Carta 4, El Emperador
“Saber cómo mirar es una manera de inventar”.
-Salvador Dalí-
-Salvador Dalí-
Está
mirando a la Emperatriz y su reino. Naturaleza y creación humana por doquier,
intensa diversidad que no alcanzan mis ojos. El 4 que forma con sus piernas
invoca el símbolo del planeta Júpiter, el Benéfico mayor, Dios más bondadoso,
la expansión, la ley, el ritual, el maestro. También el número 4 es el cuadrado:
la materia. 4, según la Numerología, es la realización del hombre. 4 las letras
del nombre sagrado de Dios, Iod he vau he, que no deben pronunciarse. Entonces
el Emperador gobierna sobre la materia y también está profundamente ligado al
poder divino. Pienso en el Sol, regente del signo Leo, el rey, quien unido a
las verdades celestes, es la voz de la supremacía, imponiendo el orden en la
Tierra. Pienso en Faraón, rey y dios al mismo tiempo. Pienso en la autoridad,
la administración y la responsabilidad que se necesitan para preservar aquello
que nutre. Su corona, dorada y roja, parece un casco de guerra, voluntad y
dominio, debe haber sido un valiente mago y guerrero, que después de años puede
sentarse en su trono a contemplar la victoria. A disfrutar la riqueza y la
fijeza que el trabajo interior otorga. Lleva el mismo cetro que la Emperatriz,
símbolo de generación, pero en diferente mano, la derecha y activa. Predomina
el azul en su ropaje, un poco de rojo marciano quizá para no perder el recuerdo
de la acción que lo consagró Emperador. El mismo escudo que la Emperatriz, el
águila de Zeus. Si pudiera acceder al rostro de Júpiter sería el del Emperador,
bonachón, altivo. Cabello y barba blancas. El estallido creativo de la
Emperatriz ha de ser dirigido por él, con mando y practicidad. Me entrega un
puñado de semillas de mostaza y las deja en mi palma. Sonríe en una mueca de
grandeza. Explica, como si fuera su joven hija, la difícil travesía de la
semilla hasta convertirse en gigantesco árbol. Me mira y siento que me inventa,
sólida, estable. Mis cuatro elementos a integrar. Cuatro puntos cardinales.
Cuatro letras, hermanas que quizá en muchos años me acompañen en mi reino.