Carta 20, El Juicio
“Habiendo dicho esto, llamó a gran voz: “¡Lázaro! ¡Sal fuera!”.
-Juan 11: 43-
-Juan 11: 43-
Tanto esperé sin saber cómo sería, por dónde. Ahora tengo
las certezas que el arcano 20 arroja. 20 es el número del camino de la
sabiduría original y el despertar del hombre. El Juicio es el milagro.
Finalmente. Un niño ha despertado. Lo veo salir de su tumba. Como Lázaro. Su
padre y su madre adoran su venida. Arriba el Ángel del Señor, en un halo de
nubes y llamas, con un estandarte, la cruz amarilla de la resurrección,
heráldica. Toca la trompeta: es la buena noticia. La familia son tres
personajes: el cuerpo, el alma y el espíritu. Están desnudos. Así venimos al
mundo. Así nos vamos. Y así volvemos cuando Dios nos moldea con el mismo barro:
hembra y macho y luego insufla el hálito de vida. Sus cabellos son azules como
el cielo profuso de la carta. Más allá podría ser un desierto, quizá aquel que
caminaron los hebreos durante cuarenta años hasta llegar a Canaán. La trompeta
asemeja la voz del creador, “el trueno que moviliza”, enseña el I Ching. Las
murallas de Jericó cayeron cuando las trompetas sonaron. Se trata de noticias,
anuncios, revelaciones. Espiritualidad y renovación. El Juicio es el arcano de
los secretos descubiertos. Se dice que quien vive en el pecado vive en la
muerte. Entonces el Ángel del Señor, como se lo nombra en la Biblia, viene a
resucitarnos de la llagas, llamándonos a renacer. Resucitamos siendo quienes
somos, en una octava superior. El niño no será el mismo una vez que salió de la
tumba. Conservo a mis ancestros, mi pasado. Aquello que seguiré buscando.
Cuantas veces quise ser como Lázaro, cuánto esperé por quien pudiera
rescatarme. Las llamas del ángel también caen sobre mí, yo también escucho su
trompeta. A pesar de las pruebas, a pesar del desgarro, nazco otra vez a la
vida. Resurjo. Mi fe se volvió compañera del verano. Me entrego al milagro.