tocado de plumas sobre su cabeza, la pluma, símbolo de rectitud para los
egipcios, diría la diosa Maat. Lleva un bolsito, me han dicho que allí sus
vivencias pasadas, yo creo que allí los elementos que siendo El Mago dispondrá
sobre su mesa en la Carta 1. Colorido su ropaje. Azul de comunión con las
verdades cósmicas e intuición. Rojo marciano, acción. Amarillo como oro
alquímico, inteligencia. Detrás de su figura, naranja, que me recuerda a las
túnicas de los sannyasin, espiritualidad y verde, naturaleza, vida eterna. Le
llaman el Loco pues nadie lo entiende. Nadie sabe dónde apunta su estrella.
Hace según su lógica de inocencia, incomprensible para el resto. Lleva también
una vara; quizá símbolo de poder, como Moisés liberando y guiando a su pueblo
durante cuarenta años por el desierto; quizá símbolo de sacerdocio, como Aarón,
el primer sacerdote de Yavé, cuya vara floreció por milagro. Un perro lo
acompaña, mordiéndole la cola, un guardián, fiel protector, el Loco es Uno con
el Todo. A veces le llaman el Tonto. ¿Cómo podría ser tonto quien hace por
amor? El Loco camina en lo desconocido, en lo insólito. Arte cuando lo observo,
ternura cuando estoy cerca. Su mirada es clara, como una flecha se dirige al
cielo. ¿Quién sabe qué mensaje está escuchando El Loco? Su número, el 0, es el
número de la energía sin principio ni fin. Contemplo en él, la energía como
Fuego Sagrado que se amplía para recordarme que la única certeza es el enigma y
su aventura. El Loco dice que yo también soy peregrina. Hay que despojarse para
ir liviano, a cada instante la Madre Tierra nos habla y Dios nos da sus perlas.
Se dice que de poeta y de loco todos tenemos un poco, de poeta y de loco hay que tener un poco más.
Se dice que de poeta y de loco todos tenemos un poco, de poeta y de loco hay que tener un poco más.
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