Meditación

Alas y raíces
en el centro
cuando me encuentro
dentro y fuera de mí.





El Sol


Carta 19, El Sol

“Se anima la tierra cuando te levantas.
Cuando brillas como Atón en el día,
huyen ante ti las tinieblas.
Cuando lanzas tus rayos,
das a los Dos Países su fiesta diurna:
despiertos y erguidos están los hombres sobre sus pies
cuando tú los has levantado”.
-Frag. Poema al sol, de Faraón Akenatón (1370 años a.C. aprox.)-

Después de la noche alcanzo el día. Mis ojos apenas pueden con el zenit. El Sol, dios imponente, baña con sus rayos a dos niños. Gotas de él caen sobre nosotros. Más allá un pequeño muro, como reflejo del mundo material. Los niños representan la fraternidad y la unión, la hermandad. Los rayos del Sol alumbran y dan calor. Todo nace, todo resplandece en su dimensión. En una época fue el dios único de Egipto, se lo llamaba Atón. Los obeliscos egipcios eran creados para recibir su energía. Padre, que vivifica todo lo que existe. Astro como el principio creativo y masculino, el líder, dentro de cada ser humano. El encuentro final de la búsqueda alquímica, pues el Sol es el oro. Se lo vincula al signo de Piscis, energía de simpatía, sensibilidad y compasión. Helios, le llamaban los antiguos griegos. Nada escapa a la mirada del Sol. Nada permanece oculto a su inteligencia. No hay secretos. En Astrología se lo estudia como la individualidad, la vitalidad y la totalidad del ser. Algunos lo piensan como la consciencia, la parte iluminada de la mente. Desde tiempos inmemoriales la humanidad ha rendido culto a la Luna y al Sol. En esta instancia de mi peregrinación me siento en paz, a la vez, entusiasmada. Me sumo al juego de los niños, ellos me muestran que detrás de la muralla hay girasoles. Dicen que así debemos ser nosotros, buscar incansablemente la luz. 19 es el número del camino del triunfo. Hay gloria en este paraíso, hay riqueza. La opulencia que el Sol hace brotar sobre la tierra. Inti, lo llamarían los incas. Yo también le digo Padre. Y aunque casi no puedo ver su rostro, sé que recibo una sonrisa limpia y honorable. Mis ideas tienen claridad, me siento grande, digna. Eres lo primero que el Creador quiere que veamos al despertar, Padre Sol, por eso tu inconmensurable amor.