Carta 5, El Papa
“Es que, cuando los hombres llevan en la mente un mismo ideal, nada
puede incomunicarlos,
ni las paredes de una cárcel, ni la tierra de los cementerios, porque un mismo recuerdo,
una misma alma, una misma idea, una misma conciencia y dignidad los alienta a todos”.
-Fidel Castro-
ni las paredes de una cárcel, ni la tierra de los cementerios, porque un mismo recuerdo,
una misma alma, una misma idea, una misma conciencia y dignidad los alienta a todos”.
-Fidel Castro-
Más.
Un paso más. Necesario. Vital. Frente a mí, el Sumo Sacerdote. Entro sin voz en
el templo, sus dos columnas refieren la Ley a la derecha y la Libertad a la
izquierda. Ley contenida en la Biblia, Libertad de elegir mi camino. No estoy
sola, dos hombres están siendo aconsejados por el Papa. Ansiosa espero, tengo
tanto por decir, tanto por saber. Por ser perdonado. Él parece haber intuido mi
pensamiento pues me mira a los ojos. Ese hombre tiene fuego ariano en la
mirada. Un fuego flamante, aguerrido. El 5 es el número de la estrella llamada
en Magia, pentagrama, la estrella de cinco puntas. Numerológicamente el número
5 significa la evolución del hombre. Un escalón más que da mi loco, después de
encarnar al Emperador. Ahora es la dimensión de lo espiritual. El sacerdocio.
La enseñanza exotérica. Oral y expansiva. Lleva la corona pontifical. Es el
pastor, la autoridad que cuidará su rebaño. Guía cuya inteligencia y ternura
encontrarán a la oveja perdida. En su mano izquierda un guante, símbolo de
honestidad. Lleva la triple cruz. Con su otra mano hace la bendición. El Papa
representa un aspecto de Dios. Venimos por su sabiduría, su ética que le
permite el criterio y la capacidad de juicio. Su profundo conocimiento de la
verdad y la belleza, la amargura y la esperanza; lo que venimos a buscar. Cerca
del Papa me siento reunida en mi fe. En mi manera de acercarme a la divinidad y
a mis hermanos. Siento la reconciliación de los dos hombres. Ahora es mi turno.